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Nacional

3 de Diciembre de 2012

Los fantasmas que asustan a Perú ante un eventual triunfo en La Haya

Aunque las autoridades de ambos países se han mostrado partidarios de la vía legal y suelen destacar el buen momento de las relaciones bilaterales, en Lima existe el temor de que un fallo favorable en La Haya pueda remover las aguas militaristas en Chile, más aún si este se conocerá en plena campaña presidencial.

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Patricio López, gobernador de Arica, llegó el viernes hasta el complejo fronterizo Santa Rosa acompañado de su gabinete y del Seremi de Salud de Arica, Luis Sandrock, para participar en la primera actividad binacional de prevención del VIH Sida en el día mundial de esa enfermedad. Acompañado de autoridades peruanas y de una mascota con forma de condón, López regaló preservativos y folletos educativos para prevenir el contagio de la enfermedad y habló de la importancia del trabajo binacional.

A esa misma hora, pero mil trescientos kilómetros al norte, el presidente Sebastián Piñera y su colega peruano Ollanta Humala, se daban la mano en Lima y en una conferencia de prensa conjunta se comprometían a respetar el fallo de La Haya sobre el juicio entablado por Perú a Chile y que hoy abre su fase oral con la presentación de los argumentos peruanos ante la Corte Internacional de Justicia.

Ambas actividades reflejan el tono oficial que los gobiernos de lado y lado han querido darle al litigio: pase lo que pase ambos países seguirán siendo vecinos y el conflicto marítimo se debe solucionar por la vía legal.

“Los estados democráticos y pacifistas apuestan por la solución armoniosa de los conflictos, Perú acá tenía uno y entonces hemos optado por un camino democrático, aceptado por ámbos países, de la jurisdicción internacional”, dice apegado a esa línea a The Clinic Online desde Lima el congresista del oficialismo Fredy Otarola, estrecho colaborador del presidente Humala.

“Acá hay un aprecio por el pueblo chileno y las diferencias de políticas de gobierno, no deben perjudicar, sino mas bien unir a fin de trabajar en conjunto por nuestros pueblos”, dijo a su vez el congresista de la centroderecha Fernando Carmona.

Pero detrás de este discurso hay un miedo latente en Perú.

Fuentes del oficialismo peruano señalan que en Lima existe el temor de que un eventual fallo favorable para su país pueda desenterrar el “militarismo chileno”.

“El próximo año ustedes tienen elecciones, entonces nadie va a querer quedar como el perdedor frente a Perú, un rival histórico y eso nos hace temer que se puedan reavivar nacionalismos o posiciones bélicas”, señaló una fuente cercana a Humala desde Lima.

En Perú existe un clima de tranquilidad frente al fallo, pues a diferencia de lo que la semana pasada trataron de instalar Ricardo Lagos y Eduardo Frei tras su visita a La Moneda respecto a que la corte de La Haya podría emitir un fallo “salomónico” o equitativo, en el Palacio de Torre Tagle, donde funciona la cancillería peruana, están confiados en tener elementos de sobra para que exista un fallo favorable a su posición dentro de los marcos legales, el mismo sentimiento que tiene Chile sobre su postura.

Precisamente esto explica el temor peruano a que este lado pueda desconocer un fallo como lo hizo Colombia a pesar de que el ex presidente Álvaro Uribe se comprometiera con su colega Daniel Ortega en la cumbre de Santo Domingo de marzo del 2008 a respetar el fallo de La Haya.

Y -peor aún- despertar en Chile la idea de que las armas podrían dar una solución más apropiada.

“El armamentismo chileno siempre ha sido una incógnita y esperemos que la respuesta no esté en el fallo de La Haya”, explican desde Lima.

Además en Lima se habla de que uno de los aspirantes a La Moneda es precisamente un ex ministro de defensa que en algún momento habló de unas fuerzas armadas listas para defender la soberanía nacional.

Precisamente para evitar este fantasma, en Perú se ha trabajado desde que asumió Piñera bajo la consigna de que el litigio en la CIJ es una cosa y las relaciones diplomáticas son otra. Por eso mismo, a diez días de ser electo, Humala visitó a Piñera en La Moneda y desde el inicio de su gobierno ha tenido una serie de señales hacia Santiago que instalen la idea de paz y respeto al fallo.

Desde Santiago, la idea de un brote militarista se ve como una locura. Sin embargo, buena parte de esa idea se basaba en que hasta la semana pasada, nunca se había hablado de la posibilidad de un fallo negativo para Chile hasta que Piñera desordenó las fichas.

Con su discurso sobre el temor a que se repita lo que pasó en el pleito entre Colombia y Nicaragua y las declaraciones posteriores de Lagos y especialmente Frei sobre no acatar un fallo “salomónico”, La Moneda despertó suspicacia en Perú sobre el compromismo real de Chile de respetar la resolución, sea cual sea.

Aunque los entendidos en la materia descartan la posibilidad del surgimiento de un sentimiento belicista ante una eventual derrota en La Haya, también señalan que nada se puede descartar.

“Uno sabe cómo empiezan los conflictos y no sabe nunca como terminan”, sostiene Raúl Sohr, quien sin embargo cree que la opción de una tensión entre ámbos países no pasará más allá de un par de columnas de opinión a lado y lado.

Pese a esto, estima que cuando Perú tiró este tema a La Haya no sabía qué dinámicas está liberando y aunque el tema transitó meses por un cauce bastante apacible, ahora comienza a agitarse un poco, y pueden intervenir en el futuro una serie de imponderables que incluso son independientes de lo que decida la corte, “por ejemplo si elementos exaltados en Chile agreden a residentes peruanos, de forma desligada de cualquier nivel de autoridad, de igual forma si Perú recibe un fallo adverso, que surja un llamado al boicot del comercio chileno en Perú”.

Eso, en el peor de los escenarios imaginables y entre los especializados en el tema se suele repetir la frase “más vale una mala paz que una buena guerra”.

Algo así fue lo que sucedió entre Chile y Argentina a mediados de la década de los 70s, cuando Buenos Aires desconoció un fallo sobre las islas del Canal del Beagle y preparó una operación militar para ocupar las islas en poder de Chile y que pudo terminar en una guerra si no hubiera sido por la intervención del Vaticano.

Frontera, paz y amor

Un día antes de la actividad en el día del VIH, los clubes Rotary y Los Leones de Arica y Tacna hicieron en la misma frontera una actividad por la paz en la misma frontera donde participaron autoridades de lado y lado. En la zona saben que sea cual sea el fallo, ambas ciudades son hermanas y dependen una de la otra.

Por eso casi cien personas se reunieron en el Cristo de la Concordia en la frontera para darse “un abrazo de paz” y comprometerse a respetar el fallo.

Tanto el cónsul de Chile en Tacna, Patricio Latapiat, el director de la Oficina de Relaciones Exteriores en Tacna, Jaime Miranda, y el alcalde de Tacna, Fidel Carita, tuvieron palabras sobre la armonía entre los países y la necesidad de buenas relaciones.

Sin embargo, entre los ciudadanos de Tacna existen los mismos miedos que tienen las autoridades de Lima.

“La gente que lee y está enterada de las cosas está tranquila, pero la mayoría de los ciudadanos tiene miedo. Ven un camión militar y ya están diciendo, la guerra, la guerra y algunos hasta juntan agua”, dice una periodista de Radio Tacna.

“La gente tiene miedo y puede ser un poco porque eso ya pasó y los recuerdos aún están frescos”, explica.

Según ella, el ambiente es raro en la ciudad. Aunque las autoridades se han preocupado por explicar el proceso y decir que en el peor de los casos, un fallo contrario no cambiaría las cosas, hay cierta desconfianza en el futuro. El viernes la congresista oficialista Natalie Condori, presidenta del Grupo de Seguimiento a demanda ante La Haya, organizó un seminario para explicar los alcances del litigio.

Entre el público, según cuentan desde Tacna, se preguntó más de una vez si era posible que el tema derivara en una guerra.

Las autoridades de la ciudad han sido cautas y un asesor del alcalde de Tacna asegura que tanto el miedo a un hipotético conflicto armado como el antichilenismo, son sentimientos acotados en la ciudad.

“Estas son pues dos ciudades hermanas, acá cruzan todos los días 12 mil personas, entonces lo que menos queremos es cosas como una guerra”, explica.

Con peras y manzanas

Explicada en sencillo, la demanda es así: Chile alega que los acuerdos pesqueros de 1952 y 1954 constituyen en sí un acuerdo limítrofe y así lo han sido en la práctica desde entonces. Perú dice que desde la firma del tratado de 1929 no se han acordado limitaciones marítimas, por lo que ambos países debían sentarse a conversar el tema.

Desde 1986 que Lima ha venido tocando la puerta de la cancillería chilena y la respuesta siempre ha sido la misma: no hay temas pendientes y no vamos a negociar nada. En el 2000 el tema se reactivó con fuerza hasta que en el 2004, cuando Soledad Alvear era canciller de Ricardo Lagos, Perú envió una nota diplomática pidiendo discutir el tema.

Cuatro años después, en enero del 2008, la demanda se concretó bajo el Gobierno de Bachelet, y fue este mismo el que en junio del 2009, a través del entonces canciller, Mariano Fernández, decidió no presentar la figura de “excepciones preliminares”, que habrían permitido al país cuestionar la competencia del tribunal.

Sin embargo, expertos en la materia dicen que era imposible evitar ir a La Haya, ya que desde que se firmó el Pacto de Bogotá en 1948, el país reconoce jurisdicción a la CIJ y para eludir una demanda se debería haber abandonado ese pacto, proceso que dura un año y período durante el cual Perú habría presentado su demanda sin duda alguna.

Además del ejercicio de soberanía y los dos acuerdos pesqueros del siglo pasado, dentro de los argumentos que presentará Chile el jueves, cuando le toque su turno de exponer ante la corte, está el antecedente de que Perú tomó para su delimitación marítima con Ecuador estos mismos acuerdos pesqueros y la proyección de su zona económica exclusiva, empleando un paralelo en ese límite y no una línea diagonal como quiere Lima en el caso con Chile.

Este argumento era sólido hasta que en mayo del año pasado Ecuador -tras una serie de negociaciones y concesiones de Perú- firmó con Lima una carta sobre límites marítimos. Si bien eran básicamente los mismos que incluyen los acuerdos pesqueros, el nuevo documento podría servir a Perú para alegar que aún no ha cerrado su delimitación de manera oficial con Chile, el argumento base de su demanda.

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