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Mundo

24 de Marzo de 2014

Investigación: Los niños que mostraron ser más listos que jóvenes universitarios

Foto: Pingswept Seguro que más de una vez se han quedado maravillados al ver la facilidad con la que los niños pequeños aprenden a utilizar aparatos como un teléfono inteligente o una tableta. A diferencia de muchos adultos que no saben hacer nada sin un buen manual de instrucciones, los niños son capaces de familiarizarse […]

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Foto: Pingswept

Seguro que más de una vez se han quedado maravillados al ver la facilidad con la que los niños pequeños aprenden a utilizar aparatos como un teléfono inteligente o una tableta.

A diferencia de muchos adultos que no saben hacer nada sin un buen manual de instrucciones, los niños son capaces de familiarizarse con las nuevas tecnologías con toda naturalidad en cuestión de minutos.

¿A qué se debe esto? Según una nueva investigación de la Universidad de California-Berkeley, Estados Unidos, la clave está en la flexibilidad, intuición y ausencia de ideas preconcebidas de los menores.

En el estudio, que fue publicado recientemente en la revista científica Cognition, participaron 106 niños de prescolar y 170 estudiantes universitarios cuyas habilidades cognitivas fueron puestas a prueba pidiéndoles que comprendieran cómo poner en marcha un aparato que funcionaba de un modo inusual.

A ambos grupos se les puso frente a una caja que se encendía y emitía música sólo cuando se colocaban sobre ella de forma individual o conjuntamente unas piezas de diferentes formas que los investigadores bautizaron como “blickets” (una palabra sin ningún significado).

Los niños entendieron con mayor rapidez que combinando de forma inusual esos “blickets”, podían hacer que la caja funcionara, mientras que los universitarios se quedaron atascados intentando determinar la eficacia de cada pieza de forma individual.

Los investigadores creen que los menores demostraron ser más listos en el experimento porque son mentalmente más flexibles y están menos influenciados que los adultos por las ideas preconcebidas sobre causa-efecto.

Así, durante el estudio, muchos universitarios decidieron ignorar aquellas evidencias que no se correspondían con la experiencia que habían acumulado por muy ciertas que fueran.

Los científicos creen que esta investigación viene a demostrar que los niños son perfectamente capaces de entender relaciones de causa-efecto aunque no lo hagan de forma consciente e incluso en ocasiones pueden ser mejores que los adultos a la hora de aprender y explorar alternativas inusuales precisamente porque carecen de experiencia y de ideas preconcebidas.

Aprendizaje vs experiencia

Los niños están menos influenciados que los adultos por las ideas preconcebidas sobre causa-efecto.

“Los adultos parecen tener más expectativas sobre lo que debe y no debe suceder y eso hace que presten menos atención a las evidencias que se les presentan, tardando más tiempo en aprender lo que está pasando frente a ellos”, asegura Christopher Lucas, uno de los investigadores que participó en el estudio.

Según le explicó Lucas a BBC Mundo, es probable que haya “una base racional” que explique por qué los adultos son menos flexibles.

“Quieren hacer juicios que sean correctos y para eso se han de basar en la experiencia que han adquirido durante toda la vida. Así, por lo general, combinan esa experiencia con las pruebas que se les presentan.

“Entonces, si por ejemplo, nuestra experiencia nos dice que un determinado fenómeno de causa-efecto es improbable o imposible, lo que hacemos es rechazar las evidencias que contradicen eso.

“En cambio, los niños, como no tienen casi experiencia ni ideas preconcebidas, sí tienen en cuenta las evidencias que se les presentan.

“Niños y adultos están respondiendo racionalmente, pero en la práctica los niños están aprendiendo de manera más rápida porque no están influenciados por su experiencia”, cuenta el investigador.

Flexibilidad

Los niños son capaces de familiarizarse con las nuevas tecnologías con toda naturalidad en cuestión de minutos.

Según Lucas, otra explicación puede encontrarse en que los niños tienen una forma más exploratoria de interpretar las evidencias que tienen en frente.

“Eso los hace mucho mejores a la hora de aprender nuevas verdades fundamentales sobre cómo funciona el mundo. Sin duda eso es algo positivo para los niños”.

El investigador cree que la manera en la que los menores se enfrentan a lo nuevo también podría ser utilizada por los adultos.

“Por ejemplo, en el campo de la ciencia, esa flexibilidad podría servir para realizar grandes descubrimientos. El tener la flexibilidad para cambiar de idea y no prestar atención a ideas preconcebidas podría ser ventajoso”.

Lucas opina que aunque los niños lo hacen de manera inconsciente, se tendría que investigar qué procesos implícitos hay involucrados en la forma en la que analizan diferentes posibilidades y actualizan sus creencias.

“Quizás sea algo que podamos replicar. Sería increíble que se pudieran crear modelos computacionales que aplicaran los mismos mecanismos que utilizan los niños”, apunta el investigador.

Volviendo al ejemplo de las nuevas tecnologías, Christopher Lucas cree que lo explicado anteriormente se puede entender si ponemos el caso de un niño y un adulto que utilizan un teléfono inteligente por primera vez.

“El niño probará con el teléfono todo tipo de cosas diferentes. Cambiará la orientación del aparato, lo tocarán con una mano y luego con las dos, apretará todos los botones, etc… En cambio, al adulto puede que no se le pase por la cabeza, por ejemplo, tocar el aparato con las dos manos al mismo tiempo.

“El niño, al ser más abierto de mente, aprenderá más y mejor”, señala el investigador.

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