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Poder

4 de Septiembre de 2013

Gonzalo Rojas e interpretaciones del golpe: “El primero que se ha equivocado es el Presidente Piñera”

El abogado Gonzalo Rojas expuso en su columna de hoy de El Mercurio los “errores históricos” que, a su juicio, por estos días se han cometido en torno a las responsabilidades que cada sector tuvo en el golpe de Estado de 1973. “El primero que se ha equivocado es el Presidente Piñera. Ha afirmado el […]

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El abogado Gonzalo Rojas expuso en su columna de hoy de El Mercurio los “errores históricos” que, a su juicio, por estos días se han cometido en torno a las responsabilidades que cada sector tuvo en el golpe de Estado de 1973.

“El primero que se ha equivocado es el Presidente Piñera. Ha afirmado el Mandatario que hubo fuerzas políticas que “debilitaron la democracia”. Hasta ahí llegó. No quiso decirlo con todas sus letras: la UP fue un intento por convertir a Chile en una sociedad comunista. “Debilitar la democracia”: ese es el límite que le parece razonable al Presidente para interpretar el 11 de septiembre. Pero cuando se quiere jugar el papel de estadista conciliador, la verdad se escapa; y cuando la verdad se fuga, los liderazgos se esfuman”, expone.

El columnista continúa señalando que “ha errado también Óscar Guillermo Garretón. Su aparente buen análisis queda contrastado con una afirmación tan insólita como esta: “La violencia fue culpa de todos”. No, simplemente, eso es inaceptable, porque hubo quienes propiciaron la violencia de palabra, la ejecutaron de obra y la validaron una vez perpetrada: fueron los marxistas”.

“No acierta tampoco Joaquín García-Huidobro, cuando afirma que la mirada historiográfica señala que los marxistas fueron “gente que de un día para otro quiso hacer la revolución”. Nada de eso: se ha mostrado que fueron décadas preparándola, décadas sembrando el odio, décadas advirtiéndonos que nos iban a derrotar para hacer de la revolución una ciencia exacta”, agrega.

“Y nos queda Hernán Larraín. Que cada uno pida perdón por lo que quiera, siempre que sea concreto y determinable y que, además, signifique reparaciones específicas. El punto no es ese aquí. Lo que al historiador le llama la atención de sus declaraciones es esta afirmación: hubo una “crisis política, económica y social que los líderes de la época fracasaron en evitar”. Pareciera que había una fuerza cósmica, suprapersonal, con la que nadie pudo lidiar, una especie de ley histórica que requería de políticos excepcionales. No. El mismo Larraín insinúa que lo que hubo fue un deliberado intento, perfectamente planeado y ejecutado con enorme energía, por convertir a Chile en una sociedad comunista”, concluye.

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