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Mundo

18 de Noviembre de 2014

El valiente relato de una mujer que fue violada, denunció y todos se fueron en su contra

Emma Hanrahan contó la terrible experiencia que vivió hace seis años cuando fue violada durante una fiesta y, al denunciar, su Universidad -e incluso el pueblo donde vivía- se fueron en su contra. La idea busca apoyar una campaña para animar a las mujeres a denunciar, según recoge MTV News. En su testimonio, Emma cuenta […]

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Emma Hanrahan contó la terrible experiencia que vivió hace seis años cuando fue violada durante una fiesta y, al denunciar, su Universidad -e incluso el pueblo donde vivía- se fueron en su contra. La idea busca apoyar una campaña para animar a las mujeres a denunciar, según recoge MTV News.

En su testimonio, Emma cuenta que el 13 de septiembre de 2008 estaba empezando su primer año en la Universidad. Tenía 18 años y estaba “tan emocionada de empezar este nuevo capítulo de conocer gente, comenzar clases nuevas, y sí, incluso ir a fiestas y conocer a nuevos chicos. Tenía toda mi vida por delante”.

“Luego, fui violada”, cuenta Emma: “Estaba hecha pedazos y fue el sentimiento más oscuro y solitario que jamás sentí”. Emma relata que el crimen se dio durante una fiesta en la “Casa de Fútbol”. Se trata, según su relato, de propiedades de los entrenadores que le arriendan a los jugadores para que vivan en ellas y que quedan cerca del campus universitario: “mis amigos y yo estábamos tomando, riéndonos, conversando, sacándonos fotos y probándonos ropa antes de ir”.

En la fiesta Emma vio a un joven al que llamaban Paris porque venía de esa ciudad -algunos nombres fueron cambiados-. “Lo había visto antes en algunas clases de arte, pero nunca le había hablado. Estaba bailando y me miraba fijamente. Mentiría si dijera que lo odié; estaba halagada. Era un chico y parecía interesado en mí. En ese momento se sintió bien. La noche pasó a ser la madrugada y hubo más tragos y más shots y en algún momento, sin darme cuenta, me perdí”.

Ema cuenta que más tarde el entrenador de fútbol llegó a terminar la fiesta porque habían habido quejas por ruidos molestos. Emma estaba esperando a sus amigos en el estacionamiento cuando tres miembros del equipo de básquet se acercaron y le dijeron que iban a un “after” en su casa y que sus amigos ya iban en camino. Todo era mentira.

Mientras caminaban un amigo de Emma la llamó y le dijo que no sabía nada del after, así que ella le pasó el teléfono a uno de los jóvenes para que le diera las indicaciones. Mientras Emma conversaba con los otros chicos, el basquetbolista colgó el teléfono.

Cuando llegaron la encerraron en una pieza: “Me tiraron sobre la cama y de pronto pasé de estarlo pasando bien a estar completamente aterrorizada. Estaba mareada y confundida. Paris estaba sobre mí. Le dije ‘Para, no quiero hacer esto. Quiero irme a mi casa’. Cuando me ignoraron supe exactamente lo que iba a pasar. Uno de los tipos estaba parado al lado de mi cabeza y me acuerdo de haber levantado la vista y haber visto al tercer tipo parado en la puerta, como si estuviera haciendo guardia”.

La joven continúa relatando que “de pronto me sacaron los pantalones y Paris inmediatamente comenzó a tener sexo conmigo. Yo lloraba y le decía que “No” una y otra vez”. Sin saber cómo, Ema se liberó del joven y corrió. Se devolvió a buscar su ropa y uno de los tipos la agarró del brazo y le gritó: ¿Adónde vas? “Me solté de él y corrí”.

Finalmente logró encontrar a sus amigos y llamar a su mamá: “Me subí a su auto y sin decir nada, supo exactamente lo que me había pasado. Las dos nos pusimos a llorar. Yo sólo quería irme a la casa, pero insistió en que fuéramos al hospital. Mi mamá fue la que habló cuando llegamos”. Por cuatro horas “cada centímetro de mi cuerpo fue investigado y raspado para conseguir evidencia. Me sacaron toda mi ropa y la pusieron en una bolsa. Parecía que ya nada era parte de mi privacidad en ese momento. Sé que era parte del procedimiento y los doctores sólo hacían su trabajo, pero me sentí transgredida, como si mi cuerpo ya no me perteneciera”.

“En ese momento no quería hablarle a nadie. No quería estar ahí. Pero fue uy importante para mí hacer lo que hice: ir al hospital aún cuando fuera difícil. Ya es muy difícil lograr ganar un caso con evidencia biológica, pero sin esto, todo se reduce a la palabra de uno contra la de él. Mi mamá me impulsó a hacerlo y me alegro de que lo haya hecho, aún cuando en ese momento no entendía realmente por qué tenía que hacerlo. Definitivamente le diría a cualquier mujer que vaya al hospital inmediatamente, no importa lo difícil que parezca”.

Después de eso vino la investigación. Gracias a la evidencia pudieron encontrar ADN de Paris y éste fue arrestado. Sin embargo, la Universidad se rehusó a expulsarlo y estudiantes y profesores incluso iniciaron una campaña de “Liberen a Paris”. Como además era un atleta destacado, el eslogan se hizo extensivo a todo el pueblo. En un punto, Emma asistió a un partido y el entrenador le gritó delante de todos, la echó y le prohibieron volver al estadio.

“Ese es el tema con cómo la sociedad piensa el abuso sexual: culpan a la víctima. Me culpaban a mí. Estaba en una fiesta. Estaba tomando. Estaba usando una polera escotada. Me lo estaba buscando. Al escuchar esas cosas una y otra vez, empiezas a creerlas. Mucha gente me dijo que era una puta. Que yo lo quería. Fue muy difícil no sentirme así. Creo que eso sólo confirma lo que la forma en que la gente piensa del abuso sexual y cómo tratan a las víctimas está al revés. Tenemos que dejar de culpar a las víctimas y empezar a culpar a los victimarios”.

Ema además envía un mensaje a las mujeres que han sufrido este tipo de ataques: “Tienes que saber que no es tu culpa. Puedes estar completamente borracha. Totalmente desnuda y tener escrito “ten sexo conmigo” en tu cuerpo. El minuto en que dices “No”, significa no. Incluso si tuviste sexo con 100 personas antes, si no lo quisiste en ese momento y lo dijiste -o incluso si estabas muy ebria para decir que no querías- igualmente es violación”.

Emma tuvo que retirarse de la Universidad y el tema la tenía tan mal, que finalmente llegó a un arreglo extrajudicial y Paris fue expulsado del país: “Ahora que lo pienso, me gustaría haber seguido con el caso y asegurarme de que obtuviera lo que se merecía y fuera sentenciado. En ese momento, me rendí. Estaba asustada. Desearía no haberlo estado. Así que eso es algo con lo que tengo que vivir. Le diría a cualquier otra mujer que siga luchando. Sé que parece ser difícil, pero a largo plazo, insistir significa mantener a una persona más como esa fuera de las calles”.

La vida de Emma siguió siendo difícil. Le costó mucho superar el tema y siguió siendo acosada y amenazada por años. Una de las cosas que le ayudó a superarlo fue hablar con gente que hubiera sufrido lo mismo. Años después también se encontró con otra mujer años después que estaba pasando por lo mismo que ella había pasado: “Le conté mi historia y cómo estaba mejor de lo que había estado cuando todo pasó y eso la hizo sentir mejor. Y eso me hizo a mí sentir mejor. Ayudar y guiar a otras personas fue lo único que me ayudó a sentirme mejor. Lo que me pasó me cambió, pero hoy estoy orgullosa de quien soy. FUI una víctima, ahora soy una sobreviviente, una madre, una luchadora y una inspiración. Soy fuerte”.

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