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Poder

26 de Junio de 2015

La soledad de Clara Bensan

Hace algunas semanas puso fin a 32 años de militancia. En el cuerpo tiene decenas de campañas políticas y un compromiso con la DC que parecía inquebrantable. Sin embargo, el escándalo por las facturas ideológicamente falsas alejó a muchos que decían ser sus amigos. Solo un puñado de militantes y un resto de colegas contadores se mantienen en su círculo cercano. A ellos les ha confesado sus dolores y cómo es que Martelli la involucró en el financiamiento ilegal de la campaña de Eduardo Frei. Acá, la lenta agonía de la contadora que le facturó 116 millones de pesos a SQM y al grupo Said, por trabajos que nunca realizó.

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El 2 de abril pasado, el teléfono del exsenador Ricardo Hormazábal no paró de sonar. Detrás de la línea, decenas de militantes democratacristianos le informaban que el Servicio de Impuestos Internos había presentado una nueva denuncia por delito tributario. La querella se dirigía en contra de los representantes legales de SQM e incluía un listado de empresas que presentaron facturas ideológicamente falsas a la compañía de Julio Ponce Lerou. A las pocas horas, la lista completa de los acusados se viralizó por las redes sociales. A Hormazábal le sorprendió que una buena parte de los mencionados fuesen de la DC, pero un nombre en particular causó su indignación: Clara de las Mercedes Bensan Jofré, la contadora. “La socia de Asesoría en Gestión Integral Ltda. integró la Lista 3, encabezada por Ricardo Hormazábal, para postular a la presidencia de la DC”, decía un detallado artículo que Canal 13 publicó ese mismo día.

El fin de semana anterior, Ricardo Hormazábal había perdido las elecciones internas al obtener un 20% de los votos, en contra del 70% que sacó el grupo que lideraba el senador Jorge Pizarro. Durante la campaña, había extremado su dura postura contra los aportes de las empresas a los políticos: “Quiero echar del partido a los corruptos y a los lobbistas”, dijo en una entrevista en CNN, cuando aún era candidato. Por ese tiempo, miembros de la lista recuerdan que el exsenador les preguntó a cada uno si tenían tejado de vidrio en materia ética.

-Clarita no le dijo nada y esa es la rabia que le da a Ricardo. Él la quiere, pero está molesto –confiesa un amigo de ambos.

Cuando Ricardo Hormazábal sopesó la noticia, lo primero que hizo fue llamar a Bensan. Le pidió que le aclarara lo que aparecía en la prensa, pero ella le dijo que no lo recordaba. A las pocas horas, recibió un llamado de vuelta.

-Me dijo que había encontrado una factura y yo le comenté que eso era distinto a lo que nos había informado. Le comuniqué, además, que habíamos decidido pasarla al tribunal supremo del partido, pidiendo la suspensión de su militancia –recuerda Hormazábal con molestia.

Al día siguiente, la Lista 3 sacó una declaración pública: “Nos duele que aparezcan involucradas personas a quienes les tenemos afecto, pero los democratacristianos debemos ser exigentes en esa línea”, decía el texto, que iba firmado por todos los miembros del grupo, menos por Bensan. El documento llamaba a los involucrados a suspender su militancia mientras durara la investigación y a entregar todos los antecedentes al Tribunal Supremo del partido, misma instancia que una semana después de conocido el escándalo, recibió una petición formal para que abriera una investigación interna contra todos los acusados.

-Las infracciones a la ética tienen que ser perseguidas estén donde estén. Puede que todo sea legal, pero para mí la mayor infracción es estar financiando actividades políticas a través de empresas comprometidas con lo peor del pinochetismo –reclama el exsenador.

Desde ese día, Clara Bensan no solo fue apartada del grupo, sino que también fue borrada de los comunicados de la Lista 3 y varios militantes la eliminaron de Facebook.
-Don Bernardo Leighton le ponía scotch a las personas que no actuaban de acuerdo a los principios, a Clara yo la saqué de internet y del celular –agrega Hormazábal.

LA RECAUDADORA
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Clara Bensan nació en 1947 y a los 36 años se enroló como militante de la DC, en plena dictadura. Lo hizo motivada por un compañero de estudios que era miembro del partido, con quien compartía gran parte del pensamiento político de Eduardo Frei Montalva, Bernardo Leighton, y Radomiro Tomic. Por esa misma fecha, ingresó también al Colegio de Contadores, agrupación que al igual que todas las asociaciones de profesionales de la época, sirvió para reunir a los militantes de los desaparecidos partidos políticos.

-A Clarita la conozco desde hace más de 40 años, cuando en 1984 nos presentamos en la primera elección de consejeros regionales del Colegio de Contadores de Chile. Ella era una militante muy comprometida con los democratacristianos que eran perseguidos por Pinochet y con todo el que necesitara de su ayuda –recuerda un amigo.
Uno de los logros más importantes en ese tiempo fue su gestión como dirigente sindical de la Empresa Nacional Avícola, cuando esta pasó a manos de Corfo y el nuevo gerente inició un despido masivo. Luego de cinco años de juicio, y con ella a la cabeza del grupo, los casi mil trabajadores que fueron desvinculados recibieron sus indemnizaciones. Según cuenta un camarada que la conoce, Bensan siempre se la jugó por reconquistar los espacios democráticos. Su pelea más dura en esos años la dio en el Colegio de Contadores, donde hizo campaña para que la DC mantuviera el control de la agrupación. En paralelo, ingresó al Frente de profesionales y técnicos del partido. La asociación, que reunía a todos los militantes que habían estudiado en la universidad o en algún instituto, clasificaba a los trabajadores por núcleos. Bensan formó parte del lote conocido como “Los contadores” y desde allí hizo política.

A sus cercanos, Clara les ha dicho que ser DC es algo que se practica sin esperar un cargo o un empleo a cambio. Su currículo de servicio es extenso: participó en la creación del comando del NO, en innumerables campañas políticas, fue candidata a la directiva del Frente de profesionales, y también en elecciones de la directiva nacional. Lo que más le satisface –según cuentan sus amigos- es el esfuerzo que ponen las mujeres en el partido. Sin ellas –ha dicho en reuniones- no existiría la DC, por eso admira a quienes dedican su vida a la política, tal como lo hizo ella. Para su círculo cercano, “comprometida” es el concepto que mejor la define.

-Clarita es buena persona, servicial, jugada, desinteresada, leal, querida, honrada, colaboradora, y entregada: un ejemplo de militante –enumera un amigo suyo.

-Como es soltera tiene mucho tiempo para dedicarse a su profesión y a la militancia: primero está su familia, después el partido y luego el Colegio de Contadores –agrega otro.

A fines de la década del 90, Clara Bensan logró instalarse con su propia empresa de contabilidad. A través de dos sociedades, se dedicó a las asesorías tributarias y a las auditorías. En 1997 formó Bensan y Bensan consultores y ese mismo año compró la sociedad Asesoría en Gestión Integral Ltda., la misma que durante el 2009 y 2010 le facturó cuatro cobros por 116 millones de pesos a SQM y al grupo Said. Todo esto, a pedido del cuestionado operador político Giorgio Martelli, a quien conoció durante la primera campaña de Michelle Bachelet, y luego se lo encontró en la de Eduardo Frei, en el 2009. En esa elección, Martelli llegó por el nexo con el empresario del PPD Jorge Rosenblut y fue el encargado de buscar una casa para el comando. También entregó ideas para armar la estructura financiera de la campaña, tarea que compartió con Bensan, quien era una experta recaudadora. Quienes la conocen, sin embargo, hacen una abismal diferencia entre ambos:

-Ella siempre estuvo en el negocio del dinero legal y nunca se quedó con ningún peso que recaudaba -detalla un amigo.

Su trabajo, según cuenta su grupo cercano, consistía en organizar al voto duro en torno a cenas, colectas y remates de obras de arte, para canalizar la ayuda de los militantes de base. Eso mismo le confesó al fiscal Carlos Gajardo, cuando este la interrogó el 17 de abril pasado. Su testimonio fue una bomba:
-Yo trabajaba en la recolección de dinero en la calle. En Ahumada con Huérfanos se instalaban puestos en que se recibían donaciones de dinero y se entregaban chapitas del candidato… En el fondo, era una especie de cajera. Estos dineros que se recaudaban los depositaba en la cuenta corriente formal de la campaña. En ambas, en la de 2005 y la de 2009, le rendía cuentas a Giorgio Martelli -dijo.

LAS FACTURAS
El 8 de octubre de 2009, un mes antes de que oficialmente empezara la campaña presidencial de Eduardo Frei, Clara Bensan extendió una factura de su compañía Asesoría en Gestión Integral Ltda., por 34 millones de pesos. En la glosa puso que el destinatario era SQM y que el pago era por una asesoría tributaria y financiera. El trabajo, sin embargo, era simulado. Un día antes, Giorgio Martelli le había escrito un correo electrónico con los datos que debía ocupar en el documento.

-Giorgio Martelli me pidió una factura para financiar la campaña presidencial de la Concertación –le confesó Clara Bensan a los fiscales.

-SQM me dio un vale vista que Martelli me entregó. Yo fui al banco con la escritura de la sociedad, lo cobré y le entregué el dinero a Martelli en efectivo. No hubo ningún servicio que yo o mi empresa le entregara a SQM –agregó.
Para compensar el dinero que no entró a la compañía, Clara Bensan repitió el mismo procedimiento que había hecho con SQM. Se consiguió varias boletas de honorarios y simuló trabajos a nombre de Asesoría en Gestión Integral Ltda. Entre ellos, un documento de su madre por 12 millones de pesos. Todo lo que un contador no debe hacer.

En diciembre de ese año, el mismo procedimiento se repitió dos veces. El 9 y el 31 de ese mes, la compañía de Clara Bensan facturó 24 millones de pesos a la sociedad Inversiones Caburga S.A., de propiedad de la familia Said. Esta vez, según confesó la contadora, Martelli le habría dado los datos de manera telefónica, pero ella no habría ido a cobrar el vale vista. La plata, tal como ocurrió la vez anterior, no ingresó a las cuentas oficiales de la campaña de Eduardo Frei, que en esa época había pasado a segunda vuelta con una diferencia de votos casi irremontable. Los recursos también escaseaban.

Quienes estuvieron en el comando en ese tiempo aseguran que la diferencia de dinero entre Frei y Piñera era abismante, sobre todo porque al candidato que va perdiendo nadie le quiere aportar. Luego de la segunda vuelta, esa precariedad quedó demostrada en las finanzas del comando. La gran cantidad de deudas con los proveedores, obligó a que la campaña fuera intervenida por Diego Méndez, ex militante DC, que un año después de esa elección sería detenido en un departamento donde se prostituían menores de edad.

Méndez llegó con la misión de rebajar las deudas y presentar la rendición electoral. Como Clara Bensan sabía que el dinero escaseaba, no le pareció extraño que veinte días después de la derrota, Giorgio Martelli volviera a pedirle una nueva factura. A los fiscales les relató una escena en la que le pasó 58 millones de pesos:
-El vale vista lo cobré en el banco y luego el dinero en efectivo se lo entregué en un maletín. Yo no corroboro para dónde va el dinero, sólo se lo entrego a Giorgio Martelli, que era el hombre de confianza de la campaña en la recaudación de fondos -les confesó.

LA RENUNCIA
A Clara Bensan, el escándalo del financiamiento a la política le ha causado grandes costos personales. En estos meses, además de defenderse judicialmente, ha tenido que soportar la crítica de los tres sectores que motivan su vida: su familia, el partido, y el Colegio de contadores. A todos les ha dicho que se equivocó.

-A los familiares les ha pedido disculpas por involucrarlos en algo donde no tienen nada que ver, a los camaradas más cercanos les ha confesado que esto lo hizo por el partido, y a sus compañeros contadores, les ha pedido que entiendan la falta de ética que ha cometido –dice un cercano.

Bensan se ha pasado los últimos meses en soledad, rodeada de un pequeño lote de amigos compuesto por algunos militantes y un par de contadores. A ese grupo les ha comentado que entregó las facturas porque la campaña requería acciones concretas, y que para ella era un sueño que Frei realizara las transformaciones que el país necesitaba. Con ellos, también, se ha quejado de lo dura que ha sido la prensa y de la lenta y desganada actitud que ha tenido el partido, situación que hace pocas semanas la llevó a tomar una de las decisiones más difíciles de su vida: renunciar a la DC. Lo hizo fiel a su estilo de militante comprometida.

-Renuncié por una situación pragmática, yo era el peak de los noticieros y la derecha utilizó todos los medios para trapear el piso con los DC -le explicó a sus cercanos.

-El partido tendrá que reconocerle en su momento todo el esfuerzo que Clarita hizo por la DC, y eso ningún dirigente lo tiene en duda. Clarita es una obrera, le deben mucho –la defiende un camarada.

Hace pocas semanas, Clara Bensan realizó una de sus últimas actividades partidarias. Pese a que ya no es militante, acudió voluntariamente a la comisión de ética de la DC. Explicó lo mismo que le dijo a los fiscales e hizo un análisis de lo violentos que nos hemos puesto como sociedad. No les habló de la renuncia, ni de lo sola que ha estado, ni menos que se ha pasado el mal rato pintando, leyendo el tarot, y haciendo auditorías. Después de 32 años de militancia, el partido ya no es una prioridad.

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