Nacional
3 de Diciembre de 2013La carta que estuvo enterrada cuarenta años en el campo de concentración Chacabuco
Estaba en la casa 7 del pabellón 23, donde permaneció durante casi cuarenta años. El fin de semana, durante el acto que recordó la apertura del campo de prisioneros políticos, dos sobrevivientes –Eduardo Godoy e Iván Salazar- se consiguieron una pala y cavaron, buscando la declaración que dejaron ahí en octubre de 1974, cuando los militares los sacaron de la oficina salitrera y ninguno de los presos sabía cuál iba a ser su suerte.
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El documento que ilustra estas dos páginas, en apuradas letras azules, cuenta cómo fue vivir en medio de la pampa, cercados por alambre y vigilados por metralletas: “Nadie tampoco olvidará las torres con sus uniformados y fusiles apuntando, la alambrada, las odiosas formaciones a pleno sol o al frío de la noche, los allanamientos y el pillaje, la canción nacional y su agregado irónico “nuestros nobles…”
Como tampoco nadie podrá olvidar el escuálido rancho, las migajas de pan, las moscas y sus derivados, las úlceras, neurosis.
Son acontecimientos memorables para cada uno, el homenaje a los compañeros mártires, el digno minuto de silencio del día 11 de septiembre del 74, la lealtad y nobleza de las compañeras que viajaron miles de Kmts, el fusilamiento de los perros llegados al campo, las misteriosas explosiones de las minas que rodeaban el campo, los días sin agua”.
El sábado llegaron a la que fuera oficina salitrera cerca de 250 personas, entre familiares y ex prisioneros. Los convocó la Corporación Memoria Chacabuco y fueron apoyados por las municipalidades de Sierra Gorda, Calama, María Elena, Mejillones y la Confederación de Trabajadores del Cobre, además de los oficios de Julio Palestro, ex preso y alcalde de San Miguel, que pasó por Chacabuco cuando tenía 19 años.
Los miembros de la organización piensan entregar la carta en comodato al Museo de la Memoria, mientras crean un museo que recuerde lo que ocurrió en el norte.
