Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Deportes

14 de Junio de 2015

La columna que el diario El País de España le dedica al “Rey” Arturo Vidal

"Lo primero que habríamos de retratar, sería esa desvencijada portería pegada a una casa, que ratifica el paradigma freudiano de “infancia es destino”. Pero retrocedemos un par de metros, porque el encuadre resulta más revelador con algunas de las piedras, forjadoras del futuro temperamento del personaje, que asoman en plena área grande. Un trecho más para atrás, que hemos hallado variedad de basura sobre la terracería. Otro poco, hasta llegar a la difusa raya que divide las dos mitades del campo de juego. Algo más, porque ahora unos pájaros comen (o desesperan buscando qué comer) por el área grande del otro costado. Finalmente, la portería opuesta, en cuyas agujeradas redes reposa una pelota ponchada", dice la crónica del periodista Alberto Lati.

Por

Vidal Ecuador Copa América A1

“Arturo Vidal: tierra y altar”, se titula la columna que el periodista Alberto Lati escribió sobre el jugador chileno en el diario El País de España.

En su crónica, Lati, que hace toda suerte de metáforas para resalta que el carácter de Vidal se forjó precisamente por la precariedad de su infancia, dice que  “lo primero que habríamos de retratar, sería esa desvencijada portería pegada a una casa, que ratifica el paradigma freudiano de “infancia es destino”. Pero retrocedemos un par de metros, porque el encuadre resulta más revelador con algunas de las piedras, forjadoras del futuro temperamento del personaje, que asoman en plena área grande. Un trecho más para atrás, que hemos hallado variedad de basura sobre la terracería. Otro poco, hasta llegar a la difusa raya que divide las dos mitades del campo de juego. Algo más, porque ahora unos pájaros comen (o desesperan buscando qué comer) por el área grande del otro costado. Finalmente, la portería opuesta, en cuyas agujeradas redes reposa una pelota ponchada”.

“Ahí, en El Huasco, extrarradio de Santiago, comenzó la carrera de Arturo Vidal; predeterminado por la ubicación de su marginal casa, elegido por los azares del balón, predestinado por los astros del sur, vivió y soñó a no más de cuatro metros de una portería”, escribe el cronista.

Cuenta que mientras recorría los barrios donde creció Vidal apareció un personaje maduro y de desordenados cabellos que se hace llamar Chumi. Como todos aquí, sabe que si hay una cámara, que si se efectúa un reportaje, es por el hijo pródigo de la localidad.

“¡Un caso aquí del barrio para el mundo! ¡Aquí en la población tenemos treinta años y él tiene veintiocho! ¡Aquí está su destino, la felicidad de todo el vecindario!”, dice.

El periodista dice que después “pasamos por calles de trazado imposible, esquivamos coches por donde no habrían de caber y llegamos al santuario del crack juventino”.

“Periódicos y memorabilia, uniformes y muñecos, esculturas y dibujos, presididos por el altar más caótico: incienso, vírgenes, bendiciones, cirios, para rogar por este (o acaso, a este) futbolista. Fe sincrética con el rey Arturo como especie de profeta”.

La columna cierra con una especie de pequeño poema.

“Cancha que nunca tuvo pasto y cuyas piedras dieron rigor de vida a quienes ahí persiguieron pelota. Polvareda que se levanta y deja ciego a quien atrape. Historia que pudiendo ser muchas entre tal pobreza y tantas privaciones, no pudo ser otra. Arturo Vidal, talento guerrero, nació aquí y nació para esto”.

 

Notas relacionadas