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Opinión

1 de Diciembre de 2014

Abraham Senerman, empresario inmobiliario: “El frenazo económico es por causas internas”

A comienzos de esta semana, Abraham Senerman concretó uno de sus más grandes sueños: volver a trabajar con su hijo. Aunque no piensa retirarse, la fusión de las compañías ya ha asegurado la trascendencia del negocio familiar. Dueño de una gran fortuna, Senerman se ha transformado en uno de los arquitectos que más ha construido en Chile, al punto que algunas revistas especializadas lo llaman el “Rey del metro cuadrado”. Sus logros lo han convertido en una voz muy escuchada a la hora de hacer análisis sobre el futuro de la economía: “La retroexcavadora nos hizo daño a todos, acá y afuera”, dice.

Jorge Rojas
Jorge Rojas
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Abraham Senerman está feliz. Hace una semana su hijo Ricardo fusionó su empresa inmobiliaria con la suya y, luego de 12 años de emprendimientos independientes, padre e hijo vuelven a trabajar juntos. El hecho es todo un hito en la compañía. “Hoy tomamos la decisión de trascender”, dice mientras cuenta por primera vez la noticia. “Ahora nos llamamos Sencorp a secas. Estoy muy orgulloso, porque es mi único hijo y con mi señora los dos tenemos cierta antigüedad. Nuestra meta desde hace muchos años era trascender”, explica.

El anuncio que Senerman debe dar es una especie de sucesión en vida. Cuando lo haga, a sus 80 años, estará cumpliendo uno de sus más grandes sueños. Uno más de los muchos que ya ha materializado, como cuando era joven y quería tener un Jaguar, y tiempo después no solo se compró uno, sino que se transformó en el único proveedor en Chile de estos lujosos autos. Otra fantasía cumplida fue la construcción de la Torre Titanium, la segunda más alta de Santiago: “Nunca quise vender este piso, el 52, porque este es el piso que yo había soñado”, dice mientras hacemos un recorrido por su oficina de 1.500 metros cuadrados, con vista a Santiago en 360 grados.

¿Es verdad que le dicen el “Rey del metro cuadrado”?
No sé, debe ser porque he construido mucho en mi vida, una brutalidad.

¿Lleva la cuenta de cuántos metros cuadrados ha construido?
No, no llevo la cuenta, pero algunos dicen que son más de dos millones. En el último tiempo, sólo en este sector tenemos como setecientos mil metros construidos.

¿Ha hecho algún viaje últimamente?
Siempre hacemos viajes.

¿Qué le dicen de Chile en el extranjero?
Hemos ido al extranjero porque tenemos posibilidades de colocar algunas cosas, pero todo eso se ha dilatado en la espera de un Chile distinto al que se inició con Michelle Bachelet. Fue un poco avasallador desde el inicio.

¿Usted ha dejado de invertir por incertidumbre?
No hemos dejado, pero sí estamos pensando en si cambiamos o no el producto. Me explico: necesitamos saber si los productos que vamos a construir en el futuro son masivos o elitistas. Por ejemplo, hay que decidir si el negocio está en construir una o diez oficinas por piso. Esas son las cosas que estamos estudiando.

¿Cambió el consumidor? ¿No hay poder adquisitivo?
Es que estamos observando qué pasa en el mercado, si la tendencia es a comprar o arrendar.

¿Ha notado el frenazo en la economía?
Obviamente que sí, se nota: hay un frenazo real en la economía. Mi padre, que era un inmigrante de escasos recursos, tenía dos dichos muy buenos. Uno decía: “la gente no va a invertir si no tiene tranquilidad”. El otro era: “el dinero es redondo y busca la mejor posibilidad de negocios”. Si tenemos menos entradas económicas eso va a disminuir las posibilidades de cualquier reforma, porque el retorno económico depende de la actividad. Si hay incertidumbre, la gente espera.

¿El frenazo es por factores externos de la economía?
Un porcentaje muy menor es por factores externos, pero el frenazo económico es por causas internas.

¿Chile no necesitaba reformas?
Siempre es bueno pensar reformas. No me opongo a mejorar las cosas, el tema es que hay que consensuar y actuar con cuidado cuando se toca la economía. Como te decía, el dinero es redondo: si no se viene para acá, se va a ir a otro lado.

¿Las reformas han tensionado la relación entre los empresarios y el gobierno?
Por lo que uno lee está muy claro: hay bastante tensión. Espero que el gobierno se dé cuenta de esta situación, porque lo lógico es que piense que lo mejor es actuar en conjunto.

¿Cómo se define políticamente?
Soy una persona de centro derecha y si hubiera un Partido Radical como el de hace 40 años allí estaría.

¿Bachelet lo ha hecho mal?
No me ha gustado el inicio, pero tengo esperanzas en que eso cambie, porque la retroexcavadora nos hizo daño a todos, acá y afuera.

Eso es retórica, porque en la práctica la reforma tributaria fue aprobada por acuerdo.
Pero un acuerdo relativo. La reforma salió menos mala de lo que entró, pero salió rasguñada. El otro sector no tenía más posibilidades de negociar.

¿Qué opinión tiene de la reforma tributaria?
La reforma tributaria fue la que más generó el frenazo. Creo que no era el momento. Antes que se presentara, la inversión estaba un poco contraída, pero después de eso la gente se asustó.

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Luego de aprobada la reforma ¿disminuyó su incertidumbre?
Hemos cambiado un poco nuestra forma de ver el negocio, nos hemos adaptado.

¿Quién paga esta reforma?
Las empresas y finalmente la gente. Nadie está en contra de aumentar impuestos siempre que veamos una buena inversión. Obviamente que uno trata que la cantidad de impuestos no sea mucha.

TRABAJO, EMPRESARIOS Y POLÍTICA

A fines de año está anunciada la presentación de la reforma laboral.
La reforma laboral hay que verla con cuidado. Para los que tenemos empresas con muchos trabajadores esto nos puede afectar.

La reforma laboral busca fortalecer a los sindicatos para que tengan más poder de negociación. Uno de los puntos centrales busca prohibir el reemplazo de trabajadores en huelga. ¿Qué le parece eso?
No se puede vivir bajo el régimen del terror. Yo tengo una convivencia muy agradable con los sindicatos. Tengo el honor de decir que nunca he tenido una huelga, aunque una vez hubo un intento de paro cuando estábamos construyendo el Titanium. Me encontré con casi 300 obreros, todos parados. Les pedí que me explicaran y que los que querían trabajar fueran a hacerlo y los que no se quedaran a conversar. De los 300 se quedaron seis, cinco de ellos sindicalistas y uno que era de Talagante, que le costaba mucho venir a Santiago y quería que le pasara un departamento cerca. ¿Qué quieres que te diga? Frente a los sindicatos tengo muy buena experiencia. Pero si vamos a vivir en un régimen del terror, donde los sindicalistas manden todo, vamos a tener que ver cómo actuamos. Estoy preocupado de que el poder sindicalista sea tal que no haya posibilidades, porque si los huelguistas van a hacer lo que quieren, la inversión se va a ir a otro lado. Tan simple como eso.

¿La reforma laboral podría generar desempleo?
Depende cómo salga. No soy experto, pero tengo que consensuar muchos aspectos para que no pase lo que estás mencionando. El desempleo es la peor lacra que tenemos, hay que cuidar que no se produzca.

¿Ya hay desempleo en la construcción?
En la construcción ha bajado el empleo, no sé en qué porcentaje, pero está bajando. En esto han influido las mineras, que han bajado la contratación, y los que se fueron de la construcción a la minería ahora están volviendo.

¿Ha tenido que despedir gente?
No, sólo estamos despidiendo gente por término de obra.

Estas reformas, tanto la tributaria como la laboral, buscan reducir la brecha de la desigualdad…
Yo no partí rico y obviamente lo mejor para un país es tener menos desigualdad. Sobre eso no hay dudas, el tema es cómo obtenerla sin provocar desempleo ni alejar las inversiones. De eso debe preocuparse el gobierno.

¿Usted cree que los sueldos en Chile son altos o bajos?
Yo no tengo sueldos bajos, quizás por eso no he tenido problemas. Los empresarios no creo que estén escatimando costos, yo feliz de ver subir la calidad del personal y la educación, eso es fundamental en la vida. Siempre he dicho: la educación es lo único que mejora el estándar de un país.

¿Se paga poco por falta de educación?
No, se paga poco simplemente porque debemos mejorar la productividad. Si la producción mejora obviamente va a traer consigo una mejora en los sueldos. Nosotros capacitamos a nuestros trabajadores y obtenemos frutos.

¿Cree que en Chile se trabaja poco?
Ni mucho, ni poco, se trabaja a un ritmo que ya está acostumbrada la gente. Si vas a provincia todavía toman té. Esto es una formación distinta.

La OCDE dice que Chile fue el cuarto país que más horas trabajó en promedio el año pasado, con 2015 horas…
Perdón, pero el horario no tiene nada que ver con la remuneración. Puedo trabajar 8 horas diarias, pero entre medio me tomo un café, hablo por teléfono, me voy a la esquina… yo estoy feliz con mi gente, no tengo control ni lo voy a tener. Me da lo mismo si salen y se toma un café. Mientras rindan, ¿qué me importa que se tome media hora más? Horarios sí se cumplen, pero a lo mejor en el futuro no necesitamos cumplirlos. Lo que importa es sacar la pega, la producción.

¿Existe un ánimo antiempresarial?
No lo veo así, pero no me gustaría que se profundicen odios.

Hemos conocido del caso Penta, el Cascada, y ahora último la colusión de los pollos. ¿Ha sido un mal año para la imagen de los empresarios?
Me parece pésimo. Nosotros tenemos que actuar con honorabilidad. Los empresarios deben ser honestos, el dinero no es el único fin.

En algún momento el debate sobre la codicia estuvo de moda.
El ser sanamente ambicioso es distinto a la codicia. Si me preguntas si me interesa ganar dinero, por supuesto que me interesa, pero ¿el fin es el dinero? No. La ambición puede romper el saco.

Este año se han roto muchos sacos.
El hecho de que un tipo mate a su madre no significa que todos los chilenos seamos criminales. No podemos juzgar al resto por dos o tres casos. Que deben ser castigados, sí.

¿Cómo se castiga? Adam Smith decía que los empresarios de un mismo rubro sólo se reúnen para coludirse.
Yo no creo que los empresarios busquen coludirse. Yo mismo soy de pocas reuniones, pero uno actúa simplemente por saber a dónde va el mercado, cuáles son las condiciones del país… esas son las herramientas que a uno lo hacen más fuerte, no coludirse para obtener mayores beneficios.

¿Conoce a los dueños de Penta?
Los conozco, no son amigos, pero tengo buena relación con ellos, incluso me han comprado algunas cosas. En el caso Penta no veo conflicto en que hayan ayudado políticamente, mientras sea transparente…

¿Usted ha donado plata para campañas?
Me han pedido y yo he financiado cosas muy menores.

El presidente de la CPC decía que los candidatos siempre eran los que pedían.
Todos piden. Yo no soy partidario de esas cosas. Me gustaría que no pidieran, porque no es agradable contestar siempre que no. Normalmente, yo no hago mucho caso.

¿Es sano para la política que los empresarios donen dinero para las campañas?
Es sano mientras las cosas sean transparentes. Si he tributado, con mi dinero yo puedo hacer lo que quiera, no veo pecado en eso.

EDUCACIÓN

¿Usted estudió gratis?
Fui al colegio Valentín Letelier, luego al Instituto Nacional y después a la Universidad de Chile. Estudié gratis, pero como trabajé desde muy niño pude aportar con una pequeña cuota al pago de mis estudios. En retribución a eso me quedé 28 años trabajando como empleado público. En ese sentido, soy partidario de buscar cualquier solución para que la gente se eduque más.

¿Está agradecido del Estado?
Yo estudié en la educación pública. En ese tiempo igual era difícil entrar a las universidades porque habían muy pocas, era para una elite. Mi padre y mi madre estaban muy preocupados porque yo tuviera una educación pública.

Se apreciaba más la educación pública en ese tiempo.
Se apreciaba al punto de que había mucha pelea por entrar a los mejores colegios. Cuando di mi examen para el instituto había como cuatro salas de niños y mis papás me estaban esperando en la puerta para preguntarme cómo me había ido.

¿Cree que el Estado debe ser más fuerte y crecer en educación?
No sé si deba crecer o no, pero el Estado sí debe financiar más la educación pública.

Para eso es la reforma tributaria.
Pero espero que la reforma tenga frutos. Yo no desconfío en la forma en que se van a invertir los recursos, yo estoy desconfiando si es que se van a obtener, porque si las empresas no ganan lo suficiente el tributo va a ser menor.

¿Es partidario de que la universidad sea gratuita para todos?
No, soy partidario de que la educación sea accesible para todos. Si un tipo se esfuerza y es buen alumno debe ser becado, eso es fundamental, pero el que puede pagar debe contribuir, porque la gratuidad lleva a malas cosas.

¿Cree que debe estar permitido el lucro en los colegios?
Todo depende de cómo se obtenga. Si tengo un colegio solo para obtener dinero y exploto a los trabajadores y a los padres, no me parece. Yo veo el colegio de mis nietos, que van al Nido de Águilas, que es un colegio pagado y caro, pero le entregan muy buena educación. Estoy sorprendido.

¿Hace un paralelo con su educación?
No hay comparación.

¿Qué le llama la atención del Nido de Águilas?
Los incentivan en el deporte, tienen buenas piscinas y canchas. Los incentivan en el arte, tienen un estudio de teatro…

¿Cómo hacer que eso sea extensivo a las comunas más vulnerables, donde no existe la infraestructura ni la calidad del Nido de Águila?
Aunque me duela decirlo, la desigualdad siempre va a existir. Yo creo que las condiciones se pueden mejorar, se puede disminuir la brecha, pero no que se acabe.

EL VALOR DEL SUELO

La desigualdad no solo se nota en la educación, sino que también en la vivienda. ¿Cómo se puede acortar la brecha desde la construcción?
Las viviendas básicas han ido mejorando y tienen que seguir en ese camino. En la medida que la gente tenga mejor acceso a una vivienda va a tener un mejor porvenir.

En el caso del suelo, la desigualdad ha hecho que los pobres vivan en la periferia, jamás podrían vivir en el centro.
El Estado no ha invertido lo suficiente para tener viviendas económicas en el centro. Eso mejoraría la convivencia, sería todo menos elitista.

¿Cómo hacemos para mezclarnos en la ciudad?
Si el más pobre vive en Colina, el de clase media en el centro y el más rico por allá arriba, sólo podemos hacer dos cosas: o mejoramos Colina, al extremo que pueda llegar gente de otro nivel, o traemos las viviendas sociales donde la gente que tiene mayores ingresos.

¿Qué tan desintegrado está Santiago?
Santiago no está tan desintegrado, pero puede llegar a estarlo. Hoy terrenos no existen. ¿Qué podemos hacer? Esas dos cosas. Si en Colina el Estado hace parques, construye canchas de fútbol, un buen estadio, pone colegios de calidad, un buen hospital, una universidad cercana, allí van a vivir pobres y ricos, con buena convivencia. Eso lo tiene que hacer el Estado o incentivar a que los privados lo hagan. Nosotros estamos haciendo un proyecto que se llama “Barrio parque”, en Estación Central, que es un conjunto de viviendas que estamos levantando: hay piscina, quinchos, y parques.

¿Por qué es tan caro vivir en Santiago?
Por el uso de suelo, porque las redes son caras, y la movilización es difícil. Ahora, yo soy partidario de las concentraciones, por eso es que me gusta la construcción en altura.

¿Le importa que su edificio no sea el más alto de Santiago?
Por supuesto que no me importa, me da lo mismo.

¿Se ha creado una falsa rivalidad entre usted y Horst Paulmann?
Nunca tuvimos competencia. Yo hice lo más que podía en este terreno, que tiene casi 6 mil metros, él tiene 42 mil metros. Con él tengo una relación muy bonita. No somos amigos, pero sí muy conocidos. Yo fui a la inauguración de su torre y el vino a la mía. Paulmann es un excelente empresario y está motivado en hacer cosas mejores para el país.

¿Cuál es el futuro de los edificios emblemáticos de oficinas?
Nosotros vamos a seguir persiguiendo edificios emblemáticos, en la medida que encontremos el terreno para hacerlo. A mí lo emblemático me atrae personalmente como un desafío.

¿Cuánto de ego hay en la construcción de estos edificios?
Hay ego, esa es la verdad. Es un deseo de realizarme como arquitecto, de cada vez ir buscando lo mejor.

¿No tiene pensado hacer un edificio más grande?
Siempre uno piensa en hacer algo más grande, pero eso no necesariamente tiene que ver con la altura.

Hay una construcción en altura que es bien fea: los edificios del centro que parecen panales de abeja, los que tienen departamentos de 20 metros cuadrados.
Me vas a disculpar, pero los arquitectos somos todos buenos. Siempre he tenido como premisa no criticar al resto.

¿Pero qué le parecen los departamentos de 20 metros cuadrados?
No me gustan. Eso es vivir hacinados. Yo feliz hago viviendas de un dormitorio, pero lo que nosotros llamamos vivienda normal, de 35 metros. Departamentos de 18 metros, que los hay, no me parecen.

¿Cuáles son sus lujos?
Me gusta mucho el mar y tengo un barco a vela. Lo tengo en Higuerillas y voy los fines de semanas. El barco es el mejor sicólogo del mundo, pero el más caro también.

¿Qué otros lujos?
Me compré un helicóptero. Tenemos trabajos en Valle Nevado y como el camino me pesa un poco, me compré un helicóptero.

¿Va a ver las obras en helicóptero?
En algunos proyectos. Lo ocupamos también de placer, si puedo ir a Viña del Mar voy. Así aprovechamos el helipuerto que tenemos. No es lo mismo ir a tomar el helicóptero no sé a dónde, que subir dos pisos y tomarlo: el helicóptero viene a buscarme y me lleva. Caben siete personas.

¿En esta zona se mueven muchos helicópteros?
Ha cambiado, acá se mueven hartos helicópteros.

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