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Cultura

7 de Agosto de 2015

Lo que opinan las madres de las miradas y actitudes que reciben cuando amamantan en público

A pesar de que cada día surgen movimientos en favor de la lactancia y del poder compartir estas imágenes en redes sociales, aún muchas personas reaccionan con disgusto o de forma inapropiada al ver a una madre amamantando. Por eso el sitio Verne, de El País, recopiló testimonios de lo que opinan las mujeres sobre las miradas o actitudes que reciben cuando están amamantando en público.

Por

Fotografía masiva de mujeres amamantando

Con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, el sitio Verne, de El País, decidió recopilar testimonios de El Club de las Malas Madres, un grupo de españolas que busca reivindicar el rol materno como uno lleno de aciertos y desaciertos, de risas y dificultades. Su filosofía consiste en reírse de los intentos fallidos de ser madres perfectas y en gritar que son “malas madres” como forma de crítica a una sociedad “que nos exige tanto y nos hace sentirnos pequeñitas cuando no lo conseguimos”, dicen en su carta de presentación.

Las mujeres dieron su opinión sobre las miradas y actitudes que reciben al amamantar en público aún cuando el tema ya ha sido ampliamente defendido como parte de la libertad de las madres de alimentar a sus hijos cuando deseen hacerlo y de compartir estas imágenes en redes sociales.

Acá los testimonios:

Sorpresas desagradables

– “Cuando estábamos en la plaza del pueblo todas las mamis recién paridas tomando algo en manada, había un señor mayor que siempre se acercaba a mirar hasta que un día, harta de parecer una estrella del porno (a sus ojos), le pregunté si quería un poco. Nunca más se acercó”. (Ana Miguel López)

– “A mí básicamente me da igual que me miren o no (llevando mohicano, más de 20 tattoos, lóbulos dilatados 3 cms…), acostumbrada estoy. Lo que llevo peor es que cuchicheen a gritos. Intolerable falta de respeto”. (Lidia Sevillano)

– “Alguna gente mira como si estuvieras haciendo algo malo, pero como ni lo comparto ni lo entiendo, no hago caso”. (Sonia Martínez)

– “Recuerdo como un/a familiar (prefiero no decir quién) cuando daba el pecho al ‘buenhijo1’, se plantaba delante de nosotros, se cruzaba de brazos y no parpadeaba para no perder detalle… Para mí era horriblemente incómodo… Hasta que un día me vi obligada a cortar la situación con una mirada fulminante”. (Jessica Cuenca)

– “¡Tenía amigos que cuando decía ‘tiene hambre’ salían huyendo!”. (Sandra Domínguez)

– “Que miren me da igual porque es una forma de normalizar la lactancia, aunque he de reconocer que me molesta un poco que la toquen o la entretengan mientras, porque la distraen y la ponen nerviosa”. (María Jesús Alegre)

– “He dado teta tres años. Cuando son pequeños, genial, pero cuando van creciendo la gente opina (sin tú pedirles su opinión) y pueden ser muy desagradables”. (M. José Morote)

– “En algún sitio he notado miradas discretas, en otros miradas babosas, pero las que más me han sorprendido son las de mujeres mayores reprendiéndome con la mirada por enseñar el pecho en un sitio público. Estas son las miradas que realmente me han hecho sentir incómoda, como si lo que hacía fuese antinatural o un crimen”. (Carol Fernández).

– “Siempre les he dado de mamar en público, sin pudor pero sin publicidad ni lucimiento. Eso sí, cuando alguien les tocaba la cara cuando mamaban, yo les preguntaba… ¿Y a ti, te gusta que te toquen la cara cuando comes?”. (Gemma Arcalis)

– “Tan sólo una vez me sentí incómoda, con un hombre mayor que no miraba la inocencia del momento”. (Ana María Porras)

– “Un hombre no dejaba de mirarnos hasta que me cansé y le dije que si quería un poco, que cojiera un vaso”. (María Sánchez Garrido)

-“Lo disfruto mucho, pero sí que es verdad que hay personas de mi entorno que no se atreven ni a mirarme cuando lo hago. Con los tiempos que corren. ¡Parece mentira!”. (Lola Promesas)

– “El ‘buensuegro’, que de vez en cuando se extralimita y se me arrima a la teta para chinchar a la ‘buenahija’ y decir que se la va a tomar él (mientras la niña mama) haciendo sonidos de succión! Alguna que otra mirada asesina ha caído con la esperanza de que se le pase la manía”. (Lawilla York)

Lo que hay que oír

– “Me han llegado hasta a decir que, por favor, no dé el pecho en público. que puede ofender a los niños. Surrealista”. (Tania Menéndez)

– “Situaciones incómodas, solo una cuando un amigo que había bebido más de la cuenta empezó a gritar: ‘¿Cuándo le toca comer al bebé? Es que quiero verte las tetas’. Entonces llegué a la conclusión que muchos miran para ver tetas y no lo ven como algo natural”. (Susana Llobregat)

– “Al principio, cada vez que iba a dar el pecho al peque y estaba el abuelo, siempre me pedía por favor que me fuese a un lugar donde no me viese nadie. Yo creo que el pobre a la cuarta vez que me lo dijo y le dije que no me escondía a dar el pecho, sucumbió la intención”. (Soledad Delgado)

– “Me incomodaba mucho en el hospital cuando trataba de dar el pecho tranquila y allí entraba todo el mundo de sopetón sin preguntar. Lo peor, cuando familiares te visitaban y con la peque dormida me decían: “¡Pero sácate la teta y dale!”, para comprobar si daba el pecho o no”. (Gema Jiménez Bao)

– “‘¿Otra vez? Eso es que no tienes leche’. ‘¿Se te duerme comiendo? Eso es que no tienes leche’. ‘¿No te aguanta las 3 horas? Eso es que no tienes leche’. ‘¿Llora? Eso es que tu leche es mala’. Es increíble que en 2015 aún no se haya entendido que la lactancia materna es 100% a demanda”. (Griselda Calaf)

– “Como anécdota os contaré que en una comunión, entre el primer y segundo plato, estaba yo dando de mamar a mi niña cuando una chica que estaba en frente de mí le dijo al marido: mira ella tiene los pezones más claros que los de mi hermana. Y yo ni corta ni perezosa allí que le enseñé mis preciosos pezones. Porque yo digo que si a ellos no les da vergüenza mirar tan descaradamente, ¿por qué me va a dar a mí si estoy haciendo algo tan natural como alimentar a mi bebé?” (Raquel Navarro)

– “Tampoco, hasta el momento, he tenido que aguantar ni comentarios ni miradas raras, pero sí voy escuchando el ya famoso ‘se echará novia y aún estará con la teta'”. (Silvia Doñate)

– “Sí que hay alguna mirada rara, pero yo les miro a ellos. Lo peor son los comentarios de gente cercana (…), parecen todas sacadas del mismo manual”. (Sonia Martínez)

– “[El] tema de la lactancia prolongada [es] algo más problemático por las opiniones de los demás, ¡pero nos da igual! No hacemos caso y ya está… A él le encanta, me dice que le sabe a lechita con Nesquik cuando le pregunto. Y yo me pregunto porque tengo que negársela… Tampoco hacemos nada malo… Llevo años diciéndole a quien se permite el lujo de decirme que es muy grande para mamar: ‘Qué son tres o cuatro años de los sesenta u ochenta o más que vivirá!?'”. (Sandra Sánchez García-Carpintero)

– “He dado el pecho hasta los tres años (…). ¡Me llegaron incluso a llamar la atención en una playa! Una señora me preguntó si no me daba vergüenza darle teta a un niño tan grande”. (Chus Llabres)

– “Malas caras siempre las habrá, a la gente le gusta mirar y criticar. Unas veces los comentarios eran para pedir que me tapara un poco o que no lo hiciera delante de alguien porque le daba vergüenza verme. Una vez tuve que irme de mi propio salón”. (Daniela Alexandra Abalo)

– “Cuando alguien me dice eso de ‘hombre, es que sacar la teta en mitad de un restaurante o en mitad de la calle…’ siempre digo lo mismo: hay chicas q llevan escotes donde se ve mucho más de lo que yo enseño cuando doy de COMER”. (Leticia Moreno)

Sorpresas agradables

– “Solo me he encontrado sonrisas y miradas tiernas cuando alguna vez he levantado la mirada y me la he cruzado con alguien”. (Virginia Ruiz)

– “En general no me importa que miren porque siempre pienso que miran al ‘buenhijo’ (yo también, es taaaaan guapo)”. (Arancha Gómez)

– “Hay gente a la que le da apuro cuando te ve, pero en la mayoria de los casos yo no he sentido que sea porque les parezca mal sino por temor a molestarte. Normalmente si ven que tú les hablas les miras y te comportas con naturalidad se relajan ellos también”. (Mara Canela)

– “Lo único que me daba un poco de pudor es la sorpresa de la gente cuando dejaba a uno y me ponía a otro… Jeje”. (Carmen Cazaña, madre de mellizos)

– “La gente me mira, pero la mayoría son señoras sonrientes a las que le hace mucha gracias que yo vaya caminando y dándole el pecho”. (Lola Martínez)

– “Cuando mi hijo tenía poco más de un mes, estando en una terraza dándole el pecho, un hombre se me quedó mirando con cara rara y con una medio sonrisa. Cuando estaba apunto de decirle lo más grande, me dio por mirar al niño y es que se le había escapado el pecho y como tenía exceso de leche le estaba dando con un chorro en toda la cara… Como una señora le volví a colocar el pecho, limpié al niño y me hundí en la silla… ¿Anda que si llego a decirle algo? ¡Pufff!”. (Laura Fernández)

– “Nunca me escondí ni me tapé (…). Recuerdo que un día se me acercó una señora mayor en un parque y hasta me dio las gracias por darle de comer en público ya que para ella también era lo más bonito que había”. (Delia Fernández)

– “La verdad no he tenido problemas. En general, me he sentido respetada. ¿Lo malo? Echo de menos no tener que pensar qué me pongo para salir. ¡Los vestidos que no se abren arriba, están desterrados en el armario!”. (Cris Bill)

– “Un tío de mi marido (pediatra) me preguntó si me importaba que sus nietas me vieran dando de mamar para que lo vieran como lo más natural del mundo”. (Luz Ruiz Minagorre)

– “Lo más curioso fue una niña de 7-8 años que vino a preguntarme qué hacía, porque le pareció súper extraño. La pobre no daba crédito a que ‘por ahí’ saliera leche…”. (Silvia Carrandi)

– “Siempre he dado el pecho con naturalidad y jamás me ha importado que me miraran. Quien se sienta incómodo al vernos tiene un problema, no es cosa mía”. (Eva Guarch)

Lee todos los testimonios acá

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