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Opinión

16 de Diciembre de 2013

Matthei evita traspasar culpa de la derrota a Piñera y dirigentes de la derecha apelan a poca representatividad de Bachelet

La ex ministra reconoció temprano ayer el fracaso electoral de la derecha en estos comicios y lo hizo evitando críticas al Presidente Sebastián Piñera y asumiendo toda la responsabilidad por la derrota mientras los dirigentes de la Alianza que la acompañaron en el Hotel Intercontinental destacaron que Bachelet no podrá realizar los cambios estructurales comprometidos y que deberá moderar las expectativas.

Ivonne Toro Agurto
Ivonne Toro Agurto
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En un salón en el segundo piso del hotel intercontinental, donde se reunió el equipo de Evelyn Matthei a esperar los resultados de las elecciones, los senadores Jovino Novoa y Juan Antonio Coloma, junto al diputado Patricio Melero, revisaron los primeros resultados los comicios presidenciales a eso de las 18.30 horas. La derrota se había asumido como tal desde hacía meses y los coroneles y Melero sólo apostaban a un 40% que dejara a Matthei posicionada como candidata para el 2017. “Hasta con un 38% podría ser”, subrayó Novoa, y los demás asintieron. Matthei estuvo apunto de lograrlo: fue derrotada con el 37,7% de las preferencias.

Poco después de los cómputos preliminares, todos bajaron hasta el centro de eventos donde se congregó la derecha para esperar a la candidata presidencial, dar los vítores de rigor y reconocer el triunfo de Michelle Bachelet por el 62% de los sufragios con más de tres millones de votos.

El ambiente, más que de funeral, era de resignación. “Se hizo lo que se pudo”, comentaba una y otra vez el presidente de RN, Carlos Larraín, mientras la portavoz, Lily Pérez, anunciaba tempranamente que la abanderada acudiría a dar un discurso y luego partiría a saludar a la triunfadora al Hotel San Francisco. En rigor, había cierto apuro por cerrar el ciclo y comenzar a mirar la nueva etapa: desde hace rato la derecha está más concentrada en quien competirá en 2017 que en la suerte de Matthei. RN tiene al menos tres cartas (el Presidente Sebastián Piñera y los electos senadores Manuel José Ossandón y Andrés Allamand) y la UDI está mirando a Jacqueline Van Rysselberghe, por lo mismo, terminar con el vía crucis de la campaña de Matthei producía cierto alivio.

Cerca de las 19.00 horas, arribó al Intercontinental el ex candidato presidencial y derrotado postulante al Senado, Laurence Golborne. “¿Cómo estás?”, inquirió Larraín. “Bueno, tu sabes que no tan bien”, respondió el rostro del rescate minero”.

No era el único: nadie estaba tan bien ayer en la derecha. Las diputadas Claudia Nogueira y Mónica Zalaquett comentaban con preocupación el significado de la alta abstención: “Con esto va a tener más poder la calle. No es una situación fácil”, argumentaban.

Mientras tanto, un hijo del diputado José Antonio Kast observaba atento la llegada de Matthei: quería saludarla, así es que se movía rápido entre fotógrafos y periodistas que eran el 50% de la concurrencia. A las 19.20 horas la candidata avanzó, junto a su esposo Jorge Desormeaux, hacia el escenario y el pequeño logró colarse a un costado del escenario.

“Todo el país sabe que no busqué esta candidatura, pero que jamás por comodidad o temor me habría restado a este desafío. Estoy cansada, hemos hecho una campaña extensa, pero estoy serena y en paz. El resultado es de mi exclusiva responsabilidad política…”, dijo, y los presentes de inmediato gritaron “No, No”. La dama de hierro de la derecha entonces se quebró. “No fui capaz de remontar, pero no me arrepiento ni un minuto de haber aceptado esta candidatura”, prosiguió. Su intervención sirvió para calmar un ambiente en que, al menos en la UDI, tendía a poner en el centro de las culpas de la derrota al Presidente Sebastián Piñera.

Matthei cerró su discurso con un aplauso cerrado y abandonó el recinto para ir a visitar a la presidenta electa al hotel San Francisco. Los dirigentes de la derecha permanecieron un rato más entregando su opinión sobre la jornada. El más duro fue Novoa. Afirmó que Bachelet no tiene representatividad para cambios radicales y agregó que “este no es un país para asambleas constituyentes”. Coloma, en tanto, agregó que “triunfó Bachelet, porque aquí no hay nueva mayoría” y que es preciso re analizar la voluntariedad del voto.

“Me duele en el corazón perder el Gobierno y hay que pensar no sólo en los errores que cometimos sino también revisar qué es mejor para el país. El cambio del sistema electoral fue un error: Bachelet es una Presidenta legítimamente electa, pero no tiene representatividad”, sostuvo.

En privado los dirigentes de la Alianza apelaron a que la agenda reformista de Bachelet va a tener que ser negociada en el Congreso y que ello implica, necesariamente “transar” respecto de lo que se ha propuesto y que en ese sentido la Democracia Cristiana “debería” jugar un rol moderador.

También mencionaron que el gran problema es que un “gran acuerdo” significará ceder ante los requerimientos de la derecha y que ello, necesariamente, va a ser repudiado en las calles.

“No va a ser un gobierno fácil”, fue la conclusión.

A las 21.15 horas se habían ido prácticamente todos los dirigentes de la derecha. Un colaborador de la candidata mencionó que el desierto de rostros representaba casi a cabalidad como fue la campaña en primera vuelta. “En esta segunda etapa ella estuvo menos sola. Pero en la primera etapa, poca plata, poca gente”, argumentó.

Anoche Matthei recibió en su casa la visita del Presidente Sebastián Piñera y la primera dama, Cecilia Morel, terminó así una historia en que fue la tercera nominada a La Moneda de la UDI y en la que realizó una campaña, muchas vecs, con La Moneda en su contra.

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