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Opinión

24 de Febrero de 2014

Gonzalo Navarrete ante arranque del gobierno: “El llanero solitario se va a morir en esta vuelta”

Esta semana, el alcalde de Lo Prado, junto a la mesa del partido, se reunirá con el designado ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo. En la cita, además de discutir nombres para los últimos cargos que se deben designar, la colectividad planteará la necesidad de establecer una fluida relación entre La Moneda y los partidos en un comité político. En esta entrevista, Navarrete enfatiza en que el 11 de marzo será el punto de inflexión entre el secretismo que ha reinado hasta ahora en el bacheletismo, y el trabajo de la mano con los partidos y los movimientos sociales.

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Respecto al panorama que enfrentan los subsecretarios cuestionados, se ha dicho que Miguel Moreno y Hugo Lara serían los que van a salir, ¿según usted, Peñailillo debería ejercer su cargo y definir esto antes de que la Presidenta se instale?

-Ellos lo que colocaron antes de irse fue plazos que están de aquí al viernes 28, cuando ya debería estar claro quiénes quedan y quienes no. Entiendo que se entregó un informe más completo de quiénes eran los que podían tener algún tipo de problema para saberlo y tomar las decisiones, y nosotros esperamos que esto esté resuelto entre martes y miércoles a más tardar, para poder pasar a la otra etapa, que es la que viene abajo, que son todas las divisiones, jefaturas de servicios. Y el ministro del Interior tiene que tomar el rol que le corresponde en torno a las decisiones, que yo entiendo las va a hacer con la Presidenta. Estas no son decisiones autónomas de ningún ministro.

“Como partido nosotros en ese tema no nos hemos metido y no nos vamos a meter. El concepto nuestro en el PPD es que la definición de los cargos del gabinete es de responsabilidad del Ejecutivo. Nosotros proponemos y ellos disponen y está bien, porque lo que allí se hace es conformar el equipo de confianza técnico y político. Otra cosa distinta es lo que ocurre en el ejercicio del gobierno. Un gobierno que no es de administración, sino que de transformación, necesita un espacio de relación fluida con los partidos y con lo que ocurre en la sociedad. Hay que tener compatibilidad en lo que hace el Ejecutivo, con lo que ocurre en los Parlamentos, en los partidos y en la sociedad, para que esto funcione y las cosas se hagan. No es posible el ejercicio del gobierno sin partidos y sin sociedad. Por eso hemos planteado que a partir del 11 de marzo ese equipo tenga coherencia interna, mandato explícito y formas concretas de relacionarse con los partidos en el ejercicio del programa”.

El presidente del PC dijo que la mayor responsabilidad en los nombramientos cuestionados fue de los partidos, a los que se le había advertido de hacerse cargo de los nombres propuestos, ¿Qué responsabilidad tuvo el equipo político del futuro gobierno en el chequeo de los nombres?

-Yo creo que las principales responsabilidades están en las personas que no avisaron a tiempo los líos que tenían, y los partidos que probablemente no chequeamos todo lo que teníamos que chequear. Ahora, cuando esto llega a la mesa de definición del Ejecutivo, yo entiendo que había poco tiempo para poder revisar. Ahora, cuánto es posible con la información que uno tiene, es poco. Hoy día es ilegal pedirle a una persona el Dicom. La información disponible en torno a juicios, Contraloría y el acceso a toda base de datos del Poder Judicial o los boletines comerciales, no era tan fácil de hacer.

En estas pocas semanas que lleva nominado, ¿cómo ha visto el trabajo de Rodrigo Peñailillo?

-Bien, Rodrigo participó en la confección de la lista de ministros y nosotros no tuvimos problemas, en la de subsecretarios creo que con la información que tenía funcionó lo mejor que se puede. Yo no veo un cuestionamiento a Rodrigo en su calidad de ministro, porque todavía no opera como ministro. Creo que es un tema para el que nosotros estamos disponibles para apoyar, para ayudarlo, pero no es un momento para evaluarlo. Rodrigo está empezando en esta historia y lo que ocurrió con los subsecretarios no es de achacarle responsabilidad a él.

De todas formas, en esas dos semanas de receso se creó el efecto comunicacional de que fue Mahmud Aleuy quien salió a poner orden en la situación. ¿Eso merma la figura del ministro del Interior?

-Si yo quisiera interesadamente decir que el ministro del Interior está en algún área de cuestionamiento lo puedo hacer. Pro creo que eso es estrictamente una interpretación que alguien puede hacer con mala leche y no corresponde hacerla. Si alguien lo ha hecho, lo ha hecho subrepticiamente y esas cosas no forman parte de lo que debiera ocurrir como metódica de la Nueva Mayoría. Si yo tengo algo que cuestionarle a alguien tengo vía para poder hacerlo. Hasta ahora nadie ha dicho eso y forma parte de una rumorología que me parece completamente inadecuada como manera de hacer el ejercicio del gobierno para adelante. Rodrigo tiene toda la competencia, expertiz y confianza para hacerlo y si hay alguien interesado en que a la Nueva Mayoría no le vaya bien que haga este tipo de práctica, pero yo no creo que sea lo que hay que hacer. El ministro del Interior tiene una responsabilidad del gobierno alta y el PPD está por ayudarlo en todo lo que se pueda ayudar, pero no creo que hoy día haya alguna razón de cuestionar a Rodrigo y su rol.

¿Analiza como certera la aparición de Aleuy durante la crisis?

-Es parte de su pega, cuando hay alguien que tiene la tarea de ser el subsecretario del Interior que tiene que ordenar un período, es su pega, y eso no es en desmedro del otro, es como que yo salga y queda el alcalde subrogante y el subrogante tiene que hacer su pega y responder por ello. Yo entiendo que de lo que se trata es de la conformación de equipos de trabajo. Aquí nadie es llanero solitario, el llanero solitario se va a morir en esta vuelta. Rodrigo no opera como llanero solitario, él y Aleuy tienen una historia de trabajo conjunto desde hace mucho rato, y por lo tanto intentar colocar cuñas entre Salas y Zamorano sería absurdo, y el que crea que por ahí puede tener una ganancia personal creo que está equivocado y se van a dar cuenta, dentro de poco rato más, que esa dupla más la Ximena van a operar adecuadamente. Yo creo que ellos tienen confianza de pega hace rato y no lo veo como un intento de pasadas de revoluciones de Aleuy o como falta de conducción de Peñailillo.

¿El secretismo ha jugado una mala pasada en este arranque?

-Yo creo que la conformación de un equipo de gobierno requiere este “secretismo”, porque la otra alternativa es colocar en una suerte de bolsa de comercio en que las acciones de uno pueden subir o bajar. La conformación de un equipo es de estricta responsabilidad del Ejecutivo, y por lo tanto yo no lo veo como secretismo. Ahí hubo un procedimiento que se cumplió. Se dijo “señores de los partidos ustedes proponen y nosotros disponemos”. No se puede ventilar las dudas de si el ministro de Educación es Eyzaguirre o no sé quien en un debate público tipo reality show. Lo que sí es que el ejercicio del gobierno es otra cosa. Definido el equipo, que es de estricta responsabilidad de quienes van a a trabajar en él, es distinto el ejercicio del gobierno que tiene que ser abierto a los partidos, a los movimientos sociales. Esto que era hasta la instalación del gobierno es de estricta responsabilidad del Ejecutivo; de aquí para adelante es otra cosa.

¿Hasta dónde se puede prescindir de los partidos?

-Yo no creo que haya habido prescindencia de los partidos. Yo diría que el 90% de las personas nominadas en los cargos de ministros, subsecretarios e intendentes pasó por una evaluación y propuesta de los partidos. No fue una mesa de discusión. Entonces no es que haya habido prescindencia. La responsabilidad de poner a las personas que tienen que ejecutar es del Ejecutivo; la implementación de las políticas es colectiva. Y ese punto es un punto de inflexión. Y eso no quiere decir que haya habido un mal diseño. Lo que sería un mal diseño es que a contar del 11 de marzo el gobierno fuera por un lado y los partidos por otro, eso sería un error estructural.

La salida de Claudia Peirano le quitó un cupo a la DC, porque fue reemplazada por un independiente. ¿Esa posibilidad de que los partidos que tienen a subsecretarios cuestionados pierdan un cupo, ha retrasado la salida de los mismos?

-Yo quiero referirme específicamente al caso de Peirano. Creo que allí la DC propuso a alguien que no debiera haber propuesto, porque el requisito central para proponer a alguien era concordancia con el programa. Creo que un sector de la DC allí trató de imponer un algo que estaba predefinido que no debiera haber propuesto, y entiendo que el cuestionamiento a Peirano no tuvo que ver con probidad, sino con convicciones distintas a las que este gobierno tiene mandatadas. Por lo tanto, ahí hubo un error de la DC. A nosotros nos quedó claro que no podíamos proponer a alguien que no estuviera de acuerdo con el mandato del gobierno. Ahora, la pérdida de cupo de los partidos, yo creo que no es un problema de verdad, porque si tú no tienes a nadie adecuado para ese cargo que te entregaron, y se lo dan a otro, forma parte de las reglas del juego.

¿No hay presión de los partidos, entonces?

-O sea, a uno le gustaría que si hay un subsecretario de tu partido, sea repuesto por otro de tu partido, eso es una aspiración natural de los partidos, pero también está claro que puede que no te toque porque no propusiste a alguien adecuado en su minuto. Y es un costo que se va a tener que asumir porque no se hizo bien lo que se tenía que hacer nomás.

¿Debe salir Carolina Echeverría (PPD), designada subsecretaria de Defensa, cuestionada por el historial militar de su padre?

-Es una decisión entre la Presidenta y Carolina, en que están todos los datos sobre la mesa, y si Carola entiende que no tiene ningún conflicto de interés, que sus convicciones no le complican el ejercicio del cargo, y que ella está disponible para decir lo que son sus convicciones y operarlas -y la Presidenta considera que eso es adecuado para poder hacer la pega-, nosotros la vamos a respaldar. Si la Carola tiene la sensación de que en el ejercicio del cargo va a tener más complicaciones para que sus convicciones se puedan cumplir y decide no hacerlo, o la Presidenta decide que esto es una complicación, también lo vamos a aceptar. Ella tiene convicción política suficiente y tiene claro lo que tiene que hacer, ahora si en lo personal y político cualquiera de las dos evalúa que no están las condiciones, está bien. Ella no es responsable de lo que hizo su padre, y ella ha planteado claramente que si hay alguna cosa que haga que su padre tenga que ser sometido a la Justicia, está dentro de lo que tiene que ocurrir. Por lo tanto, esto ya está en el ámbito de las decisiones personales y políticas.

El fin de semana, se dio a conocer una presunta renuncia de Echeverría, ¿ella sigue vigente en el cargo?

-Sí, eso no sé de dónde lo sacaron. Yo le pregunté a ella si era efectivo y me dijo que no era efectivo. Después se desmintió, pero no hubo tal renuncia.

¿Su continuidad o salida sigue en el esquema de revisión que se realizará esta semana?

-Exactamente, ella sigue en el esquema de todo el mundo, como te digo, no ha renunciado y hasta ayer (sábado) no tenía ninguna petición en ese sentido.

¿Quedaron diferencias importantes dentro del partido tras el impasse con Felipe Harboe, respecto a la repartija de cargos entre el sector que él representa y el girardismo?

-Felipe y yo tenemos una interpretación distinta de lo que ocurrió en el proceso de designación de subsecretarios e intendentes, que la mantenemos. Es un tema que tenemos que superar en lo colectivo del partido. También tenemos que resolver al interior del PPD un par de conceptos que él emitió respecto a mí, y de mi rol, y que yo no comparto. Porque lo fundamental que él dice es que yo represento más bien a una tendencia que al partido. Eso no es así y ha sido demostrado largamente; yo no he actuado en ninguna parte de manera tendencial. De hecho, parte importante de la negociación que permitió que Felipe fuera candidato por la Octava Región, que fue una pelea muy compleja con la DC y con el Partido Radical, la hicimos nosotros. SI hubiera actuado tendencialmente hubiera sido más fácil decir que era insuperable y que regalábamos ese cupo. Es un tema que vamos a tener que resolver y creo que tenemos altas posibilidades de hacerlo, porque estas cosas son como las declaraciones de Pellegrini en caliente: no le puedes echar la culpa al árbitro, tenemos que resolver los problemas entre nosotros. Este no es un problema del árbitro, este es un problema de interpretaciones entre nosotros.

¿Estos roces se generan por las altas expectativas generadas en el PPD al ocupar algunos de los cargos más relevantes del gobierno, como Interior y Educación?

-No sé si sea eso, más bien la responsabilidad que el PPD tiene hoy día sobre este gobierno no permite que estas cosas que ocurrieron entre Felipe y yo se puedan seguir manteniendo. Nosotros tenemos responsabilidad de resolver eso, porque tenemos una responsabilidad en el gobierno muy alta. Los principales ejes de transformaciones están en el PPD, y por lo tanto no nos podemos dar el permiso para hacer esta discusión pública, pero tampoco la podemos esconder bajo la alfombra. Los problemas políticos hoy día no son sólo intrafamiliares, tiene connotación para afuera, y ojalá que no se den y que esta no sea una resolución de maquillaje: que tengamos la convicción que veníamos teniendo hasta antes del problema que tuvimos, el que expresa una sensación al interior del PPD que tenemos que resolver.

¿Qué tan movido va a ser marzo para esas carteras y para ustedes como partido?

-Los primeros noventa días son muy claves, en que las señales de con quien se conversa, qué se prioriza y cómo se conforman los equipos van a mostrar para donde vamos. El tema de Educación demuestra claramente lo que no debiera ocurrir: que si el ministro tiene un mandato de lo que tiene que hacer y el subsecretario tiene una visión distinta es un problema grave. Cómo cada uno de los ministros conforme los equipos y establezca sus prioridades de trabajo van a marcar mucho la conflictividad social que pueda haber. Yo creo que parte de la pega del PPD es ayudar a que aquellas cosas se resuelvan bien. Por eso es que la concentración de las decisiones en un pequeño grupo del ejecutivo está bien para instalarse, pero es insuficiente para operar. Esa transición cultural debe darse rápido.

¿Ante un problema futuro similar al de Peirano, se debe seguir haciendo caso a los movimientos sociales?

-Yo no creo que se haya hecho caso a los movimientos sociales. Los movimientos sociales develaron algo que era un conflicto para el gobierno, ellos mostraron un espejo y dijeron “señores, ojo que aquí está ocurriendo que el mandato popular es uno y las nominaciones son otras, y ahí va a haber conflicto”. Más bien los movimientos sociales le mostraron a la clase política la incoherencia que había en esa decisión, que era central. Lo que antes era tolerable, hoy día ya no lo es. La divergencia en temas centrales no se puede dar. No es posible resolver los temas de mandato claro con incoherencias. Entonces si hay un error que va en el sentido distinto de lo que es el mandato, hay que enmendarlo. La necesidad de transformar una cultura que tiene que ver hasta el 11 de marzo, que es diseño e instalación de gobierno, que tiene un núcleo pequeño y cerrado de decisiones; a un mandato desde el 11 de marzo en adelante, de tansformación social, que es imposible hacerla desde un grupo cerrado y pequeño de tomadores de decisiones. Ese cambio cultural es clave en la responsabilidad que tenemos los partidos.

¿Y ante tanto probable conflicto, el PPD va a llegar en la primera línea al segundo tiempo del gobierno?

-Vamos a hacer todo lo posible para que ellos ocurra. Las condiciones personales y políticas de las personas designadas dan para eso. Si es que ellos entienden que esto no es un partido de tenis, sino de fútbol, donde se requieren muchos actores, desde la barra hasta el centro delantero, les va a ir muy bien. Si no vamos a tener problemas y yo creo que ese cambio es el que necesitamos. Apuesto a que son capaces de hacerlo.

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