El hecho sucedió en Igarka, ubicada en Siberia, en pleno Círculo Polar Ártico. En el aeropuerto de dicha localidad, los pasajeros abordaron el avión Tu-134 de la aerolínea UTair, pero debido las bajas temperaturas (-52 grados centígrados), los frenos del avión se quedaron congelados y no pudieron despegar, así que no tuvieron otra opción más que bajarse y empujar.