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Nacional

3 de Diciembre de 2012

El camino que llevará a Pedro Aguirre Cerda a la Plaza de la Constitución

José Antonio Gómez, presidente del Partido Radical, hizo un llamado al Ejecutivo para reubicar la estatua del Pedro Aguirre Cerda en la Plaza de la Constitución. En The Clinic Online oímos el llamado del candidato presidencial y lo hicimos nuestro. Nos preguntamos a quién le han ganado los presidentes que están a pasos de La Moneda, qué tienen ellos que no tenga PAC y averiguamos qué es lo que tienen que hacer los radicales para llevarlo donde, según dicen, están los mejores presidentes del país.

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Pedro Aguirre Cerda está emplazado al final del Paseo Bulnes. A su lado hay dos niños con uniforme escolar y bajo todos ellos, la frase con la que todos los escolares aprenden la importancia de su gobierno: “Gobernar es educar”.

¿Hacia dónde mira don Pedro Aguirre Cerda? El Paseo Bulnes, ícono del barrio cívico, se abre hacia La Moneda, y tras él, la Plaza de la Constitución, donde están los presidentes más importantes de la historia republicana. O los últimos tres antes del golpe de Estado. O los que representan los tres tercios que han gobernado el país. O ninguna de las anteriores.

Hace una semana, el senador José Antonio Gómez pidió que la escultura del ex presidente Radical fuera trasladada a este lugar. Después de las fotos, los reconocimientos y las coronas de flores a sus pies, la petición quedó en eso. En una petición. Pero la idea está en el aire y la pregunta, también. ¿Qué hay que hacer para que Pedro Aguirre Cerda llegue a la Plaza de la Constitución?

El proceso
Pese a los dichos del presidente del Partido Radical, actualmente la municipalidad de Santiago no maneja ninguna solicitud de él o de algún otro miembro del radicalismo para trasladar a PAC. Lo último que se registra en relación al presidente es la solicitud de un caballero anónimo que pedía que se tallara en la escultura el nombre de Galvarino Ponce, el artista, y además se agregaran las obras del presidente en alguna parte de la piedra.

Ya sea que José Antonio Gómez o cualquier otra persona quiera trasladar una estatua, sólo tiene que solicitarlo. Las estatuas y monumentos se encuentran en tuición del municipio que administra el territorio, salvo en el caso de la Plaza de la Constitución donde la municipalidad sólo se encarga de la mantención por ser un terreno aledaño a La Moneda. En el fondo, cualquier monumento que quisiera ser trasladado a ese lugar tiene que ser aprobado por la presidencia.

Cualquier persona puede hacer la solicitud. Un ciudadano de a pie, una organización, un partido político. O Leonardo Farkas. Y ojalá que sea Leonardo Farkas, porque el traslado es costoso y, como aclara Aldo Roba, quien trabaja en el área de monumentos públicos de la Municipalidad de Santiago: “No es prioridad del municipio andar moviendo esculturas”.

El costo de una estatua puede rondar los 50 millones de pesos, y la manera de financiarla debe quedar establecido en la ley que la apruebe. Porque las estatuas y monumentos del país son leyes. Es decir, se se aprueban en el Congreso, se comunican, se publican, se archivan y se cumplen.

En el caso de un traslado, basta la aprobación del municipio y del Consejo de Monumentos Nacionales. El dinero puede ser asignado de fondos públicos o ser aportado por un privado. Pero en ese caso, la escultura es lo de menos. Lo importante es el pedestal. Así lo explica Luis Montes Rojas, docente de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, doctor en escultura y además, escultor.

“Lo caro es construir un nuevo pedestal. Para mover la escultura hay que desanclarla y botar el pedestal viejo. A veces hay que desatornillar, otras que cortar. Luego se levanta la escultura con grúa, se lleva en un camión, se ancla en el nuevo pedestal. No es un proceso complejo y económicamente, es viable. Mover la escultura es lo de menos”, explica el escultor.

Luis junto a su padre fundieron la escultura de Jorge Alessandri que se encuentra en el lugar donde Gómez quiere que llegue PAC. La Plaza de la Constitución, donde hay tres presidentes y un estatista. La esquina donde podría estar PAC es la de Moneda con Teatinos, donde hoy hay un faro y un carabinero a quien el ex presidente le podría quitar el lugar.

“Un monumento es una manera estética de expresarse sobre el espacio público que viene a reforzar el sistema político que lo propugna” explica Luis. El problema es que para que esto se cumpla, el monumento no debe moverse.

Chile, curiosamente, es un lugar donde los monumentos se mueven. La escultura de Bernardo O’Higgins que se encuentra frente a La Moneda, en la plaza que lleva su nombre. Fue movida del centro a un costado, junto a las oficinas del ejército. Frente a él, se puso a José Miguel Carrera, quien estaba antes en calle Ejército, sin tomar en cuenta las diferencias que tenían ambas figuras cuando convivían en la historia.

La escultura que regaló la Colonia Italiana y dio nombre a la Plaza Italia fue movida al lado norte para ceder el espacio central al General Baquedano, y hace un tiempo se pensó poner el memorial de Jaime Guzmán en el mismo lugar. La estatua de Andrés Bello que está frente a la Casa Central de la Universidad de Chile estaba originalmente en donde hoy está el ex congreso nacional. Y así.

En la Plaza de la Constitución, la única estatua que siempre ha estado es la de Diego Portales, que se ha movido hacia atrás, pero siempre frente a la puerta norte de La Moneda. “En ese sentido, las esculturas son mensajes políticos directos enfocados a la educación del pueblo”, explica Luis. “La pregunta sobre si mover o no a Pedro Aguirre Cerda sería hasta qué punto le conviene al poder político levantar una figura cuyo eje es la educación”.

Una esquina en la Plaza de la Constitución
El lugar al cual se quiere trasladar a Pedro Aguirre Cerda era, hasta mediados del siglo pasado, ocupado por el Ministerio de Guerra y Marina. Luego fue un estacionamiento. Después se planteó como plaza en un proyecto que buscaba hermosear La Moneda y sus alrededores luego de haber sido afeada por los bombardeos de aquel 11 de septiembre. Los presidentes no llegaron a ese lugar hasta lo ’90, como un gesto de reconciliación política posterior a la dictadura.

Primero llegó Jorge Alessandri Rodríguez, quien se estacionó en 1995 vistiendo abrigo y bufanda. Enfrentado a él, Eduardo Frei padre, quien llegaría un año después a calle Morandé, con dos fornidos mineros a sus pies. Siguiendo por ahí, hacia el sur, está Salvador Allende, cuya figura se acerca a la mítica puerta de Morandé 80.

“Hay que ver el valor político que se le asocia a la figura que está en la plaza, y ahí habría un empate de los tres tercios históricos que configuraron el panorama electoral hasta el golpe” dice Luis Montes. Bajo esa lectura, Pedro Aguirre Cerda no tendría espacio. Su tercio ya habría sido ocupado por Allende, quien camina envuelto en la bandera chilena cual Cecilia Bolocco el 2001.

Pero además de su figura asociada a la izquierda, el problema sería el mensaje que se quiere relevar de la figura. La pregunta es si la educación asociada al Estado tiene lugar en esa plaza.

“Desde la Dictadura, quien quiera jugar con la frase de ‘Gobernar es educar’ juega con una granada en la mano. Poner la estatua de Pedro Aguirre Cerda sería para que todo el mundo fuera a hacer las marchas a la estatua de Pedro Aguirre Cerda”, explica el historiador Pablo Artaza.

El problema no es él en sí. Tampoco es el radicalismo. El problema es su pinta de profesor, el problema son los escolares. El problema es la frase bajo sus pies.

Sin embargo, no hay de qué preocuparse. Como revela al final de esta historia Aldo Roba, el funcionario de la Municipalidad, hace unos diez años la familia del ex presidente presentó una solicitud para trasladar la escultura a la esquina sur-poniente de la plaza, la cual fue desestimada por no tener relación estética con las otras esculturas. “Se hicieron ensayos de ubicarlo, algún mono existió pero se determinó que no tenía la calidad artística que tenían las otras esculturas. Por lo tanto, se estimó que era conveniente llamar a un concurso y hacer un monumento nuevo, lo que quedó al debe”, revela Roba.

Al final, la idea de mover a Pedro Aguirre Cerda está muerta desde el comienzo. Si se volviera a solicitar, la municipalidad ya tiene su respuesta: apuestan por construir una nueva. Y para eso, como para todo, hace falta voluntad política, una política que mueva a alguien más que a José Antonio Gómez.

Así las cosas, no habrán marchas que culminen en la Plaza de la Constitución, donde los presidentes que sí están se encuentran demasiado alto, demasiado lejos de la calle. Tampoco ahora, porque el Paseo Bulnes queda lejos del recorrido histórico de las movilizaciones. Y Pedro Aguirre Cerda seguirá ahí. ¿Y hacia dónde mira? No es a La Moneda, tampoco es una mirada perdida. Mira a los niños que tiene junto a él.

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