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Opinión

25 de Abril de 2014

Recuerdos de Sergio Buschmann

Si no me engaño, el diario “La Segunda” tituló a propósito de Sergio: “Actor de cuarta categoría huye de la Cárcel de Alta Seguridad de Valparaíso”. Esta barbascada seguramente arrancó algunas sonrisas entre los lectores del pasquín, pero en absoluto reflejaba ni medianamente lo que era Sergio Buschmann. El hombre había estudiado teatro y fue […]

Patricio Manns
Patricio Manns
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Si no me engaño, el diario “La Segunda” tituló a propósito de Sergio: “Actor de cuarta categoría huye de la Cárcel de Alta Seguridad de Valparaíso”. Esta barbascada seguramente arrancó algunas sonrisas entre los lectores del pasquín, pero en absoluto reflejaba ni medianamente lo que era Sergio Buschmann.

El hombre había estudiado teatro y fue compañero, entre otros, de Nelson Villagra y Víctor Jara. En sus años actorales tuvo destacada participación en los programas de la televisión chilena. Pero su futuro y su destino fue la política, y por sobre todo, su férrea oposición a la dictadura, que lo encarceló en varias ocasiones y lo torturó bestialmente.

Sergio fue un militante ejemplar, de vocación internacionalista, lo prueba su ingreso a la guerrilla nicaragüense donde combatió en las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Es sabido de la indefensión en que quedaron los miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez con los gobiernos de la Concertación. En lugar de agradecerles lo que habían hecho para ayudar a la vuelta de la democracia, los trataron como casi-delincuentes. Para ellos no hubo honores, tampoco ayuda económica para reinsertarse en la sociedad. Todo lo contrario, les cerraron las puertas. Sergio fue uno de ellos. Pero nunca se quejó.

Se lo recordará cómo un luchador incansable y con una lealtad y consecuencia a prueba de balas, con su pueblo, el Partido Comunista y el FPMR.

Recuerdo que en una ocasión, cumpliendo yo una gira musical por Australia en mayo de 1989, viajé de Sideny a Perth. Al poco rato de bajar del avión me llegó una invitación para asistir a un asado con el Pelado Buschmann al que asistí. A los pocos minutos, mientras conversábamos, alguien se le acercó y le dijo:

-Sergio, anoche la policía australiana allanó el lugar donde dormiste hace dos días. Te lo digo, porque deben estar muy cerca de este asado.

-Echémonos el pollo- dijo Sergio, salgamos disimuladamente de dos en dos por la puerta de atrás. Lo hicimos y nos fuimos a otro lugar de la manera más discreta posible.

El 2 de junio, durante mi concierto en Perth, Alejandra Lastra, mi mujer, se me acercó en mitad de una canción, me interrumpe y me dice:

-Apresaron al “Pelao” Buschmann y nadie sabe dónde lo tienen detenido.

Me dirigí al público diciendo:

-Capturaron a nuestro compañero Sergio Buschmann. Qué hacemos: ¿seguimos cantando o nos vamos a buscarlo?

Para mi sorpresa todo el público, chilenos, latinoamericanos y australianos se puso de pie y esperó las instrucciones para buscar al “Pelao”. Por motivos obvios tuve que continuar mi gira al día siguiente por distintas ciudades siempre atentos a lo que podíamos hacer por Sergio.

Días después de grandes movilizaciones, y denuncias en la prensa, se nos aseguró en alguna comisaría, que Buschmann había entrado en Australia con visa de turista y que en realidad estaba haciendo un trabajo político con los sindicatos, que el gobierno chileno había pedido su extradición a Chile, pero que en lugar de hacerlo sería expulsado a Suecia, su país de asilo.

Ante la imposibilidad de chequear esta información, nos despreocupamos del asunto. Pero utilizando- ignoro qué vía- Sergio logró que se comunicaran con Alejandra revelándole que en el vuelo a Suecia, su avión hizo una escala técnica en Japón, y allí, mediante una estratagema, los servicios secretos estadounidenses lo engañaron y lo embarcaron en otro vuelo.

Buschmann terminó en Anchorage, Alaska, lo bajaron del avión con grillos en las manos y los pies y fue metido dentro de una jaula de vidrio y colgado sobre un centenar de presos de diferentes nacionalidades. Uno de estos presos lo reconoció y dio aviso al exterior. Finalmente, nos enteramos. Y Alejandra, que era funcionaria de Naciones Unidas, advirtió a la ONU. Para salvarlo de que los norteamericanos lo extraditaran a Chile, se movieron rápidamente y finalmente Sergio llegó a Suecia.

Unos pocos años antes de este episodio, Sergio se hallaba preso en la Cárcel de Valparaíso, por su responsabilidad en el internamiento de armas en Carrizal Bajo. Menos de un año después de su arresto protagonizó una espectacular fuga junto con tres acompañantes y apareció en Suecia en donde obtuvo asilo político, fui allí donde lo conocí en uno de mis viajes. En nuestros encuentros hablábamos mucho de la vida y de la muerte. Nos contó una noche, que después de la fuga, mientras lo buscaban por todo el país, ellos permanecieron escondidos en una alcantarilla situada exactamente en el exterior de la cárcel. Allí permaneció con sus compañeros el tiempo necesario, hasta que la búsqueda aflojó y pudieron salir a la superficie.

Cada viaje que hacíamos a Estocolmo nos encontrábamos. En uno de estos le contamos que haríamos una gira por Australia y nos dijo que haría lo posible para coincidir con nuestras fechas para encontrarnos allá. Lo que sucedió ustedes ya lo saben. Finalmente fue liberado de Anchorage y regresado a Suecia.

En Chile lo volvimos a ver en la Cárcel de Alta Seguridad del Estado, en donde se encontraba luego de que regresó a Chile en 1994 y en forma voluntaria se entregó a las autoridades chilenas.

-No pude aguantar tantos años de exilio-, nos dijo.

*Cantautor y escritor. En los 80, fue portavoz del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en Europa donde conoció a Sergio Buschmann.

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