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Opinión

12 de Marzo de 2015

Rolf Lüders y la formalización de sus ex alumnos: “Lavín y Délano no son un peligro para la sociedad”

Fue profesor del “Choclo” Délano y Carlos Eugenio Lavín, ex alumnos de la Universidad Católica, donde aún imparte clases. Acá habla sobre la formalización que los tiene tras las rejas, sus implicancias, y defiende la contribución de los empresarios al desarrollo social del país. Sobre Gajardo asegura que “es un fiscal excepcionalmente serio y capaz”.

Jorge Rojas
Jorge Rojas
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Carlos Eugenio Lavín inició su declaración ante el fiscal diciendo que fue alumno de los Chicago Boys y lo mencionó a usted como uno de los profesores que tuvo. El “Choclo” Délano también fue alumno suyo. ¿Qué opinión tiene respecto de la acusación que pesa en su contra?
En Chile toda persona es inocente mientras no se pruebe lo contrario. A mí no me corresponde juzgar a Délano y Lavín. Lo deben hacer los jueces asignados al caso y eso tomará tiempo, durante el cual por prudencia todos los demás debiéramos evitar emitir juicios al respecto. Confío en que tengan un justo proceso y lamento muchísimo la situación en que se encuentran. En términos más generales, frente a casos como el de Penta y el de todos los similares, es muy importante para el sistema que las autoridades den la señal –como me parece lo han estado haciendo y espero eventualmente suceda en su oportunidad en el caso Dávalos- de que las leyes se van a respetar estrictamente y sin discriminación alguna.

¿Le parece justa la prisión preventiva? ¿Son un peligro para la sociedad?
La prisión preventiva es una medida cautelar que impuso el juez Juan Manuel Escobar, basado en los antecedentes del caso, y a su mejor entender de las disposiciones legales que definen tal tipo de peligro. Otra cosa, muy distinta, es lo que el lego entiende por peligro para la sociedad, que corresponde más bien al criminal físicamente violento. En este último sentido, Lavín y Délano obviamente no son un peligro para la sociedad. Por el contrario, son personas que más bien han tratado de colaborar con el desarrollo social del país, entre otros con la Teletón, y en general han mostrado su interés en lo público.

¿Qué opinión tiene sobre la exposición que hizo el Ministerio Público? Carlos Gajardo dijo que “Penta era una máquina para defraudar al fisco” y que hasta la señora del júnior tenía que pasar boletas para rebajar impuestos.
Carlos Gajardo es un fiscal excepcionalmente serio y capaz, que no hizo otra cosa que utilizar las formas –desafortunadamente- usuales en este tipo de juicios. En realidad el grupo Penta, si bien es acusado de ciertas irregularidades tributarias, evidentemente no se creó para defraudar al fisco, ni se transformó en una máquina para hacerlo. Se trata de un grupo económico que, motivado sin duda por el objetivo de obtener ganancias, se ha dedicado a prestar servicios principalmente en el área financiera.

¿Qué señales está mandando la fiscalía hacia los empresarios?
Ni siquiera lo sospecho. Lo que sí queda en evidencia es que la fiscalía está actuando con toda su fuerza y capacidad para penalizar, de acuerdo a lo que legalmente corresponde, a los responsables de ciertas irregularidades tributarias detectadas. Al hacerlo, eso sí, está dando una clara y positiva señal de que la evasión tributaria no será tolerada impunemente en Chile.

¿Le parece que existe un clima antiempresarial?
El tema del clima a favor y/o en contra de las empresas es muy complejo, pero dudo que realmente haya habido un cambio muy significativo en el mismo durante los últimos años. Mi impresión es que el ciudadano medio chileno –tanto o más que en otras partes- está consciente de que las empresas son necesarias para producir bienes y servicios y que probablemente nunca serán perfectas. Lo que este chileno denuncia principalmente –incentivado por el actual empoderamiento ciudadano y con razón- es a ciertas prácticas abusivas de algunas empresas monopólicas u oligopólicas, mal reguladas y peormente controladas por el Estado.

Hay que sumar que la reforma tributaria, la educacional, y la laboral han sido ampliamente resistidas por los empresarios. ¿Le preocupa el clima que se ha generado?
Cuidado. El empresariado apoyó el aumento tributario, algo muy extraño en el mundo entero, pero criticó la forma en que éste se iba a producir. El mismo empresariado es partidario de mejorar la calidad de la educación –y cree que se requiere una reforma- pero no cree que para ello haya que terminar –como en la práctica se está haciendo- con la mayoría de las escuelas privadas subsidiadas. Y en materia laboral considera, en lo esencial, que al proyecto de reforma laboral –que por ahora es casi exclusivamente de fortalecimiento sindical a costa de generar una serie de ineficiencias- le faltan las disposiciones que puedan generar un aumento del empleo y de los salarios, sobre todo de mujeres y jóvenes. Quizás el empresariado no ha sido capaz de transmitir su verdadera posición frente a las reformas.

¿Se está buscando cambiar el sistema?
No dudo que hay un grupo de personas, representadas parcialmente dentro de la Nueva Mayoría, que desean cambiar nuestro sistema económico y social. En general, el objetivo es reducir las libertades individuales y aumentar la injerencia estatal. Hay acá, curiosamente, algo de añoranza a un pasado que, objetivamente, fue muy malo para la gran mayoría de los chilenos, pero que algunos desean volver a revivir. No creo que este deseo sea compartido mayoritariamente, ni que esto tenga algo que ver con el caso Penta.

El año pasado fue el año de los escándalos: Penta, Cascadas, la colusión de los pollos. Los empresarios también han hecho lo suyo. ¿Qué tanto daño le hacen al sistema los empresarios codiciosos?
Los casos que usted menciona –como también el caso Dávalos- efectivamente le hacen mucho daño al sistema, pero solo por el desconocimiento general que todavía existe sobre el funcionamiento del mismo. Como se desprende de los índices de corrupción internacional, las economías de mercado libre son aquellas en que el tipo de corrupción que se está debatiendo en Chile se minimiza, porque en transacciones voluntarias entre partes no se puede dar. En general, la corrupción está asociada a alguna regulación, que entre muchas otras puede ser tributaria o de ordenamiento territorial, y a algún funcionario público corruptible. Ambos casos, el de Penta y el de Caval, no son la excepción. Desde los tiempos de Adán y Eva tenemos corrupción y la forma de minimizarla es mediante la adopción de un sistema económico-social libre, una buena educación ética, y castigos ejemplares para aquellos que cometan ilícitos.

Varios de los ejecutivos y empresarios cuestionados en el último tiempo provienen de ingeniería comercial de la UC. ¿Qué tanto desprestigio han traído a la escuela estos alumnos?
Esa situación no debiera tener impacto perceptible alguno sobre el prestigio de nuestra Facultad. Varios miles de estudiantes han egresado de ella y, precisamente por la preparación profesional y ética que tienen, ocupan las posiciones de liderato en las mayores empresas del país. Es así inevitable –a pesar del especial esfuerzo que siempre ha hecho la Facultad para inculcar el comportamiento moral de sus estudiantes- que algunos de ellos sean acusados –y quizás, en uno que otro caso muy excepcional, incluso condenados- por fraude u otros ilícitos graves.

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