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Poder

4 de Diciembre de 2012

Tironi y la Adimark: Personeros de Gobierno prefieren romper el termómetro antes que ver resultados demasiado bajos

En el espacio dedicado a las editoriales de El Mercurio, el sociólogo Eugenio Tironi analiza las causas del posible hundimiento de la encuesta Adimark, del amigo de Piñera, Roberto Méndez, y las consecuencias negativas que le ha traído la medición mensual al La Moneda. Tironi asegura que “sin la mencionada medición habrá menos control ciudadano […]

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En el espacio dedicado a las editoriales de El Mercurio, el sociólogo Eugenio Tironi analiza las causas del posible hundimiento de la encuesta Adimark, del amigo de Piñera, Roberto Méndez, y las consecuencias negativas que le ha traído la medición mensual al La Moneda.

Tironi asegura que “sin la mencionada medición habrá menos control ciudadano sobre un núcleo que, por definición, prefiere la opacidad a la transparencia, la independencia a la rendición de cuentas”.

En la misma línea el analista advierte que “Se debe admitir que para el Gobierno las encuestas periódicas se habían vuelto una pesadilla. No había mes que no marcara cifras que echaban abajo sus expectativas, derrumbando de paso las sesudas interpretaciones que los analistas afines habían levantado para explicar su inusitada impopularidad”.

Estos efectos negativos también lo fueron alguna vez para gobiernos anteriores, “pero éstos estaban formados por personeros que se resignaban más fácilmente a las injusticias de la vida; no como éste, encabezado por personas que están dispuestas antes a romper el termómetro que a conceder que las cosas no resultaron como fueron planeadas”.

Sin un instrumento que lo acogote con cifras en cada comienzo de mes el gobierno tendrá que “hacer lo que tiene que hacer” sin la presión de tener que ser necesariamente popular asegura Tironi en el su espacio en el diario de Edwards.

Para lograr objetivos de más largo plazo sin estar minuto a minuto midiendo la popularidad “no basta con romper el termómetro. El oficialismo debe, además, sofisticar un poco su lectura de la sociedad chilena. Él nunca ha podido encajar intelectualmente cómo es esto de que, con tan buenos indicadores económicos, el Presidente y el Gobierno sean tan impopulares. Éste es un hecho real, no una fantasía de las encuestas, como lo probó la reciente elección municipal”.

Tironi tira líneas respecto a lo que el gobierno debería hacer argumentando que “los chilenos -así como depositamos en nosotros mismos, y no en el Estado, la responsabilidad de progresar- imputamos a nuestro propio esfuerzo e inventiva -y no al Gobierno- los buenos resultados económicos. En otras palabras, hemos terminado con esa idea medio socialista de que son los gobiernos los responsables del desempeño económico y del éxito económico de las personas. Hemos alcanzado, quizás sin quererlo, esa gran utopía de desacoplar la esfera de la economía de aquella de la política, esa donde convergían los sueños de Jaime Guzmán con los de Sergio de Castro”.

La tesis del sociólogo que estuvo en la última campaña de Frei, y muchas otras es que el mayor logro de esta administración puede ser “la confirmación del anhelado descalce entre progreso material y gestión gubernamental. En este sentido, el Presidente Piñera no debiera sentirse abatido por lo que indican los termómetros, sino estar orgulloso por el testimonio que está ofreciendo, que nos permite corroborar que el bienestar del país ya no depende del gobierno de turno”.

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