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Opinión

22 de Marzo de 2014

Paraguay: Ataque a la prensa fue el principio del fin del dictador Alfredo Stroessner

   El cierre por parte del dictador paraguayo Alfredo Stroessner del diario ABC Color, del que hoy se conmemoran 30 años, fue más un acto de debilidad que de fortaleza, que contribuyó a la caída de un régimen que parecía eterno, según quienes lo vivieron. Para Antonio Pecci, periodista y Coordinador de la Mesa de […]

Agencia EFE
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 El cierre por parte del dictador paraguayo Alfredo Stroessner del diario ABC Color, del que hoy se conmemoran 30 años, fue más un acto de debilidad que de fortaleza, que contribuyó a la caída de un régimen que parecía eterno, según quienes lo vivieron.

Para Antonio Pecci, periodista y Coordinador de la Mesa de la Memoria Histórica, una coalición de organizaciones de derechos humanos, esa experiencia demuestra que la libertad de expresión sostiene la democracia, la cual requiere un periodismo sin ataduras para informar y dar opinión.

Stroessner cerró el periódico en 1984 porque no aguantó que ABC Color, el diario más importante de Paraguay en esa época, diera espacio a las críticas de las escasas voces que osaban alzarse en público contra la imagen de “país perfecto” que quería trasmitir.

Sin embargo, el silencio de cinco años del rotativo habló a gritos sobre el autoritarismo de su régimen y resquebrajó la pátina “democrática” con la que se había recubierto con la celebración periódica de elecciones, que en realidad eran fraudulentas.

Lourdes Aquino, profesora de comunicación de la Universidad Católica de Asunción, recuerda perfectamente el 22 de marzo de 1984 porque la sirena que tocaba todos los días al mediodía en la sede de ABC Color en el centro de la capital para marcar la hora se escuchó a las 9 de la mañana.

Ese fue el momento en que recibió la orden de cierre, rememoró Alcibíades González Delvalle, uno de los periodistas que están en el diario desde su fundación en 1967.

“Para nosotros fue un día negro”, explicó Aquino, que era estudiante universitaria entonces. La profesora dice que no sabía de las torturas y desapariciones que la dictadura llevaba a cabo porque no habían afectado a su familia, pero con el cierre del diario sintió “el peso de la dictadura”.

El régimen también clausuró las publicaciones El Pueblo y El Radical y Radio Ñandutí, impuso cierres temporales a Tribuna y Última Hora e interfirió la señal de Radio Cáritas, según Pecci.

A Stroessner le molestaron artículos en ABC Color que consideraban perjudicial para Paraguay el tratado con Brasil para la construcción de la hidroeléctrica fronteriza de Itaipú, recordó González.

También cayó mal una investigación sobre las condiciones de casi esclavitud de los trabajadores de la caña de azúcar que escribió el propio González, al que el régimen detuvo tres veces.

La gota que colmó el vaso fue un artículo sobre Miguel Ángel González Casabianca, del Movimiento Popular Colorado (Mopoco), el principal grupo opositor a la dictadura.

La nota informaba de que González Casabianca había pedido por escrito al Gobierno que le entregara el documento en el que Estados Unidos supuestamente declaraba como grupo terrorista al Mopoco.

Stroessner envió la decisión del cierre para su aprobación a la Junta de Gobierno del Partido Colorado, que fue uno de sus pilares, al que pertenece el actual presidente, Horacio Cartes.

Entre bambalinas existía una pugna entre el núcleo duro y represivo del régimen, el llamado “cuatrinomio”, que quería castigar toda crítica, y los “tradicionalistas” colorados, según Pecci.

La Junta de Gobierno aprobó la clausura, pero no por unanimidad y alguien incluso avisó al diario, que tuvo tiempo para escribir una despedida en su edición del 22 de marzo, reveló González.

El cierre del rotativo “fue un error muy importante (de Stroessner), evidenció ante la comunidad internacional que el régimen no tenía ningún tipo de arreglo. Yo creo que aceleró la caída”, dijo Pecci.

Fue una decisión fuera de tiempo, cuando ya había terminado el régimen militar en Argentina y el brasileño estaba en su ocaso, y Estados Unidos había retirado su apoyo incondicional a los dictadores suramericanos.

En Paraguay ocurrió lo inimaginable, el propio stronismo defenestró a Stroessner cuando su consuegro, el general Andrés Rodríguez, levantó contra él a las Fuerzas Armadas, otro de los pilares del régimen, en un golpe de estado el 3 de febrero de 1989.

A su lado estaba Luis María Argaña, el líder de los colorados tradicionalistas.

El 22 de marzo de ese año ABC Color volvía a las bancas, mientras el país entero sintió que se había levantado un peso de encima.

Nunca hubo ningún proceso contra los responsables de las violaciones de la libertad de expresión o las detenciones de periodistas, como también quedaron impunes la inmensa mayoría de los asesinatos, desapariciones y torturas.

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