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Cultura

3 de Febrero de 2013

El negocio de Hendrix no se agota

Vía El País Con la realeza del rock’n’roll literalmente rendida a sus pies, ese prodigio de la guitarra eléctrica conocido como Jimi Hendrix (1942-1970) estaba obsesionado a principios de 1968 en expandir sus horizontes musicales, quería explorar nuevos sonidos y estilos, buscar otros compañeros de viaje. “Jimi era un alma inquieta”, le define el colaborador, […]

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Vía El País

Con la realeza del rock’n’roll literalmente rendida a sus pies, ese prodigio de la guitarra eléctrica conocido como Jimi Hendrix (1942-1970) estaba obsesionado a principios de 1968 en expandir sus horizontes musicales, quería explorar nuevos sonidos y estilos, buscar otros compañeros de viaje. “Jimi era un alma inquieta”, le define el colaborador, amigo y veterano productor Eddie Kramer a la hora de dar cuenta de una colección de grabaciones de estudio inéditas que saldrán al mercado el 5 de marzo y que son el reflejo de ese empeño de Hendrix por imprimir un cambio de dirección cuando su entonces corta pero meteórica carrera se hallaba en el pico.

Cuarenta y tres años después de la muerte del artista estadounidense, cuyo legado ha sido explotado en una docena de discos póstumos que cuadruplican los que publicó en vida, no puede decirse en puridad que los doce títulos recogidos en el álbum People, hell & angels constituyan un descubrimiento para el público. Casi todos ellos ya habían salido a la luz de una u otra manera. “Los temas pueden resultar familiares, pero su ejecución es totalmente diferente”, defienden los artífices de esta nueva entrega que se centra en la etapa más experimental del guitarrista y compositor, aquella en la que está soltando amarras del trío The Jimi Hendrix experience y en la que, para algunos de sus incondicionales, creó quizá su mejor música.

El corte Hear my train a comin’ y su poderosa sección rítmica recogen la primera sesión de estudio con el bajista Billy Cox —un viejo colega de sus tiempos de movilización en el ejército de Estados Unidos— y el batería Buddy Miles, el tanteo y el germen de una sólida colaboración que acabaría proyectándose en el legendario álbum grabado por los tres en directo Band of gypsys (1970). Hendrix indagó con Cox y Miles nuevas aproximaciones a temas que hasta hoy conocíamos en un formato diferente, como Earth blues, quiso reinterpretar el blues en un homenaje al maravilloso artista del género Elmore James (y su composición Bleeding hart), y acudió al saxofonista Lonnie Youngblood, quien fuera reconocido antes que él, para versionar Let me move you.

Entre el ramillete de temas grabados por Hendrix durante aquella etapa de 1968-69, en estudios de grabación pequeños, independientes y alejados de los grandes sellos, destaca también su interpretación de Crash landing en compañía de Cox y del batería Rocky Isaac. Porque se trata de la grabación original, no de la versión recogida en unos de sus álbumes póstumos cuyos arreglos y añadidos posteriores generaron en su día gran polémica por desvirtuar probablemente el material primigenio.

Los acordes de ese Hendrix más a pelo, el que se sabía capaz de “crear sonidos que nadie había creado antes”, en palabras de Kramer, han acompañado esta semana la presentación europea de People, hell & angels en el pub londinense The Bag O’ Nails, un escenario esencial en la biografía de ese virtuoso de la guitarra, nacido en Seattle como Johnny Allen, rebautizado por su familia como James Marshall y erigido en megaestrella bajo el nombre de Jimi Hendrix.

Corría finales del año 1966 y él tenía 24 años cuando sus actuaciones en aquel local del Soho llevaron a gente como Eric Clapton, Jeff Beck, Paul McCartney o John Lennon a quitarse el sombrero. Uno de los músicos más imaginativos e influyentes de la música popular del siglo XX habría cumplido 71 años este 2013. El filón aparentemente inagotable de su herencia musical acaba de traducirse con People, hell & angels en “el último álbum de estudio de Jimi Hendix”. No habrá más, palabra de Kramer. Otra cosa son las grabaciones en directo, la música y las imágenes de las que sus herederos todavía confían en extraer muchos réditos. Pero, hablando desde un punto de vista puramente musical y al margen del negocio, bien puede sostenerse que el último album póstumo del revolucionario de la guitarra es uno de los lanzamientos de material de archivo más importantes del presente año.

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