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Opinión

5 de Diciembre de 2013

Antonio Horvath y sus estratégicas definiciones: “Es complicado trabajar con Matthei”

Sabe que se ha transformado en la guinda de la torta, que su voto en el Senado va a marcar diferencias y que tanto la Alianza como la Nueva Mayoría “le hacen ojitos”. Antonio Horvath es un político “transversal”: milita en Renovación Nacional, fue jefe programático de Franco Parisi y hoy manifiesta afinidades estratégicas con Bachelet. En tiempo de definiciones políticas dice que se siente más identificado con una opción de centro. “En Renovación Nacional va a haber opciones importantes y probablemente yo no este ahí”, asegura.

Claudio Pizarro
Claudio Pizarro
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*Fotografía: Alejandro Olivares.

¿Hace algunos años que es budista, cierto?
No, hago meditación, cuando me preguntan de qué religión soy digo cristiano budista. Trato de converger en las dos líneas.

¿Hasta para las religiones salió medio sincretista?
No sé si sincretista. Un amigo, Manuel Baquedano, conocido a nivel mundial en los partidos verdes, me llevó a un centro de meditación shambhala que se armó en Chile por influencia de Humberto Maturana y Francisco Varela. Ahí aprendí las técnicas de meditación.

¿Cuánto tiempo lleva?
Unos cuatro años, fui a un par de cursos regulares y después lo hago diariamente por mi cuenta. Me he ido puliendo, mi mujer también practica.

Le ha ayudado la meditación en el último tiempo, me imagino.
Mucho, porque uno no le da entrada a la cosa negativa. La gracia de la meditación es que uno se mantiene conectado, no con el jefe, sino con lo profundo de cada uno.

¿Cómo se ha conectado con su yo profundo?
Me ha servido para reflexionar que, en el fondo, he llevado una línea conductora toda mi vida. De cabro he tenido una capacidad de hacer síntesis. No puedo discriminar a alguien que piense distinto a mí, no me cabe en la cabeza.

¿Cuál es su lugar bajo el sol, senador?
Estar conectado con la vida, la naturaleza, la diversidad…

¿Y su lugar político?
El centro, ahí hay una característica de mi vida que la quiero retomar en plenitud. No estoy dispuesto a que el centro sea tironeado por uno y otro lado.

Por eso ha dicho que RN se ha derechizado…
Está muy dispersa. Hay una fuente liberal con la que he tenido sintonía, Karla Rubilar, Lily Pérez, Carlos Cantero en su minuto. Con Carlos Bianchi votamos juntos no al binominal, no al lucro en la educación y no a la discriminación, cosas bien señeras que a la derecha tradicional no la representan.

¿Y por qué continúa, entonces, en Renovación Nacional?
Porque era un partido diverso, de centro. Ingresé a Renovación Nacional porque me di cuenta de que como independiente en la cámara de diputados, pese a que creamos un bancada verde y regionalista, en el momento de los quiubos, cuando hay que sacar una ley importante adelante, hay que ser parte de un acuerdo político. Si uno quiere lograr algo debe entrar como partido político.

Hoy, en cambio, siente que su partido está dividido. Lo ha dicho usted mismo.
Tiene bastante facciones y la posición de quiebre mía no es nueva, pero se ha mantenido inalterable en contra de los megaproyectos hidroeléctricos en la Patagonia, por ejemplo.

¿Se siente un díscolo más?
No, creo que actúo en consecuencia. Díscolo es una persona difícil de llegar a acuerdo con ella.

Siente que tiene un lugar en el partido.
Cada vez es más complejo. Hoy día creo que Renovación Nacional no tiene sentido, porque para cambiarlo habría que re-renovarlo. Hay una tarea pendiente. Va a haber opciones importantes y probablemente yo no este ahí. No me cambio de bando, pero me siento más afín a una opción más de centro, más regionalista, más independiente.

¿Y qué piensa de todo esto Carlos Larraín?
Yo diría que Carlos Larraín está en una posición distinta a la del gobierno, distinta a la pretensión del Presidente de repostularse el 2017. Por lo tanto, es una persona que está más bien generando una opción política para los cercanos a él.

¿Para Ossandón, por ejemplo?
Para Ossandón y Andrés Allamand. Y es natural que él lo haga, es su trabajo.

Y con usted cómo ha sido la relación. ¿Le ha «tirado las orejas»?
No, entre senadores no nos tiramos las orejas. Eso no es posible. Nos decimos las cosas de frente, conversamos.

¿Y como presidente de partido?
Como presidente de partido él sabe que está frente a una persona que tiene bastantes grados de independencia y, hasta donde yo creo, me respeta, así como lo respeto yo. Ahora, a él le interesan mucho los temas valóricos y creo que ahí tenemos bastante sintonía.

Pero usted quiere recuperar el agua, no quiere hidroeléctricas en Aysén y está en contra de Monsanto.
Hay gente así en todos los sectores. Hay en RN, en la DC, en el PPD. Es natural, ha sido siempre así, en la DC hay chascones y pelucones, sobre todo los que tienen una afinidad con el centro, hay una dispersión más grande. Creo que ahí se está madurando una situación nueva en el país que hay que mirarla con atención.

Su renuncia a Renovación Nacional es inminente, supongo.
Es que en la medida en que persistan los ataques, las descalificaciones y esta afinidad con megaproyectos, donde yo soy claro opositor, se prevé una situación más compleja.

No creo que esté esperando que lo echen…
No, para nada, no estoy dispuesto a ser echado. Creo que no corresponde, sería injusto, malo para las personas que lo hagan.

Pero en el partido le han dado durísimo.
Algunos.

Usted dijo que había un límite, ¿cuál es ese límite?
Yo creo que ese límite está cercano…

CONVERGENCIAS


Usted cree que la candidata Matthei se ha alejado del centro político…
La candidata Matthei tiene sus características, la conozco desde el año 89. Es complicado trabajar con ella.

¿Por qué?
Hay experiencias mías y de colegas donde ella los ha acusado en forma muy injusta y el tiempo ha demostrado aquello. Está el caso de Allamand, Alberto Espina y un abogado del Senado.

¿Es mala leche?
Comete errores.

Por eso se fue al comando de Parisi…
Yo no he pertenecido al comando de Parisi, soy bien clarito en eso, el comando es el que hace trabajo político de llevar adelante una candidatura. Yo entré al equipo programático porque los distintos representantes de las candidaturas en materia ambiental no nos representaban. Por eso llegué a ser jefe del programa pero no del comando, porque como militante no puedo hacerlo. No puedo llamar a votar por Franco Parisi, aunque sea el jefe programático.

Suena harto contradictorio…
Suena contradictorio pero es así. Y ese programa, que fue respaldado por al menos 650 mil electores, queremos que persista en el tiempo.

¿Con o sin Parisi?
Con o sin Parisi y con o sin Antonio Horvath. Así de simple. El resultado que él tuvo no es menor. Hay regiones en la que llegó a ser segunda mayoría, si no lo alcanzó en otras regiones fue porque la campaña no fue buena.

Pero el programa, en líneas gruesas, responde más bien a sus propias reivindicaciones históricas...
También se le ha agregado temas como universidades estatales en dos regiones que no las tenemos.

Cuánta de estrategia política u oportunismo suyo hay en el programa…
Yo diría que es una estrategia transparentemente mostrada. Bueno, obviamente que uno trata que esas cosas se incorporen en un programa concreto. Y ahí es cuando uno ve si hay o no recepción.

¿Cómo fue su experiencia con Parisi?
Yo conozco a los hermanos Parisi hace algunos años, tenemos proyectos conjuntos de placas fotovoltaicas solares para dotar de energía a los hogares en Chile y también tuvimos harta sincronía respecto a los abusos en materia económica. El último punto donde los conozco fue en el movimiento social por Aysén.

De hecho, usted los invitó.
Los hermanos Parisi, como economistas, le pusieron números a las medidas y dijeron que era posible hacerlas. De ahí la relación con ellos.

¿Cuando se vincula en el programa de Parisi sabía a lo que se exponía al interior de su partido?
Hablé con el presidente del partido, con colegas senadores, no ando haciendo nada por atrás.

¿Tuvo algunas discrepancias con Parisi?
Uno lo va conociendo sobre la marcha. Como a toda persona que entra en actividad política le falta más experiencia en el área para saber defenderse como persona, los principios que él sustenta. Lo otro es ser más prudente. O sea, uno no puede atacar a las personas sin esperar contragolpes. Él no estaba preparado para eso.

¿Le faltó más experiencia?
Le faltó experiencia, pero no más maña. Experiencia en el sentido de saberse manejar mejor en un medio súper complejo.

Pero igual se las arregló para atacar a Matthei…
Yo creo que al revés, él fue duramente atacado de una manera bajo la cintura, eso no se hace en política. Te lo digo derechamente, si hay un antecedente concreto que investigar se lleva a la justicia y allí se dirime. Nadie es culpable hasta que no sea juzgado y sancionado como tal.

Su intención, tal como se especuló en su propio partido, fue captar los votos de Parisi para el balotaje.
No, mi intención siempre fue pasar a la segunda vuelta. La posibilidad estaba clara desde un inicio. Hasta antes del balotaje era un escenario posible. Hay que ser respetuoso con la gente que vota y nadie puede moverla de aquí para allá. El mismo Parisi dijo si no pasaba a segunda vuelta dejaba en libertad de acción a sus electores. Lo que hago como jefe de programa es buscar las convergencias con otros programas. Me he reunido con los dos jefes de programas y dos candidatas.

Ha hablado públicamente de convergencias con el comando de Bachelet. Está dispuesto a aprobar esas medidas comunes.
Las convergencias son públicas y le hemos agregado algunas. Está el camino austral, no a los transgénicos, el ordenamiento territorial, universidades estatales en las regiones que faltan, todo lo que está en el programa lo voy a votar a favor y voy a tratar como siempre de ser una persona constructiva.

Está consciente que se ha transformado en la guinda de la torta. ¿Qué piensa de ese poder que ahora recae en usted?
Creo que genera una alta responsabilidad y, en ese escenario, desde el primer día no voy a negociar el voto caso a caso. Eso no corresponde. Uno coordina un programa, ese programa tiene ideas muy claras respecto a cambiar el binominal, no al lucro a la educación, reformas constitucionales y, voy a ir más allá: creo sinceramente en una asamblea constituyente. Y en temas económicos, reforma tributaria.

¿Sí?
Sé que hay que apoyar cosas en salud, en educación gratuita, y para eso necesitamos hacer reformas. Y para los que dicen que se le va a pagar gratis la educación a los más pudientes, les digo que sí, pero que van pagar mayores impuestos. No tengo dramas en ese sentido. Ahí sí que tengo diferencias en mi sector. Y no es que lo diga ahora. Voy a actuar en consecuencia, no me cambio de bando, pero si quiero que el próximo gobierno tenga nexos con el centro político y que sea un buen gobierno.

Le gustaría ser Presidente.
Creo que no está en mis ambiciones.

¿Y ministro?
No, lo digo con mucha honestidad. Ni de Matthei, ni de Bachelet, porque soy senador y me debo a mis electores. Seré ministro sólo y cuando el reemplazo esté claro y los electores me lo permitan.

Y no le gustaría formar un partido…
No, formar un partido no me quita el sueño. Nada me quita el sueño en rigor. Sí trabajar en los temas que siempre me han movido. Ser capaz de mirarme al espejo sin vergüenza y ver que he sido consecuente.

No va seguir siendo el llanero solitario…
No, ya fui harto tiempo el llanero solitario.

¿Cree en los nuevos proyectos de la derecha como Evópolis?
Creo que Evópolis es una generación joven, representativa de una RN y de una UDI de derecha. No los veo sinceramente en el centro político.

Lo han tratado de traidor, lo han amenazado y ha recibido ataques incendiarios. ¿De dónde presume que vienen estos ataque?
Los atentados curiosamente empiezan después de mi protesta en contra de la aprobación irregular del megaproyecto de Hidroaysén. A los dos meses entran a mi casa, destruyen todo, le cortan la cabeza a los peluches de mis hijos y dejan un cuchillo clavado en el medio de la mesa. Curiosamente la fiscalía no investiga en profundidad. Ahora, si eso le pasa a un parlamentario, qué se espera para el buen vecino de la justicia. No hay procesos judiciales que den garantías en nuestro país.

¿Usted cree que hay sectores interesados en liquidarlo?
Políticamente, y también humanamente. Claro.

Lo quieren muerto, piensa.
O sea, cuando a uno le queman la casa y con eso arriesgan la vida de sus hijos, y cuando a uno lo tratan de aniquilar de tantas maneras, hay de todo. No es que yo sea ni perseguido ni tenga miedo. Y menos por mi manera de ser, pensar y meditar. No le abro espacio a eso. Pero cuando uno lleva datos concretos a un fiscal, cuando tiene abogados que ayudan en esa causa y ven que les archivan los procesos en vez de investigarlos en profundidad, es raro.

Usted dijo que sospechaba de su sector.
Yo sospecho de gente extrema del sector…

No lo quieren mucho en su partido, parece.
Es que no es el partido, yo creo que son extremistas que están ahí. Los extremos siempre se unen. Hay gente exaltada en todos los sectores. Y eso hay que ser capaz de investigarlo en profundidad. Cosa que no se ha hecho.

Cómo ve el nuevo escenario en el Congreso. Aparecen nuevas generaciones y rostros ligados a los movimientos sociales.
Se va a empoderar la gente de las regiones, quieren evitar los abusos y esta enorme concentración económica. Eso va a generar un cambio social. Y a este cambio social no hay que temerle: yo insisto, uno tiene que ser parte de ese cambio social, no puede atrincherarse. Por ejemplo, la Asamblea Constituyente, que la gente se imagina como una horca en la plaza o la guillotina en la barricada y no es así la cosa.

¿Cree que se va a reformular el mapa político en los próximos años?
Estamos en un proceso social que va hacia eso. Para allá va la cosa.

¿Por quién va a votar el 15 de diciembre?
Voy a trabajar hasta el 15 de diciembre en buscar las afinidades del otro lado. Así de simple. No es consecuente haber sido jefe de un programa y llamar a votar por una determinada candidata. Yo en ese sentido he sido bien clarito, sé que no es fácil lo que estoy diciendo, pero voy a trabajar por el equipo con el cual haya mayor convergencia.

Votaría por Bachelet, entonces.
Estamos en este minuto en esa etapa, nos quedan doce días.

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