"La historia humana es un permanente movimiento pendular entre el cambio, la corriente hacia la igualdad, hacia la justicia, que intentamos representar los que llamamos izquierda, y la otra cara conservadora, resistente al cambio, luchadora por la estabilidad, y ambas visiones tienen su patología", asegura el ex presidente de Uruguay.
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En entrevista con RT, el ex presidente uruguayo, José “Pepe” Mujica, ahondó en lo que a su juicio son las trampas del neoliberalismo, al tiempo que admitió que las corrientes de izquierda también tienen sus vicios.
“La historia humana es un permanente movimiento pendular entre el cambio, la corriente hacia la igualdad, hacia la justicia, que intentamos representar los que llamamos izquierda, y la otra cara conservadora, resistente al cambio, luchadora por la estabilidad, y ambas visiones tienen su patología”, asegura.
Para Mujica, los cambios culturales son profundos, llevan tiempo, de ahí que hoy cueste dar un giro verdadero hacia una sociedad menos desigual, menos egoísta.
“Sometidos a la cultura que generó el capitalismo en un largo proceso que no vino en un día, que tiene siglos atrás, con esa observación del egoísmo y de la individualidad. Y voy a ser contundente: es muy difícil construir edificios socialistas con albañiles capitalistas porque te roban la varilla, te roban la bolsa de cemento, etc., están pensando en la de ellos. Permanentemente”, argumenta.
Al respecto, subraya que “la explosión neoliberal en el mundo capitalista, extremando en su momento la religión del mercado, la religión de la competencia y la absoluta libertad de los grupos económicos, entre ellos, apalancando la concentración financiera y transformando lo financiero en un fantasma que rodea por todas partes a este mundo, ha establecido algunas trampas cuyas consecuencias son francamente irreparables por el momento”.
Ahí hace el punto para referirse al proceso expropiatorio, del que dice que “las clases medias ni se dan cuenta”. “Sobre todo los escalones más humildes de las clases medias, en todas partes. Los que se quedaron sin casa, o los que quedaron con cuentas para pagar un apartamento que se multiplicaron durante veinte años y cuestiones por el estilo.
“Un problema más profundo”
De todos modos, y ante su análisis, el exmandatario advierte que el problema es mucho más profundo que decir que el mal radica en el capitalismo.
“Es mucho más hondo esto: porque imaginemos un mundo socialista con las mismas locuras, con el mismo disparate de tener un ropero… Tener cuarenta pares de zapatos… No, no, eso es el disparate”, explicó. “No estoy haciendo la apología de que hay que vivir sin nada o vivir en una cueva. Lo que estoy haciendo es apología de que en la vida esto es como la guerrilla… La vida es andar guerrilleando”.