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Opinión

21 de Noviembre de 2014

Bitácora de un alumno UDD

Recuerdo bien los jueves del segundo semestre del 2011 en la UDD. Mientras por la Alameda marchaban estudiantes que demandaban educación gratuita y de calidad, en la UDD de San Carlos de Apoquindo había webeo. El jueves 18 de agosto del 2011 estuvo particularmente aumentao. Salí de clases alrededor de las 11:30 am, había música […]

Simón Espinosa
Simón Espinosa
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nicolásTW

Recuerdo bien los jueves del segundo semestre del 2011 en la UDD. Mientras por la Alameda marchaban estudiantes que demandaban educación gratuita y de calidad, en la UDD de San Carlos de Apoquindo había webeo.

El jueves 18 de agosto del 2011 estuvo particularmente aumentao. Salí de clases alrededor de las 11:30 am, había música electrónica. Bajé el ascensor del patio de aulas, desde el cuarto al primer piso, para encontrarme con las chiquillas de un team que, a pesar del frío que hacía, mostraban sus guatas de gimnasio justo entre un peto blanco y un pantalón de lycra verde, lo suficientemente apretado como para no tener que ocupar mucho la imaginación.

Pocos pasos después me topé con el origen del asunto, había carrete. Justo ese jueves la UDD había organizado un concurso de ski y snowboard, empresa nada fácil si se considera que, a pesar de estar muy arriba, ahí prácticamente no nieva. Resulta que un camión tolva había subido a la cordillera a hacer una colecta, pero de nieve y bajar algunas toneladas, que fueron dispuestas sobre una rampa para que los estudiantes pudieran mostrar sus mejores piruetas al alumnado. El premio era de 800 mil pesos, con lo que el estudiante podría pagar casi dos meses de universidad, si así lo quisiera.

Otro jueves, los alumnos de cine, lo más parecido a una oposición política en la UDD, organizaron una manifestación, un llamado a asamblea para reformar los estatutos y poder convocar oficialmente un paro. Salimos de una clase de Periodismo Económico y en medio del patio se apretaban estoicamente unos 15 alumnos con pancartas. Pedían a gritos un paro universitario y una jornada reflexiva en torno al movimiento estudiantil y la situación de la educación en el país. Algunos se rieron, muchos abuchearon, pero la mayoría siguió de largo, se subió a sus autos y se fue. Ese semestre fue así: mientras cada jueves el movimiento estudiantil convocaba a una marcha, en la UDD te topabas con actividades recreativas. Pero los profesores tenían prohibido suspender las clases si es que los alumnos pedían permiso para ir a marchar.

Durante los cinco años que duraron mis estudios, los 11 de septiembre pasaban desapercibidos. A veces te dejaban salir más temprano de clases, para que no te toparas con los encapuchados que te odian por ser cuico. Pero el 11 de septiembre del 2013 había mambo. Se suspendieron las clases después del segundo módulo -11:30 am- y se armó el webeo: la Fonda UDD. “Los esperamos, mañana 11 de septiembre, para celebrar las fiestas patrias en la Fonda UDD. Habrá juegos, competencias típicas, choripanes y unas ricas empanadas para compartir”, decía un comunicado oficial de la Dirección de Asuntos Estudiantiles.

Algunos pocos nos acercamos a las autoridades de la facultad para hacerles caer en cuenta sobre el escándalo que nadie parecía ver. “Me parece muy bien que expresen su opinión”, dijo una de las coordinadoras académicas y me instó a escribirle una carta a la decana. Lo hice: “Me parece una falta de sensibilidad grotesca refregarle en la cara a Chile lo poco que nos importa su desconsuelo, porque simplemente no nos preocupa entender el dolor de los demás”, decía mi carta. Todavía no me responden.

Más días como estos sucedieron, abajo marchaban, arriba hacían una feria de las pulgas en que se vendían celulares y carcazas para Iphone, abajo quemaban una micro, arriba se organizaba un campeonato de fútbol, abajo se metían los pacos a la Universidad de Chile y le disparaban a la gente, arriba los pacos pasaban partes a los alumnos mal estacionados, abajo se tomaban las universidades, arriba una alumna mandaba una carta a sus compañeros de UDIversidad para funar un intento de paro, la carta decía así: “A todos los considero, Pinochetistas y chilenos de corazón. Hombres y mujeres cuerdos. (…) Si verdaderamente les importa la educación a los estudiantes, porque no dan proyectos verdaderos para mejorarlo. ¿Arregla el problema terminar con el lucro? (…)Encuentro que no tenemos cara para irnos a paro, no es justo, nuestra educación es de calidad”.
Justamente fue un jueves, el pasado 13, cuando el aspirante a la presidencia del Centro de Alumnos de Ingeniería Comercial 2014-2015, Nicolás Correa, lazó sus frases inolvidables: “la lista dos va a tirar su asao con música en vivo y Redbull (…) tenemos que aprovechar el ambiente que tenemos acá, somos todos gente que piensa muy parecido, casi todos ABC1 y eso no se aprovecha, deberíamos pasarlo mejor”.

A lo mejor Nico tiene razón, quizás estaban decayendo los jueves de webeo en la UDD.

*Periodista egresado de la UDD.

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