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LA CALLE

24 de Diciembre de 2013

Para aquellos incómodos encuentros de fin de año: Seis técnicas infalibles para una conversación agradable

Vía Marcianos Ser simpáticos y admirados por otras personas puede resultar mucho más fácil de lo que creemos. Los próximos seis consejos son aplicables a prácticamente cualquier parte de una conversación, aunque sean de las del tipo “trágame tierra”, provocando que cualquier persona pase a un estado confortable mientras habla con usted. Emplear estas técnicas […]

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Vía Marcianos

Ser simpáticos y admirados por otras personas puede resultar mucho más fácil de lo que creemos. Los próximos seis consejos son aplicables a prácticamente cualquier parte de una conversación, aunque sean de las del tipo “trágame tierra”, provocando que cualquier persona pase a un estado confortable mientras habla con usted.

Emplear estas técnicas desde un enfoque frívolo puede resultar en un acto de manipulación franco y desagradable. A pesar de esto, están ahí para sacarnos del aprieto y para motivar el flujo de la conversación en todos esos momentos incómodos que nos obligan a salir de la zona de confort, sobretodo los que pueden darse en estas fechas de fin de año.

1. Haga que el susodicho hable de sí mismo.

Esta parte es crucial para activar las áreas de recompensa del cerebro y provocar que la persona sienta un placer similar al de comer o ganar dinero. Diana Tamir, una neurocientífico de la Universidad de Harvard, llevo a cabo algunos experimentos respecto a este tema, y sus hallazgos indicaron que la gente está dispuesta, incluso, a pagar una cantidad de dinero para hablar de sí mismos.

2. La magia de las preguntas

Haga preguntas de forma que guie a las personas hacia los errores de su proceso de pensamiento, permitiéndoles descubrir una solución por sí mismos. De esta forma, es mucho más seguro que no lo vean a usted como una potencial amenaza y se mantengan en la conversación. Cuanto más se ayuda a las personas a razonar y encontrar su propia comprensión, más fácil será ayudarles a sentirse eficientes y bien consigo mismos. De lo contrario, si se intenta imponer un argumento difícilmente será aceptado, incluso si tiene todas las razones del mundo.

3. Repita las últimas tres palabras.

Escuchar de forma activa resulta en un poder increíble. La forma más rápida y fácil de lograr esto es, simplemente, repetir las últimas tres palabras del interlocutor con un tono empatía y cuestionamiento como si se estuviera prestando mucha atención. Esto “pasa la bola” de la conversación del lado del colega. Es una demostración (a nivel subconsciente) de que se está interesado y comprometido, además permite regresar a contar la historia y exponer su argumento, incluso si es contrario. Es algo increíblemente eficaz.

ignorado

-¿Es increíble no?

-Sí, lo es.

-¿Lo es?

IGNORADO

4. Baje el moño y pida consejos.

Jeffrey Pfeffer, un profesor de Stanford, y el especialista en persuasión Robert Cialdini, recomiendan solicitar consejo como una poderosa forma de influir a otras personas a que se tornen más próximos. Nuevas pesquisas sugieren que el pedir consejo es una estrategia sorprendentemente eficiente para influir cuando no se posee autoridad. La persona a quien se solicita el consejo se siente importante y al mismo tiempo genera humildad ante el interlocutor; por este camino la confianza crece rápidamente, incluso si el conejo dado no sirve de nada y aunque no se esté de acuerdo con lo que usted piensa.

5. La potente técnica de “las dos preguntas”.

Lance una pregunta sobre algo positivo en su vida, y después de obtener una respuesta, pregunte como se siente con la vida de forma general. Puede parecer algo muy tonto, pero el método se basa en la investigación del psicólogo Daniel Kahneman, ganador del Premio Nobel. La respuesta positiva de la primera pregunta conducirá al oyente a sentirse más positivo respecto a su vida en general cuando se le hace la segunda pregunta.

6. La copucha no falla, pero en buena onda

Algunos estudios demuestran que aquello que hablamos de los demás, sin bien siempre ameniza una conversa, matiza la forma en que las personas nos ven. Haga un elogio a alguien y seguramente dará una imagen positiva. Quéjese y seguramente será asociado con esas características negativas que tanto odia. Es decir, cuando se habla de otra persona, inconscientemente, se termina asociado esas críticas y / o elogios con la personalidad propia, y esto conduce, finalmente, a que estas características sean transferidas a usted.

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