Columna de Mia, una chica trans

“Mia, has tocado fondo…” era todo lo que podía escuchar en mi cabeza mientras esperaba que el resto de la gente en la sala terminara de llenar el simple cuestionario. No es por desmerecer a la gente que trabaja en Callcenters, pero luego de haber pasado diecinueve años estudiando y manteniéndome siempre dentro del percentil más alto del curso, este no era el lugar en el que creí terminaría.


Llevo menos de un año sin pega, pero ya todos mis ex compañeros de la universidad encontraron algo y la mayoría cuenta lo fácil que fue hacerlo; se pusieron a buscar y encontraron así como así con un par de correos y llamadas. El hecho que yo aún no encuentre nada comienza a preocuparme. No quería pensar que mi cesantía era una consecuencia de ser trans, pero a medida que ha avanzado el tiempo tengo mis dudas, y es difícil no establecer conexiones entre esta mala racha y mi proceso de transición, es más, desde que empecé a dar entrevistas ya ni siquiera responden mis correos.

Tengo una amiga que se encontraba en una situación parecida a la mía, pero terminó por encontrar trabajo en un muy buen lugar, el problema es que lo hizo presentándose a las entrevistas como hombre, y eso es algo que yo no podría hacer. El hecho de tener que volver a esconderme es una carga psicológica demasiado importante, no lo haría por nada, aún cuando el presentarse como mujer puede ser a veces igual de violento. Recuerdo una entrevista de trabajo en particular en que tuve que corregir constantemente los pronombres que usaba mi entrevistador, al punto que me pregunté si de verdad le era difícil ser un humano decente, o si lo hacía a propósito.


Desafortunadamente no existen en Chile cifras de desempleo o discriminación en el particular grupo poblacional al que pertenezco, en gran mayoría debido a que muchos nunca entran al mundo laboral y el que nunca te llamen luego de una entrevista difícilmente puede evidenciar discriminación.


Quizás sea solo mala suerte, o quizás de verdad sea consecuencia de ser trans en un país tan conservador como Chile. Lo peor es que entiendo su forma de pensar; si me tienen a mí y a otro profesional con mis mismas habilidades y experiencias, fácilmente elegirían a la persona no trans ya que desde el prejuicio deben asumir que el contratarme conllevaría una serie de riesgos extra, desde la parte médica a incluso una institucional.

Así que si le llaman de una conocida compañía de telecomunicaciones, y la operadora se llama

Mia, trátela con cariño.