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Cultura

6 de Junio de 2013

Francisco Ortega: “Todos los superhéroes corresponden al mismo modelo que es el que se inventó hace 75 años”

Luego del éxito de sus novelas gráficas 1899 y Mocha Dick, el guionista chileno ahora ha sido requerido por Codelco para crear al superhéroe Cobre, un operario de Chuquicamata con los superpoderes que el material chileno le entrega.

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Francisco Ortega y Nelson Dániel habían trabajado juntos en 1899, una novela gráfica que toma las figuras de Arturo Prat y Miguel Grau y las fusiona con la ciencia ficción. Ambos tenían la idea y las ganas de hacer un superhéroe chileno, “porque si bien hay, nosotros habíamos hecho hartas historias, pero nunca un personaje. Y queríamos hacer uno”, dice Ortega.

Justamente de Codelco se acercaron a ellos en busca de un personaje para la empresa nacional. No querían algo muy institucional así que se les ocurrió que se tratara de un trabajador de Chiquicamata, Antonio Aruni y que “sus aventuras sirvieran para enseñarle a los niños sobre el cobre. Y hacerlo muy como se haría en Marvel o DC. Qué se yo, un superhéroe que trabaja en un lugar real pero que sus aventuras son imposibles. Y buscar un origen que tenga que ver no sólo con el cobre sino con toda la herencia mitológica del norte de Chile”.

Este es un tema que siempre ha interesado también a Ortega: la mitología, la fantasía. Torcer la historia y mezclarla con ciencia ficción, simplemente “porque nadie lo está haciendo. Y porque me parece que la historia de nuestro país es el origen para poder contar cualquier otra historia”, cuenta el periodista y señala que algo que le atraía de este proyecto era poder trabajar con el norte, ya que otras historias como El horror de Berkoff, habían acontecido en el sur. El guionista de cine y cómics cuenta que tenía ganas de poder “trabajar con un arquetipo que siempre me había gustado mucho que es el Gigante de Atacama que es un geoglifo que está allá, trabajar con los mitos Aymara”.

Proveniente de una familia evangélica misionera y también católica, Ortega se crió leyendo la Biblia: “eran como tareas para la casa”. Aclara que aunque ya no es creyente, la lectura diaria “te crea un tremendo background”, dice el fanático de los comics que creció leyendo a Mampato.

Hablas de Marvel y DC, ¿te inspiraste en alguno de sus superhéroes para Cobre?
Desde Superman en adelante, o sea, estás trabajando con un arquetipo. Todos los superhéroes corresponden al mismo modelo que es el que se inventó hace 75 años: la identidad secreta, el traje enmarcarado con capa, el símbolo. Que el nombre coincida la primera letra del nombre con la primera del apellido, como Peter Parker o Reed Richards. Entonces hay muchos homenajes al género. Queríamos tomar ese arquetipo y crear una versión muy local, en el sentido de que el cobre es chileno, los mitos son chilenos, aunque el traje tenga reminiscencias del comic norteamericano, pero es la idea. Si vas a hacer un superhéroe está pensado en el público infantil, juvenil, entonces tampo puedes hacerlo vestido de minero o de obrero.

¿Cómo crees que la novela gráfica chilena puede tener éxito cuando hay tanta influencia de afuera?
Básicamente mostrando lo que tenemos acá. Analiza cuál es el autor de narrativa más interesante afuera, que tiene mejor carrera. Pienso en Coloane, que llama la atención lo exótico, lo legendario que él trabaja. Y es lo mismo, en el caso de Mocha Dick agarramos la leyenda indígena de la ballena blanca con la presencia real de la ballena blanca en Chile y que inspira a Melville y como que todo el mundo se ha maravillado con él no tenían idea que Moby Dick era chilena. Y si tú agarras un ejemplar de Moby Dick de los años ’50, editado en Norteamérica viene con esos apéndices y dice que la ballena blanca era chilena. Entonces hay un montón de mitos, historias chilenas que no han sido contadas y que dan material para ser contado de forma distinta.

Tú también tienes cuentos sobre vampiros y zombies ¿cómo buscas darles localidad a esos arquetipos?
Vampiros en Chile se han hecho hace mucho rato y lo que pasa es que hay que darle una vuelta de tuerca y buscar quizás de no hacer Drácula en Chile. Vincularlo con La Quintrala, con un montón de personajes que son muy góticos y que te permiten jugar y darlos vuelta. En 1899 Pratt se convierte en un personaje que va a La Antártica y descubre los dioses primigenios de Lovecraft. Puede parecer raro, pero en el fondo la inspiración de Lovecraft para escribir En las montañas de la locura, viene precisamente de los relatos que un norteamericano llamado Jeremiah Reynolds hizo del sur de Chile y los publicó en Nueva York. Y Reynold es el mismo que reporteó la historia de Mocha Dick y la agarra Melville y escribe Moby Dick. Entonces viene este gringo en el siglo XIX, reportea un montón de cosas raras y las agarran otros gringos y las convierten en novelas de alcance universal. Básicamente lo que yo estoy haciendo es devolver la mano.

¿Qué hay en la mitología y en la fantasía que te garra tanto?
Que me permite hablar de otras cosas. En el fondo Mocha Dick habla de la maduración y del rescate de la tradición mapuche a través de una historia fantástica. 1879 es un rescate de la historia de Chile, contarla de otra forma. Las clases de historia de Chile siempre me parecieron muy aburridas. Yo me enamoré de la historia después solo, leyéndolo por mi cuenta. Y me parece que hay mucho material demasiado rico, demasiado exquisito que se está perdiendo para las nuevas generaciones.

¿Por qué Berkoff y 60 Kilómetros son tus trabajos más personales?
Son muy autobiográficas. Si bien 60 Kilómetros tienen varios elementos fantásticos, esos tienen que ver con la imaginación del narrador y las cosas que lee y ve. Y en ese sentido, la historia real del viaje entre Temuco y Victoria es una historia que me pasaba a mí. Berkoff es regresar a tu pueblo de origen y encontrarte con los fantasmas que dejaste, que son fantasmas morales. Y que se mezclan con los sobrenatural dentro de la historia. Pero el verdadero horror de Berkoff no es lo que hay en la casa embrujada, sino el hecho de volver a tu lugar de origen y sentirte un alienígena que es algo que me pasa mucho desde que me vine a Santiago cuando vuelvo al sur. Quizás por eso vuelvo tan poco.

Aparte de Mampato, ¿qué otras influencias tienes?
El Eternauta para mí es clave. Oesterheld es un narrador para mí fundamental. Y Will Eisner. Me gusta mucho Carlos Giménez como narrador, que es un español. Alan Moore, Grant Morrison.

¿El Eternauta I o II?
Me gusta más el I. Encuentro que está mejor armado. El II es desordenado pero también está la idea de que Oesterheld no alcanzó a terminarlo. Lo detuvieron el ’76, lo desaparecieron y es probable que el final de El Eternauta no haya sido escrito por él, sino por Solano López o algún escritor fantasma. Es muy probable y por eso es tan irregular El Eternauta II. Y es mucho más duro políticamente.

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