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Opinión

7 de Abril de 2015

El financiamiento de la política explicado con manzanitas

* Los casos Penta y Soquimich han expuesto una triste realidad en Chile: la evasión de impuestos y la oscura relación entre los negocios y la política. Esto era un secreto a voces. Al menos yo forjé mi niñez y adolescencia con esa percepción. Y es que el año 1990 se retomaba la democracia, pero […]

Matias Godoy Mercado
Matias Godoy Mercado
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dinero A1
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Los casos Penta y Soquimich han expuesto una triste realidad en Chile: la evasión de impuestos y la oscura relación entre los negocios y la política. Esto era un secreto a voces. Al menos yo forjé mi niñez y adolescencia con esa percepción. Y es que el año 1990 se retomaba la democracia, pero generaciones pasadas daban cuenta que sólo era un “tipo” de democracia. Sin restar mérito, por cierto. Hoy nuestra generación, y probablemente las futuras, presenciarán algo histórico: los hechos que dan cuenta del tipo de democracia que hemos construido. No es alentador, pero es la realidad y no un cuento

Penta y Soquimich han financiado partidos y campañas políticas de forma irregular. Esto ha sido transversal. Partidos y candidaturas de derecha e izquierda, en algunos casos financiados por el mismo patrocinador. Aquello no obedece a una lógica preliminarmente coherente. Es así como surge la pregunta: Entonces, ¿Cómo se financia la Política en Chile?. Esta columna, con Snoopy y manzanitas, busca responder aquella interrogante.

Financiamiento público
snoopy trailer YT

Los partidos y candidaturas políticas, ya sea desde un candidato a concejal hasta un candidato a la Presidencia de la República, se financian a través de 2 vías: financiamiento público y privado. En términos simples, tanto el Estado como entes privados financian la política.

El Estado financia las candidaturas a través de anticipos y reembolsos. En este sentido el Estado, a través del Servicio Electoral, transfiere recursos a los candidatos antes y después de comenzar una campaña política. El criterio que utiliza se basa en los sufragios de alguna elección pasada. Para esto recurriremos a Snoopy. Suponga que Snoopy fue candidato a diputado por el distrito 43: Hualpén y Talcahuano, en las pasadas elecciones parlamentarias de 2013. Suponga que Snoopy, después de una ardua y precaria campaña, obtuvo 10 votos. Snoopy, acongojado, plantea presentarse nuevamente como candidato a diputado por el distrito 43 en las elecciones parlamentarias de 2017. El Estado, 5 días después de inscrita la candidatura, realizará un aporte a la campaña de Snoopy, equivalente a los votos obtenidos en 2013: 0,01 UF por voto obtenido en 2013. Es decir, 0,01 UF por 10 votos. 0,01 UF son $246 aproximadamente. Si Snoopy decide ir como candidato de forma independiente, es decir, sin el apoyo y militancia de un partido político especifico, Snoopy no recibirá 0,01 UF por voto obtenido.

En tal caso, Snoopy recibirá la división entre lo que el Estado haya asignado al partido político con menor cantidad de votos por el número de candidatos independientes. Supongamos que el Partido Peanut’s fue el partido con menores votos de la última elección. El Estado les anticipó $100. En esta elección hay 10 candidatos independientes, entre ellos Snoopy. Snoopy recibirá $10 y el Partido Peanut’s recibirá $100 o más. Que equitativo no?

Después de las elecciones el Estado realiza un aporte final. Este equivale a 0,015 UF por voto obtenido, menos el anticipo ya otorgado. Con este cálculo Snoopy puede obtener recursos adicionales del Estado, por concepto de reembolso. Esto cobraría mayor relevancia si a Snoopy esta vez le va bien.

Financiamiento privado
Adicionalmente la ley permite que Snoopy reciba otras fuentes de financiamiento: aportes privados. Estos pueden ser:

Aportes propios
Aportes anónimos
Aportes reservados
Aportes públicos
Créditos

Los aportes propios resultan simples. El título lo dice: propio. Imagine que Snoopy trabajó 3 años como babysitter de Woodstock. Por dicho trabajo percibió remuneraciones. Estas remuneraciones las ahorró y con eso desea financiar parte de su campaña. Bien.

En segundo lugar están los aportes anónimos. Empresas pueden aportar a la campaña de Snoopy de forma anónima, sólo sí su aporte no supera 20 UF. Es decir, $492.380.

Cuando una empresa desee aportar más de 20 UF, es decir, más de $492.380 a un candidato el aporte automáticamente pasa a ser reservado. Esta es la denominada “vía legal” de financiamiento a la política. Los aportes reservados se caracterizan porque el candidato no debe saber de donde provienen los recursos. Incluyamos en nuestro ejemplo a nuestro querido amigo Charlie Brown. Suponga que Charlie Brown es un magnate de Chile, dueño de bancos, mineras, canales de televisión, etc. Charlie desea aportar recursos a Snoopy, superiores a 20 UF. De acuerdo a la ley Charlie debe depositar el aporte en una cuenta BancoEstado del Servicio Electoral (SERVEL). El Servel, con un par de días de retraso, estará encargado de traspasar estos recursos a Snoopy, a través de una o más transferencias. El objetivo es que Snoopy no sepa que es Charlie Brown quien financió su campaña. Esto con el fin de que Snoopy no se sienta auspiciado por alguien en particular.

Sin embargo Charlie Brown puede preferir que su aporte sea de carácter público. En dicho caso el Servel publicará que fue Charlie Brown quien donó recursos a Snoopy. Snoopy y todo aquel chileno que consulte al Servel sabrá. No obstante, cuando se trata de empresas con fines de lucro, el Servel puede objetar el carácter público del aporte y mantener la reserva de la información. ¿Con qué fin? Con el fin de que Snoopy no sepa a quien “devolverle el favor”.

Finalmente los partidos políticos, al margen de las campañas, se pueden financiar a través de cuotas de sus militantes. Cabe destacar que todas las donaciones a partidos o candidaturas políticas están exentas del pago de impuesto, al considerarse “donaciones”.

Penta y Soquimich: Financiamiento irregular

Los casos Penta y Soquimich han planteado una nueva forma de financiamiento a la política. Esta forma es irregular, al margen de la ley. Esta forma consiste en la emisión de boletas de honorarios por servicios no prestados, lo que se ha denominado “ideologicamente falsa”. Esto consiste en que un cercano a un candidato emita una boleta a una empresa y reciba recursos por esa vía. Volvamos al ejemplo. Suponga que Snoopy le ordena a su colaborador, Woodstock, que emita una boleta de honorarios a Charlie Brown, el magnate. Charlie recibe la boleta, transfiere recursos a Woodstock, y este los hace llegar a Snoopy. Snoopy recibe financiamiento de campaña, Charlie un recibo que le permite pagar menos impuestos. ¿Cuál es el problema?.

El primer problema es que Charlie pagará menos impuestos en sus empresas por la tenencia de boletas de honorarios. Con estas boletas reducirá su base imponible de impuesto de primera categoría y pagará menos o ningún impuesto. El segundo problema es que Charlie recibirá boletas por servicios no prestados. Nadie trabajó para Charlie, él hizo una donación política. El tercer problema es que esta vía busca esconder el aporte. En el papel, Charlie pagó por un servicio profesional, pero en rigor el aportó a una campaña política. En la operación, Charlie, Woodstock y Snoopy saben que esto fue una donación política. El Servicio de Impuestos Internos (SII) y la opinión pública de Chile sólo saben que Woodstock al parecer trabajó para Charlie. La pregunta que surge es: ¿Por qué elegir esta vía?

Lee esta columna completa en Economía para Todos

* Matías Godoy es ingeniero comercial y magíster en finanzas. Twitter: @matiadgodoy

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