¿Karma?: 10 multimillonarios que perdieron gran parte de su dinero

Dicen que los ricos también lloran, si eso es así, los 10 multimillonarios de la lista que podéis ver a continuación aún deben estar llorando.

Muchos de los millonarios de esta lista pertenecen al mundo de las nuevas tecnologías, área de negocios que proporciona unas increíbles fortunas, como vimos en las Las 25 mansiones más caras de los magnates de la Web y la tecnología, a pesar de que se desinflara la burbuja de las  empresas conocidas como “punto com”.

A continuación puedes conocer 10 personas que perdieron miles de millones de dólares, algunos quedando en la más absoluta de las ruinas.

El que una vez fuera el segundo hombre más rico de Islandia, el multimillonario Bjorgolfur Gudmundsson, se declaró en bancarrota en 2009. El multimillonario que hizo su fortuna gracias a  la cerveza invirtió su fortuna en el ahora nacionalizado banco Landsbanki, el segundo más grande de Islandia, del que llegó a ser máximo accionista y presidente, además, fue dueño del club de fútbol West Ham United. Tras la quiebra del banco y el colapso casi total del sistema financiero islandés, perdió 1.400.000 millones de dólares, con lo que su patrimonio quedó en 0.

Tenía una impresionante flota de jets, una colección de yates, y un equipo de cricket profesional, el millonario nacido en Texas Allan Stanford rezumaba riqueza. En su apogeo fue catalogado como uno de los hombres más ricos de América según la lista Forbes 400, con una fortuna estimada en 2.200.000 millones de dólares. En 2009, Stanford fue acusado de ofrecer participaciones de alto interés de depósitos fraudulentos de su banco situado en Antigua, utilizando los fondos depositados por  los clientes para alimentar su lujoso estilo de vida. Más de 20.000 inversores todavía no han podido recuperar su dinero. Stanford está cumpliendo una condena de 110 años por una estafa de siete mil millones de dólares.

En 2008, Sean Quinn era conocido como el hombre más rico de Irlanda, con un patrimonio neto de seis mil millones de dólares. En 2007, Quinn invirtió una buena parte de su fortuna personal en el Anglo Irish Bank, banco que a su vez prestó mucho dinero a las empresas constructoras irlandesas. Tan sólo unos meses después de la inversión de Quinn, el banco sufrió pérdidas masivas como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria del país. Irlanda nacionalizó el banco un año más tarde para evitar un colapso mayor, pero al hacerlo, acabó con la inversión de dos mil ochocientos millones de dólares de Quinn. El nuevo banco, iRBC, embargó sus empresas y propiedades, dejando a la familia con menos de 15.000 dólares en efectivo en tres cuentas bancarias.

Masayoshi Son perdió la friolera cantidad de 70 mil millones de dólares de su patrimonio, pero aún así sigue siendo la segunda persona más rica de Japón. En 1981, Son, conocido como “el Bill Gates de Japón”, fundó Softbank, que se convirtió en la empresa de telecomunicaciones e Internet más grande de Japón. Durante el boom de las punto com, Softbank fue valorada en 180 mil millones de dólares, y el patrimonio neto de Son era de 78 mil millones. Como consecuencia del crash de las punto com de 2004, las acciones de Softbank bajaron un 98% y Son perdió la mayor cantidad de dinero que un individuo ha perdido en la historia. Sin inmutarse, Son y Softbank se recuperaron unos años más tarde. Con la adquisición de Sprint, Softbank está a punto de convertirse en la tercera mayor empresa de telefonía móvil, y Son ha recuperado gran parte de su fortuna.

El brasileño Eike Batista fue una vez fue el octavo hombre más rico del mundo. A menudo se jactaba de que un día sería la persona más rica del planeta. Sin embargo, perdió la mayor parte de su fortuna, unos 33 mil millones de dólares, en tan solo 16 meses, cuando OGX, su empresa de exploración petrolífera, se declaró en quiebra. Basista había construido un super puerto a cinco horas al norte de Río de Janeiro, compró empresas de transporte por carretera, y construyó algunos petroleros, anticipacipandose a los supuestamente ricos campos petrolíferos que estaba perforando OCX. Sin embargo, las cantidades previstas de petróleo resultaron ser demasiado optimistas y las promesas que Batista hizo a los inversores no eran nada más que humo. Cuatro de los cinco campos petroleros ya han sido abandonados.

Yasumitsu Shigeta, fundador de la compañía de telecomunicaciones móviles Hikari Tsushin,  fue uno de los hombres más ricos del mundo. Su fortuna se estimaba en 42 mil millones de dólares durante el apogeo de la burbuja tecnológica de Japón. Durante un período, la volatilidad de los mercados en la década de 2000 era tal que no era raro que la fortuna de Shigeta fluctuara en 5.000 millones de dólares en un solo día. Cuando la burbuja finalmente estalló, Shigeta perdió 40 mil millones de dólares en acciones de Hikari Tsushin, empresa que calló en picado. En 2009, su participación en la empresa se ​​redujo a tan sólo 600 millones. Sin desanimarse, Shigeta diversificó el área de negocio de Hikari Tsushin,, expandiéndose a  áreas, tales como seguros de vida y alquiler de oficinas. Esta diversificación, junto con agresivas técnicas de venta, han hecho que  Shigeta y su empresa hayan levantado el vuelo.

Bill Gates, fundador de Microsoft, perdió el título de hombre más rico del mundo en 2010, cuando donó miles de millones de dólares a su fundación, dinero invertido en obras de caridad. Gates y su esposa han donado más de 28.000 mil millones de dólares a diversas causas filantrópicas, así, la tercera parte de su fortuna la ha donado a la Fundación Bill y Melinda Gates, que se centra en programas relacionados con la educación, la salud y el desarrollo mundial. Mientras que su fortuna actual se estima en alrededor de 67.000 mil millones, Gates dijo recientemente que: “El dinero no tiene ninguna utilidad para mí más allá de cierto punto. Su utilidad es la de poder construir una organización que pueda hacer llegar recursos a los más pobres en el mundo.” Debe tenerse en cuenta que si la fortuna de Gates ha bajado miles de millones ha sido debido a sus donaciones a obras caridad y no por una mala administración.