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Cultura

15 de Febrero de 2015

¿Por qué a los coreanos les gusta ver a otros comiendo por televisión?

¿Cenarías frente a una webcam para que miles de personas te vean comer… y paguen por ello? Si les gusta cómo comes, pagarán unos cientos de dólares por noche. Un salario nada malo por hacer lo que harías de todas formas. Esto es lo que está pasando en Corea del Sur. Con frecuencia se dice […]

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¿Cenarías frente a una webcam para que miles de personas te vean comer… y paguen por ello?
Si les gusta cómo comes, pagarán unos cientos de dólares por noche. Un salario nada malo por hacer lo que harías de todas formas. Esto es lo que está pasando en Corea del Sur.

Con frecuencia se dice que si quieres saber cómo será el futuro, debes fijarte en la manera en la que avanza la tecnología en el que es, quizás, el país más conectado del planeta. El fenómeno del que estamos hablando se llama muk-bang, una combinación de “comer” (muk-ja) y “televisar” (bang-song) en coreano.

El show de Lee Chang-huyn
Fui testigo de este futuro en el apartamento de Lee Chang-huyn, en el octavo piso de una torre residencial en Seúl. Cerca de la medianoche se conecta junto con un par de amigos e interpreta su cena, que consiste en calamar crudo picante un día y cangrejo el siguiente. “Interpetar” -como un actor- es la palabra correcta. Es extravagante en sus gestos, le muestra su comida a la cámara para seducir a su audiencia. Hace mucho ruido al comer, como parte del show. Invirtió dinero en un buen micrófono que capturara los crujidos y los sorbidos.

No se trata de un asunto privado. Unas 10.000 personas lo ven comer cada día, dice. Le mandan un flujo constante de mensajes a los que responde verbalmente (con palabras) u oralmente (comiendo, en forma muy visible y ruidosa). Si a la audiencia le gusta el espectáculo, le otorgan lo que se conoce como “globos de estrella”, cada uno de los cuales significa un pago para él y para el canal de televisión por internet por el cual se transmite sus performances.

Corea del Sur hoy…
Lee Chang-hyun responde con evasivas cuando se le pregunta cuánto gana, pero según ha estimado la BBC contando los globos de estrella en su pantalla, con un show de dos horas debe ganar varios cientos de dólares. Su cena-performance es parte de un fenómeno que dice algo acerca de cómo la sociedad está cambiando y cómo la televisión se está transformando… en Corea del Sur hoy y, quizás, en tu propio país mañana.

Su show se transmite por un canal de internet llamado Afreeca (abreviatura de “cualquier transmisión gratis”, en inglés). El canal permite que las personas les transmitan sus videos a otras personas. Muchas personas. Es un canal de televisión sin todos los costos y la parafernalia de un canal de televisión. A quienes actúan ante las cámaras, como Lee Chang-hyun o BJ Termin, se les conoce como “jockeys de transmisión”.

¿Cuál es el atractivo de mirar a otras personas comer desde tu propia computadora? ¿Es una especie de voyeurismo, pornografía de comida, quizás?

Avatar o compañía

Lee Chang-hyn se refiere a sí mismo como un avatar. Los espectadores se proyectan en él, así que cree que come para darles un placer de segunda mano. “En Corea, especialmente para las mujeres, la apariencia física es muy importante. Estos son platos que engordan mucho, así que verme a mí comiéndolos les proporciona algo de satisfacción”, le explica a la BBC.

A mí esto no me convence. Toda la gracia de comer es comer. Eso de “yo como para que tú no tengas que comer” no me cuadra. Quizás el atractivo esté en la compañía, aunque se trate de algo remoto, a través de internet. Se siente como si estuvieras en una cena con amigos, en la que estos están repartidos en las distintas habitaciones.

“Les gusta verme comer, pero también conversar mucho”, dice Lee Chang-hyun. “Hablamos de todo. Incluso los aconsejo sobre problemas que puedan tener, así que tenemos una relación real”.
De pronto eso cuenta como una relación real en nuestra época: una relación remota, entre personas que están muy lejos, cada una en su casa, atomizados en la megatrópolis.

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