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Nacional

12 de Noviembre de 2013

Padre de menor afectado por En su propia trampa interpone querella y acusa atentado a la dignidad

Este sábado el padre del menor E.A.L.C interpuso una querella en contra de En su propia trampa por el programada emitido el 30 de septiembre en el que el joven, de 16 años al momento en que se grabó el show televisivo, es engañado para cometer un supuesto ilícito, encerrado en un camión y sometido a acciones que constituirían tortura. La acción judicial se suma a la denuncia interpuesta ante la Fiscalía de Puente Alto y las presentaciones ante el Instituto Nacional de Derechos Humanos y el Consejo Nacional de Televisión.

Ivonne Toro Agurto
Ivonne Toro Agurto
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El sábado 9 de noviembre, Sergio Lara Cartes, padre del menor E.A.L.C, presentó una querella por los delitos de secuestro o sustracción de menor de dieciocho años; torturas o apremios ilegítimos; y violación de la privacidad o intimidad, en contra de En su propia trampa de Canal 13 y quienes resulten responsable de los delitos imputados por la transimisión del programa del 30 de septiembre en que su hijo, de 16 años –quien tiene prontuario policial-, fue inducido, sin tener conocimiento de que se trataba de un show televisivo, a delinquir, encerrado luego en un camión y sometido a vejaciones.

La acción, a la que tuvo acceso The Clinic Online, se suma a la denuncia interpuesta a mediados de octubre por la Defensoría Penal Pública de Puente Alto por el mismo hecho ante la Fiscalía y en la que figuran como imputados Emilio Sutherland Soto, César Pérez Maldonado y María Alejandra Quijadas, quienes forman parten del equipo periodístico de En su propia trampa.

En ambas presentaciones se consiga que el joven, quien vive en la calle, habría sido contactado en una comisaría por un actor tras un control de detención y luego el profesional lo habría engañado para que lo ayudara en un supuesto robo. Para ello, se sube a un vehículo donde es privado de su libertad y, como afirma Sutherland en su relato, el niño grita y patea para que lo dejen salir cuando lleva ya más de 15 minutos sin contacto con el exterior. Posteriormente, y tras hacerle creer que se le presentó un fantasma, es bajado del auto y apuntado con armas aparentemente de fuego.

“Luego del episodio ya descrito, mi hijo es llevado hasta un recinto cerrado con característica de galpón o bodega, siendo sometido a una serie de vejámenes constitutivos de apremios psicológicos o mentales. En especial es sometido a realizar diversas acciones de trabajo físico y en general de despliegue corporal, bajo la presión de un grupo de adultos, que simulaban ser una peligrosa banda u organización criminal (…) provistos de objetos que, a simple vista, parecían armas de fuego que se le exhibieron a mi hijo (…) sin perjuicio de someterlo al ridículo público, lo que obviamente atentó contra su dignidad humana y especialmente en contra de su estatuto de niño”, destaca la presentación.

En el texto también se cuestiona “la captura y grabación de hechos de carácter privado” en la casa del querellante “lo que se realizó de manera subrepticia por personas relacionadas con el programa En su propia trampa, que se hicieron pasar por profesionales del área de protección de la infancia o de rehabilitación de la drogadicción y funcionarios municipales, o al menos así se identificaron”.

La polémica
>La primera denuncia sobre este caso, interpuesta por la Defensora Penal Pública, Georgina Guevara ante la fiscalía de Puente Alto, fue complementada con una presentación ante el Instituto Nacional de Derechos Humanos y otra ante el Consejo Nacional de Televisión en que se abogó por el necesario respeto de los derechos del menor, más allá de su situación procesal. Posterior a ello, la Unicef emitió un comunicado en esta misma línea y durante la semana pasada el capellán del Hogar de Cristo, Pablo Walker, también se refirió al caso.

En una entrevista con este medio, aseveró que “es oportuno mirar ciertos diseños programáticos que no están aportando al más mínimo respeto de las personas como seres humanos y mirar también cómo nos hacemos cargo de esta situación dramática que es la delincuencia y que es la punta del iceberg de la exclusión social. Entonces sí corresponde ver si este programa vulneró los derechos humanos más básicos” y fustigó la segregación social imperante.

“Yo vivo en una población tomada por el narcotráfico y si no somos capaces de estructurar una alternativa de acceso a la salud, de reconocimiento de tus pares, si no generamos eso, vamos a tener un país que va a vivir entre alambres de púas. Entonces claro, vemos a la madrastra del joven de ese programa que habla despectivamente de ‘esta gente’. En ella es casi comprensible: está colapsada, sobrepasada, porque no da abasto. Pero si como país instalamos esta imagen de que hay personas que no son como nosotros, que son ‘esta gente’, sólo nos falta ponerle a los pobres una estrella amarilla y mandarlos a campos de concentración”, planteó.

Lee la declaración

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