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Poder

5 de Febrero de 2014

Las responsabilidades políticas de Peñailillo y Arenas en las fallidas designaciones de Subsecretarios

La cadena de equivocaciones que exhibió Bachelet en algunas de las nominaciones para los cargos de subsecretarios, abrieron un escenario impensado para el futuro gobierno: dar explicaciones antes de asumir la gestión. Aunque algunos personeros de la Nueva Mayoría apuntan sus dardos a los equipos de confianza conformados por el futuro ministro del Interior y de Hacienda -los dos rostros que ostentan más poder en el círculo íntimo de la mandataria electa- otros los defienden y plantean que son los partidos los que tienen el desafío de ser más prolijos a la hora de sus propuestas. El problema, coinciden en la Nueva Mayoría, es el extremo secretismo con que se trabajó para evitar las filtraciones y que terminó en las fallidas nominaciones.

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Aunque la administración de Sebastián Piñera fue pródiga en nombrar en cargos estratégicos a autoridades con conflicto de interés (Fernando Echeverría dejó su cargo de ministro de energía en 78 horas y el ex director del SII, Julio Pereira, cayó por lo mismo), el gobierno electo de la Presidenta Michelle Bachelet está superando antes de comenzar a su predecesor en errores no forzados.

Ayer cayó la subsecretaria de Educación, Claudia Peirano (DC); The Clinic Online publicó que el designado subsecretario de Bienes Nacionales, Miguel Moreno García (PRSD) fue condenado por ofensas al pudor; y La Segunda ahondó en que el designado Subsecretario de Agricultura, Hugo Lara Torres (DC), enfrenta una querella por estafa.

“Ha habido una desprolijidad en los nombramientos” fue la sentencia del presidente del PS, Osvaldo Andrade, error que Bachelet no admitió durante el fin de semana cuando aseveró que “nosotros hemos chequeado a todas las personas que hemos nombrado, justamente para asegurar que sean idóneas y que sean personas probas”. Algo, entonces, falló en la recopilación de información sobre las futuras autoridades y desde los partidos apuntan a dos de las figuras clave del nuevo Gobierno: Rodrigo Peñailillo y Alberto Arenas quienes tenían a su cargo a las personas que recopilaron los antecedentes y, a contrarreloj, por el plazo autoimpuesto por Bachelet, dieron su visto bueno a las designaciones que desataron una crisis antes de asumir el mando el 11 de marzo.

Los equipos conformados por Peñailillo y Arenas fueron quienes apoyaron la maratónica revisión de carpetas con las propuestas de los partidos. A cargo de Peñailillo, figuran personeros como Héctor Cucumides, hermano de la militante PPD Carolina Cucumides; y a cargo de Arenas, su ex jefa de gabinete Andrea Palma. Y aunque no lo involucran directamente en los errores, otros de los personeros del comando que visó los nombres fue Robinsón Pérez.

Robinsón Pérez es el más cercano a la Presidenta. Se conocieron en el exilio en Alemania y fue parte de los “comandantes” del PS, que estaban por retomar todas las formas de lucha contra la dictadura. Es cientista político de la U. de Chile y quien determinaba en qué temas debía enfocarse Bachelet en la campaña, por lo mismo, apuntan en el comando, no es quien se dedicaba a cruzar información.

El equipo conformado por Alberto Arenas en las tareas más delicadas está compuesto por su ex jefa de gabinete, Andrea Palma y por su asesor más estrecho en los tiempos de la DIPRES, Fidel Miranda. Este último, aclaran, estaba encargado de otras materias y no tuvo injerencia en este proceso.

La confianza que Arenas tiene depositada en Palma y Miranda tiene historia. Ambos lo acompañaron en la Dirección de Presupuesto en el primero gobierno de Bachelet. En sus manos, entre otros asuntos, estuvo el trabajo de gestión para la aprobación de la Reforma Previsional, proyecto estrella de la doctora socialista. Miranda, por ejemplo, fue Secretario Ejecutivo del Consejo Asesor Presidencial para dicha reforma y luego coordinó los equipos técnicos que se conformaron sobre el tema.

EL SECRETISMO

En los partidos de la Nueva Mayoría desconocen en detalle el trabajo realizado por el comando de Bachelet y especialmente por Rodrigo Peñailillo y Alberto Arenas, y este secretismo sería, precisamente, uno de los problemas estructurales a la hora de las nominaciones.

Fuentes del PPD afirman que Peñailillo es una figura eficiente y que si ha habido errores no forzados se debe a la inexperiencia del equipo que eligió. Pero también apuntan al poco diálogo que hubo con los partidos. Si bien, muchos de los nombres salieron de las colectividades que participan de la Nueva Mayoría, la preocupación por evitar filtraciones y presiones políticas significó que muchos de los nombres no se sociabilizaran y que, por lo mismo, no se pudieran dar las alertas sobre ciertos nominados. Se cumplió con la sorpresa, aunque el resultado no fue en algunos casos agradable.

De hecho, en el periodo en que se revisaron los antecedentes, a la mayoría del comando le dieron vacaciones y el trabajo se mantuvo en absoluto secreto, por lo que en la Nueva Mayoría nadie sabe con precisión qué le tocó revisar a cada uno de los integrantes del equipo de los ministros designados, lo que dificulta además pedir que se asuman responsabilidades por los errores cometidos ya que sólo se conoce a los cabecillas: los dos hombres clave de la próxima administración.

Con todo, dirigente como el senador Guido Girardi, apuntan, más allá de la forma de funcionamiento del comando, a la escasa prolijidad de los partidos políticos en sus propuestas. “Me parece que en general en los nombramientos si ha habido conflictividad es por la falta de acuciosidad en el el chequeo de datos de quienes proponen a las personas. Los partidos tienen el desafío a futuro de ser más prolijos”, afirmó.

Desde la DC, en tanto, atribuyen las fallas a la falta de manejo político de Peñailillo y de Arenas y destacan desde la directiva que los antecedentes de Peirano sobre sus opiniones en el área estuvieron siempre sobre la mesa y que Bachelet, buscando dar una señal de moderación, la nominó. “Y ahí entonces hubo un error de lectura del escenario político por parte de sus colaboradores y eso también es preocupante, porque finalmente Claudia debió renunciar”.

En el PS, en tanto, su timonel Osvaldo Andrade habló de desprolijidades en los nombramientos. El diputado por Puente Alto también hizo el punto por la responsabilidad que le correspondía a los partidos. “Nos tenemos que hacer responsables de las propuestas que hicimos: “Si estos nombres no salieron de la nada, alguien los propuso”.

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