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Mundo

21 de Marzo de 2013

Recetar placebo es más común de lo que se cree

El doctor Jeremy Howick, de la Universidad de Oxford, y el profesor George Lewith, de la Universidad de Southampton lo venían sospechando. Sabían que estudios en Estados Unidos y Europa indicaban que la gran mayoría de los doctores lo hacían, y no se equivocaron. Según una encuesta hecha a 783 médicos del Reino Unido, el […]

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El doctor Jeremy Howick, de la Universidad de Oxford, y el profesor George Lewith, de la Universidad de Southampton lo venían sospechando. Sabían que estudios en Estados Unidos y Europa indicaban que la gran mayoría de los doctores lo hacían, y no se equivocaron.

Según una encuesta hecha a 783 médicos del Reino Unido, el 97% admitió haberle dado al menos una vez algún tipo de placebo a sus pacientes.

El estudio publicado este miércoles en la revista científica PLoS One indica que los doctores que han prescrito placebos puros e impuros lo hicieron en su mayoría para inducir un efecto psicológico al tratamiento, por petición del paciente o para tranquilizar al paciente.

De acuerdo con los especialistas, los placebos impuros son tratamientos no demostrados, como el uso de antibióticos cuando se sospecha de infección viral, o -más comúnmente- exámenes físicos que no son esenciales y análisis de sangre realizados para calmar al paciente.

Mientras que los placebos “puros” son tratamientos como pastillas de azúcar o inyecciones salinas que no contienen ingredientes activos.

“Potencialmente, el placebo puede ayudar a la gente si se usa con ética. Pero también pueden generar costos si se usa inapropiadamente”, le dijo a BBC Mundo Jeremy Howick, coautor de la investigación.

“Antes de determinar los costos y beneficios potenciales, necesitamos saber si (los médicos) lo usan y con cuanta frecuencia. Y pudimos ver que es muy común a pesar de que es considerado antiético”.
Cuestión de ética

BBC Mundo consultó a varios doctores sobre las implicaciones éticas de administrar placebo a los pacientes. Todos consideraron antiético su utilización.

El médico de cabecera en España Efrén Moncada rechaza completamente el uso de estas sustancias en principio inocuas.

“Tenemos que tomar en cuenta el principio de la beneficencia, que con los placebos se pone en duda. Teóricamente nosotros debemos dar el mejor tratamiento posible en pro del paciente”, agrega.
Howick aclara que él no considera antiético utilizar placebo, siempre y cuando no se mienta al paciente.

“En algunos casos, administrar placebo involucra engañar al paciente, como cuando el doctor le dice que le está dando un medicamento y en vez le suministra una solución salina. Pero en otros casos es cuestión de ofrecer sugerencias positivas”, explicó el experto.

El profesor Ted Kaptchuk, de la Universidad de Harvard, se ha especializado en los efectos del placebo.

En 2012 publicó un estudio que reveló mejoras en pacientes que se sometieron a este tratamiento inofensivo sabiendo de lo que se trataba, e informados de la posibilidad de una mejora.
Kaptchuk también realizó otros experimentos donde al suministrar placebo advertía de posibles “efectos secundarios” y, en consecuencia, los pacientes informaban de quejas y dolencias.

Una segunda opción

El profesor George Lewith, coautor del estudio actual, explicó que otros trabajos realizados por la Universidad de Southampton han demostrado que los placebos “pueden ayudar a mucha gente y ser efectivos mucho tiempo después de su administración. El efecto placebo funciona liberando los analgésicos naturales de nuestro cuerpo”.

Si bien varios estudios han comprobado los beneficios del placebo, Jeremy Howick aclara que sería antiético tratar a un paciente con placebo cuando existe un tratamiento clínicamente comprobado.

No obstante, Howick justifica el tratamiento con placebo cuando el paciente ya ha probado otras opciones farmacológicas y éstas o bien no funcionan o tienen serios efectos secundarios. “En estos casos que sabemos que el placebo puede funcionar y lo damos en una forma ética, informando al paciente, podría ser beneficioso”.

Ni siquiera en estos casos Moncada recomienda el uso de placebos. “Considero que el cerco es muy estrecho”.

“Nosotros normalmente tenemos un plan A, un plan B y un plan C. Podemos usar diversos fármacos. Yo particularmente trabajo con medicina basada en evidencia, sobre todo a nivel farmacológico”, agrega el médico.

“Lo que no veo normal es que se prescriba un placebo por patologías banales. Creo que es más importante un buen trabajo de educación y comunicación”.

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