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Cultura

4 de Septiembre de 2014

“The Boxtrolls”, la nueva apuesta de “stop-motion” del estudio Laika

Hillsboro es un remanso de paz entre las montañas y la frondosidad de Oregón donde se erige la sede de Laika, una enorme nave industrial en cuyo interior, como si de hadas de un cuento se tratase, habitan los magos que han obrado que las dos cintas de la compañía lleguen a los Óscar. Así […]

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Hillsboro es un remanso de paz entre las montañas y la frondosidad de Oregón donde se erige la sede de Laika, una enorme nave industrial en cuyo interior, como si de hadas de un cuento se tratase, habitan los magos que han obrado que las dos cintas de la compañía lleguen a los Óscar.

Así ocurrió con “Coraline” (2009), la ópera primera de la compañía, y con “ParaNorman” (2012)”, candidatas al Óscar a la mejor película de animación, y es la meta que se proponen conseguir por tercera vez con “The Boxtrolls”, en las salas estadounidenses a partir del 26 de septiembre.

La seña de identidad de Laika es que sus proyectos utilizan la técnica de “stop-motion”, un sistema que “estaba muerto hace una década”, según dijo Travis Knight, fundador de la empresa, y que convierte la filmación en un trabajo artesanal.

Este método requiere la fabricación física de los decorados, los personajes y los elementos del filme que interactúan fotograma a fotograma -cada segundo de grabación contiene 24 de ellos- para generar la acción que se ve posteriormente en la pantalla.

En el estudio de Laika tuvo lugar todo el rodaje de “The Boxtrolls”, con más de 50 escenarios de miniatura por donde desfilan hasta cerca de 80 personajes, unas marionetas diseñadas por Georgina Hayns cuyo vestuario, tarea de la que se encarga Deborah Cook, es tan detallista que podría competir en esa categoría dentro de los Óscar.

Para hacerse una idea de la minuciosidad que exige el “stop-motion”, un solo animador dedicó alrededor de 7 días para obtener 3,7 segundos de imágenes. El rodaje se alargó durante 18 meses, sin contar la fase de preproducción y postproducción.

“Al final, crear es lo que resulta emocionante”, indicó Anthony Stacchi, codirector de la cinta, preguntado por Efe acerca del gran esfuerzo que requiere el “stop-motion” comparado con las técnicas más habituales de animación. “Puedes verlo y palparlo. Es una sensación única”, agregó.

“The Boxtrolls”, adaptación cinematográfica del libro “Here Be Monsters!”, de Alan Snow, es una historia con ecos de Roald Dahl y Charles Dickens mezclados con el humor de Monty Python, o al menos esa es la descripción que le gusta hacer a Knight de su obra.

Los boxtrolls son unas traviesas y extrañas criaturas que han criado a un niño huérfano llamado Eggs (Isaac Hempstead-Wright) en una caverna bajo las calles de Cheesebridge. El joven saldrá a la superficie para descubrir qué pasó con sus padres y lograr la supervivencia de sus amigos, amenazados por un villano con planes de eliminarlos.

“Es una historia sobre el crecimiento de un niño de 11 años”, sostuvo Stacchi, “y cómo encuentra su lugar en el mundo”. “La familia es una parte importante de todo ello. Ha sido criado por unos monstruos que la sociedad teme, así que es juzgado por el lugar de donde procede”, añadió.

Para Hempstead-Wright, conocido por su papel de Bran Stark en la serie “Game of Thrones”, “la mejor animación que se hace hoy día es la de Laika por su atención al detalle”, afirmó a Efe. “Su manera de hacer las cosas no tiene parangón”, declaró el intérprete de 15 años.

El director de fotografía de la cinta, John Ashlee Prat, criado en Ciudad de México, sostuvo que el rodaje en 3D no implicó una mayor dificultad, solo un mayor plazo en los tiempos de postproducción.

“Pero merece la pena. Hemos creado un mundo en miniatura y es divertido usar el 3D para verlo de forma más amplia y profunda. Tiene un efecto interesante”, manifestó.

El estudio fue pionero también en emplear impresoras 3D a color para la construcción de las figuras, algo por lo que ya apostó en “ParaNorman”.

A pesar de lo costoso que pueda resultar en apariencia todo este trabajo, Knight asegura que el presupuesto de las tres películas de Laika hasta fecha, sumados todos ellos, no alcanza el de una gran producción de animación de Hollywood.

“Y queremos seguir esa línea”, subrayó

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