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Cultura

18 de Junio de 2013

El testamento de Trotsky

Acaba de llegar una serie de libros baratos, breves y de finísimo diseño: la colección Great Ideas del sello Taurus, textos claves de grandes pensadores, de Cicerón a Proust. Aquí, el testamento de León Trotsky. Pie de foto: Trotsky junto a su esposa, Natalia Ivanovna Sedova. Mi elevada presión sanguínea (que sigue subiendo) está engañando […]

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Acaba de llegar una serie de libros baratos, breves y de finísimo diseño: la colección Great Ideas del sello Taurus, textos claves de grandes pensadores, de Cicerón a Proust. Aquí, el testamento de León Trotsky.

Pie de foto: Trotsky junto a su esposa, Natalia Ivanovna Sedova.

Mi elevada presión sanguínea (que sigue subiendo) está engañando a quienes me rodean sobre mi estado real. Estoy activo y soy capaz de trabajar, pero es evidente que el desenlace está cerca. Estas líneas se harán públicas después de mi muerte.

No siento la necesidad de refutar aquí una vez más las estúpidas y viles calumnias de Stalin y sus agentes: no hay ni una sola mancha en mi honor revolucionario. Nunca he participado, ni directa ni indirectamente, en ningún acuerdo oculto, ni siquiera en negociaciones con los enemigos de la clase trabajadora. Miles de opositores a Stalin han caído víctimas de falsas acusaciones parecidas. Las nuevas generaciones revolucionarias rehabilitarán su honorabilidad política y se ocuparán de los verdugos del Kremlin de acuerdo con lo que se merecen.

Les doy las gracias de todo corazón a los amigos que se han mantenido fieles a mí durante las horas más difíciles de mi vida. No menciono a nadie en particular porque no puedo nombrarlos a todos.
No obstante, considero justificado hacer una excepción en el caso de mi compañera, Natalia Ivanovna Sedova. Además de la felicidad de ser un luchador por la causa del socialismo, el destino me deparó la felicidad de ser marido de Natalia. Durante los casi cuarenta años de nuestra vida juntos, ella ha seguido siendo una fuente inagotable de amor, magnanimidad y ternura. Padeció grandes sufrimientos, sobre todo en el último período de nuestras vidas. Pero me consuela algo el hecho de que también conoció días de felicidad.

Durante cuarenta y tres años de mi vida consciente he seguido siendo un revolucionario; durante cuarenta y dos de ellos he luchado bajo el estandarte del marxismo. Si tuviera que volver a empezar desde el principio, naturalmente intentaría evitar éste o aquel error, pero el rumbo principal de mi vida seguiría siendo el mismo. Moriré siendo un revolucionario proletario, un marxista, un materialista dialéctico, y por consiguiente un ateo irreconciliable. Mi fe en el futuro comunista de la humanidad no es menos ardiente, de hecho hoy en día es más firme que en los días de juventud.
Natasha acaba de acercarse a la ventana desde el patio y la ha abierto más para que el aire pueda entrar más fácilmente en mi habitación. Puedo ver la franja de hierba verde brillante que hay al pie de la tapia, y la luz del sol por todas partes. La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la limpien de todo mal, de toda opresión y violencia, y que disfruten plenamente de ella.

L. Trotsky
27 de febrero de 1940, Coyoacán.

Todas las posesiones que queden después de mi muerte, todos mis derechos de autor (los ingresos procedentes de mis libros, artículos, etcétera) deben ponerse a disposición de mi esposa.

UN LLAMAMIENTO A LOS ESFORZADOS,
OPRIMIDOS Y EXHAUSTOS PUEBLOS DE EUROPA
León Trotsky
Taurus, 2012, 152 páginas

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