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Opinión

26 de Enero de 2014

Miguel Schweitzer, ex canciller de Pinochet, propone que si perdemos en La Haya nos salgamos del pacto

Creo que si esta experiencia nos resulta “perjudicial”, yo creo que es una obligación revisar el Pacto de Bogotá. Si a la inversa, resulta que el fallo del tribunal nos favorece, se ajustó a derecho, aplicó el derecho como nosotros pensábamos, estamos bien y no tendríamos que revisar nada.

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Sin importar lo que se resuelva, para el ex canciller chileno Miguel Schweitzer, el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya por los límites marítimos podría tener un “costo” con un beneficio para el largo plazo de las relaciones de Chile y Perú. Así lo declaró hoy en una entrevista concedida a medios regionales de El Mercurio.

“Lo mejor que podría pasar después del fallo es que se materializase un compromiso formal, conjunto, de ambos país de entender que todas las diferencias que pudieron existir de cualquier naturaleza territorial que pudieron haber separado a Chile y Perú queden saldadas. Si se lograra eso, cualquiera sea el fallo, sería el costo de obtener esa tremenda ganancia de tener la tranquilidad de saber que hay dos países que van a construir el futuro”, dice el ex ministro de Relaciones Exteriores entre 1983 y 1984, además de ex embajador chileno ante Gran Bretaña, la OEA y la ONU.

“Creo que para el bien tanto de Chile y de Perú sería conveniente que la ejecución y la implementación del fallo contemple en su contenido una declaración explícita de que con ello se ha puesto término a todo tipo de diferencias de interpretaciones de los límites tanto terrestres como marítimos”, agregó el personero.

Aquí parte de la entrevista:

– Bolivia está expectante a lo que suceda con La Haya. ¿Puede afectar a su demanda?
– No se puede saber mientras no se conozca el fallo. La sentencia va a ser bastante más compleja de lo que la gente cree (…) Se van a dar cuenta de que no es unánime, hay una cantidad de prevenciones, votos, opiniones muy complejas, que va a haber que estudiar mucho antes de sacar una conclusión.

– Dadas esas complejidades, ¿puede darse que el lunes no se entienda el fallo?
– Yo creo que sí, creo que el 27 van a quedar muchos con muchas interrogantes.

– Esta semana un par de parlamentarios planteó la posibilidad de abandonar el Pacto de Bogotá, según cómo viniera el fallo. La Presidenta electa Michelle Bachelet dijo que eso debería analizarse luego. ¿Ve algún escenario que llevara a esa decisión?
– Sí, claro.

– ¿En cuál?
– En realidad sin necesidad de ningún escenario. Habría que estudiar bien cuáles son los beneficios y cuáles son los costos. Si lo simplificara y dijera que el único beneficio es estar vinculado a la Corte Internacional de La Haya, y resulta que el fallo fue adverso, es bastante simple la respuesta. Pero si uno analiza sus otras ventajas, se puede hacer una reserva y decir que a partir de un plazo determinado artículo, no le es aplicable. Con eso basta, sin tener que irse del Pacto. Pero repito, es un tema que hay que estudiar antes de apresurarse a dar la respuesta.

– ¿Le parece la idea?
– No he mirado en detalle cuáles son las grandes ventajas…

– ¿Pero no hace una defensa a rajatabla de su mantención?
– No, porque creo que si esta experiencia nos resulta “perjudicial”, yo creo que es una obligación revisar el Pacto de Bogotá. Si a la inversa, resulta que el fallo del tribunal nos favorece, se ajustó a derecho, aplicó el derecho como nosotros pensábamos, estamos bien y no tendríamos que revisar nada.

– ¿Eso no es lo mismo que perder el campeonato y salirse de la liga?
– No, yo me quedo o me voy de la liga por otro motivo, que es la que hay que revisar: estar sometido a una jurisdicción internacional que no tiene recurso de apelación es grave, por muy famoso, por muy jurídico y reputado que sea el tribunal. Es cierto que alguien puede decir: adónde se puede recurrir más arriba de La Haya. Pero no, hay que buscar una fórmula, un comité de Naciones Unidas que revise las circunstancias no sólo jurídicas, sino también políticas. Desde ese punto de vista, sí es conveniente revisar los términos del Pacto de Bogotá.

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