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Opinión

3 de Febrero de 2014

Guido Girardi: “Si el programa no se cumple mi incondicionalidad se termina”

El líder del PPD, senador con más votos del país, es una de las voces más influyentes al interior de la coalición que comenzará a gobernar en marzo. Pese a que considera que la designada subsecretaria de Educación, Claudia Peirano, no tiene otra opción para seguir que cumplir el programa, advierte que el amor al lucro no se ha extirpado de la ex Concertación. En esta entrevista, Girardi señala que tiene que “mejorar la relación del gobierno con los partidos”, y adelanta que Mahmud Aleuy “va a ser un custodio de que se cumpla el programa”. Por último, lanza que “yo soy incondicional al programa”, pero “si el programa no se cumple mi incondicionalidad se termina”.

Richard Sandoval
Richard Sandoval
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¿Cuál es el principal desafío del próximo gobierno?

-Para mí lo fundamental de este gobierno, es el reencuentro entre el mundo político progresista y la ciudadanía progresista, y lo que simboliza ese reencuentro es el programa. Nosotros tenemos mandato y ese mandato no surge de arriba para abajo, surge desde la ciudadanía que es la que nos elige y pone los temas. Por tanto, los ministros y subsecretarios tienen un mandato que ha sido ratificado por una primaria que resolvió diferencias que eran muy antiguas dentro de la Concertación, esa controversia entre autoflagelantes-autocomplacientes, conservadores-progresistas y díscolos-no díscolos. Ese triunfo progresista representa la extinción de la Concertación. Nosotros somos los continuadores evolutivos de la Concertación, así como nuestros ancestros fueron los simios, los gorilas. La Concertación es el ancestro evolutivo de la Nueva Mayoría, que tiene esta responsabilidad, de reconstituir una alianza con el mundo progresista.

Y en ese propósito, ¿cómo evalúa la composición política del gabinete, en tanto ministros como subsecretarios?

-Me parece que eso es secundario, porque yo entiendo que cada persona que asume la responsabilidad de ser ministro o ministra, subsecretaria o subsecretario, tiene que dejar de lado sus posturas individuales si es que son controvertidas y llevar adelante este programa, no tienen otra alternativa.

¿Qué le parece que Bachelet haya respaldado a la futura subsecretaria de Educación, cuestionada por su negativa a la gratuidad universal manifestada en 2011, y sus asesorías a la educación privada?

-Cuando a mí me preguntaron antes que se designara el gabinete, cuáles eran los criterios, para mí eran que todo ministro o ministra y subsecretario o subsecretario que se nombre, tenía una obligación que no es relativa: el cumplimiento del programa, y todo quien se nombre tiene la responsabilidad de construir una agenda en diálogo y horizontal con el movimiento social con el cual está relacionado. En la Salud, con los trabajadores de la Salud, en educación con el movimiento estudiantil.

Pero el movimiento ya mostró su rechazo a Peirano. Pepe Auth dijo que el respaldo es una señal equívoca, ¿usted cree lo mismo?

-Le corresponde a la Presidenta resolver esto adecuadamente, y es la Presidenta quien sí tiene un férreo compromiso con ambas cosas: con los elementos del programa y con hacer una gestión de diálogo. Ahora, yo también soy partidario de que demos una oportunidad a la Presidenta de gobernar, y evaluarla por los hechos, porque también es posible que esta subsecretaria, ya una vez nominada como subsecretaria, tenga el compromiso y la responsabilidad de llevar adelante este programa; más allá de lo que pudieran haber sido sus posturas personales. Ahora, todos hubiéramos preferido que ministros y subsecretarias de cualquier espacio del gabinete tengan un compromiso cien por ciento con el programa. Yo tengo mucha estimación por (José Joaquín) Brunner, que es PPD, pero no me lo imagino de ministro de un programa que representa todo lo contrario a lo que él viene sosteniendo.

¿Hubo desprolijidad en encontrar a los nombres?

-Yo pienso que hay una realidad que debemos atender: yo creo que todavía existen personas que de manera transversal dentro de la Nueva Mayoría tienen en su corazón el amor al lucro y a la educación como una mercancía. Yo creo y espero que esas posturas -legítimas y que respeto- ya no están en discusión, eso ya está resuelto. Fue sancionado en la primaria, en la primera vuelta y en la segunda vuelta, donde la ciudadanía optó por la agenda progresista.

¿Qué significa para el PPD la designación de Rodrigo Peñailillo en Interior?

-Es muy sencillo, Rodrigo se ha ganado a través de un proceso meritocrático, de abajo para arriba, la confianza de la Presidenta. Y una confianza de un elenco muy importante de personas que de manera transversal han venido trabajando con él en el último tiempo. Es la persona que tal vez mantuvo el mayor diálogo con Michelle Bachelet cuando ella estuvo en Naciones Unidas, luego fue el secretario ejecutivo de la campaña de primarias, luego fue también el secretario ejecutivo de la primera y segunda vuelta. Rodrigo tiene un espacio ganado legítimamente, y en la discusión que había respecto a que si habiendo cumplido todas esas funciones, teniendo el estrecho vínculo de la presidenta, iba a estar en el segundo piso o en la primera línea como ministro; yo prefiero que en aras de la transparencia, quienes toman decisiones finalmente estén en la primera línea, para que también tengan que asumir las responsabilidades negativas y positivas de sus decisiones. Y además, porque cuando el jugador real está en la segunda línea, finalmente le quita legitimidad a un eventual equipo de gabinete político. Y tú cuando hubieras querido hablar algo importante, en vez de ir a hablar con el ministro del Interior hubieras ido al segundo piso. A mí me parece que ese modelo era inadecuado para los tiempos que vivimos, y me parece que el mejor diseño para Rodrigo Peñailillo -dado que cumple esa función y la iba a hacer de todas maneras independiente de donde estuviera-, es que lo haga como ministro del Interior, como corresponde dando la cara al país.

En el gobierno de Lagos y el primero de Bachelet, el segundo piso fue muy importante. Ahora, todo ese círculo influyente está en el gabinete, ¿cómo ve ese equilibrio que va a haber?

-Es que yo pienso que no tiene que haber segundos pisos, que la gobernabilidad no es entre una súper élite que está en el segundo piso y una élite que está en el primer piso. Para mí los acuerdos hoy día cambiaron. Si bien en los tiempos de la Concertación se podían construir consensos sólo entre las élites del primer y segundo piso, entre el gobierno y la oposición; hoy eso se termina.

¿Y cuál cree que va a ser el rol de Mahmud Aleuy como subsecretario del Interior? ¿Bajará él la línea política?

-Yo conozco mucho a Pancho, le tengo gran aprecio, valoro mucho su capacidad, y su honestidad también. Es de los pocos que es capaz mirándote a los ojos de decir que no está de acuerdo contigo cunado no está de acuerdo. En eso va a ser un gran aporte. No lo veo como un centro de poder autónomo. Yo creo que Pancho entiende muy bien que el desafío de este gobierno es llevar adelante estos cambios, donde el programa es esencial, porque representa las claudicaciones que hizo la Concertación. Creo que él va a ser un custodio de que se cumpla el programa, pero además entiende que el mundo cambió y ya no son las élites las que pueden tomar las decisiones de espaldas a los ciudadanos. Yo creo que él va a ser coayudante de esta nueva etapa.

Entre los subsecretarios designados, el sector cercano a Felipe Harboe salió más favorecido que el que usted representa en el PPD, ¿se siente bien representado en el gabinete?

-Yo me siento bien representado por este gabinete y no voy a caer en las cuentas pequeñas, porque además son falsas, mentiras. Yo tengo una gran relación con Heraldo Muñoz, o con la ministra de Salud. Pero no me voy a atribuir ningún grado de influencia particular sobre ellos. Estoy contento con el gabinete, pero además me parece interesante el gabinete más allá de los ministros y subsecretarios del PPD. Porque además, lo que se ve es un elenco que tiene el compromiso y la pasión por llevar adelante el programa.

¿Qué tan ordenado va a ser usted y, en general, los partidos de la Nueva Mayoría en el Congreso? ¿Va a ser incondicional al gobierno como de alguna forma fue Camilo Escalona a Bachelet en su primer gobierno?

-A mí me tocó durante años nadar contra la corriente y ser anti sistema, porque la Concertación devino en un proyecto neoliberal divorciado del movimiento social y la ciudadanía, en gran parte. Hubo una mentalidad conservadora que se apropió del destino de la coalición y en eso a mí me llamaron díscolo; por defender la educación pública, díscolo por votar contra la LGE, díscolo por defender el medio ambiente, díscolo por empujar la píldora del día después, el aborto y el matrimonio igualitario; díscolo por presentar un proyecto de ley para nacionalizar el agua; díscolo por presentar un proyecto de ley para impedir la aplicación de la Ley Antiterrorista a los pueblos indígenas; díscolo por controvertir el proceso privatizador de la educación; díscolo por decir que las AFP y las isapres eran vergüenzas nacionales que deberían desaparecer de la faz de la tierra.

Entonces, hoy día lo que sucede es que esas ideas son mayoritarias en la sociedad chilena, y son las que ganaron en las primarias, y son las que están representadas en el proyecto Bachelet. Entonces, para mí no tiene sentido ser díscolo, a mí me interesa que estas ideas que ganaron en la sociedad se concreten. Creo que el mayor drama que podríamos tener es que finalmente en el gobierno de Bachelet, teniendo mayoría ciudadana, habiendo una mayoría clara por una nueva constitución; no fuéramos capaces de construir un gobierno que concrete esto. El desafío que yo me he puesto es que la prioridad es el programa, porque dado que tenemos mayoría ciudadana y en el Congreso, no hay excusa posible para no tener nueva constitución, gratuidad educacional, garantía constitucional a los pueblos indígenas, entre otros. Yo voy a construir acuerdos y gobernabilidad con todos los que estén por llevar adelante ese programa. Yo voy a trabajar para esa gobernabilidad, y yo soy incondicional -ojo- al programa, y si el programa no se cumple mi incondicionalidad se termina.

¿Le parece que hay un ninguneo a los partidos? Algunos presidentes de partido se enteraron por la radio del nombramiento de gabinete

-Creo que tenemos que mejorar la relación de gobierno-partidos, pero también de gobierno–partidos-sociedad, de gobierno-partidos–empresa y universidad. O sea, lo que falta es entender que los cambios no se producen sólo desde el gobierno o los partidos. Los cambios se producen cuando la sociedad está empoderada y entiende los cambios.

La semana pasada salió el listado de lo que gastaron los parlamentarios en campaña. Usted gastó $765 millones ¿de dónde salió ese financiamiento?

-Son financiamientos legales, de personas, de empresas, de distintas redes. Porque yo no tengo recursos propios, hay otros que tienen recursos propios y pueden financiar sus campañas. Pero lo importante es que más allá de quién aporta en las campañas es la autonomía que tú tengas con respecto a eso. Si tú miras mis votaciones, son expresión de que nunca ha habido conflicto de interés. Voté contra la Ley de Pesca, contra el Royalty. Tal vez soy el único parlamentario que tiene una treintena de querellas de los ejecutivos de las AFP, he sido tal vez el que más duramente ha controvertido con las isapres. Yo creo que todos los parlamentarios se financian de la misma forma, por eso lo importante son las conductas. Debemos ir trabajando por que cada vez se elimine la posibilidad de que el poder económico influya sobre las decisiones de los parlamentarios. Por eso, hay dos cosas. Una es que hay que perfeccionar el financiamiento público de campaña, para que ojalá ninguna se financie con aporte privado. Pero lo otro es que debería haber un panel muy transparente, en línea, para que fueras viendo cómo votan los parlamentarios en el Congreso. Y yo por lo menos, permanentemente he ido dando prueba de que no tengo ningún conflicto de interés.

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