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Nacional

17 de Febrero de 2016

Obispo Chomalí vuelve a arremeter contra Carlos Peña: ¡No soy su alumno!

En una nueva respuesta por parte del obispo Chomalí por la carta que envió Peña titulada “Aborto: respuesta al obispo Chomalí”, el prelado escribe a través de El Mercurio una misiva en la que aborda su teoría sobre el aborto y la "desesperación de la sociedad" para acudir a esta instancia.

Por

Chomalí

Después de una columna dominical que escribió Carlos Peña en “El Mercurio”, se generó un debate que tiene varios idas y vueltas con el arzobispo de Concepción Fernando Chomalí en torno al proyecto de aborto que contempla tres causales: violación, peligro de vida de la madre e inviabilidad del feto.

En esa línea el obispo Chomalí hizo frente una vez más a la carta que envió Peña titulada “Aborto: respuesta al obispo Chomalí”. El prelado escribe a través de El Mercurio una misiva en la que aborda su teoría sobre el aborto y la “desesperación de la sociedad” para acudir a esta instancia.

“El rector Carlos Peña recurre a la Biblia en su última carta al director; le pido que no lo haga, no estamos en un púlpito. También recurre a un gran autor citándolo; le pido que no lo haga, no estamos en una sala de clases. Le pone nota a mi columna (la califica con un “esfuerzo notable”); le pido que no lo haga. Lo reconozco inteligente y erudito (basta ver su último libro “Ideas de perfil”, que lo encontré extraordinario), pero no soy su alumno”, contraargumenta Chomalí luego de que en su última respuesta, Peña citara a Santo Tomás y a San Mateo.

Asimismo, el prelado le invitó a reflexionar sobre el proyecto de aborto que provoca resquemor en la Nueva Mayoría (especialmente en el sector conservador de la DC) y en la derecha y afirma que “le propongo que reconozca este espacio como la posibilidad de exponer ideas, de hacer brillar la fuerza de la razón y de opacar, hasta oscurecerla totalmente, la razón de la fuerza, en el contexto de una sociedad plural y laica, donde hay separación de la Iglesia y el Estado y donde los ciudadanos pueden participar dando su opinión con respeto, igualdad de condiciones, buscando la verdad, el bien común y fortaleciendo la democracia. Ambos somos ciudadanos; nos interesa, al igual que a todos los chilenos, el bien común y, en este caso, un tema sumamente relevante de orden ético-político que toca la vida humana misma. ¿Puede el Estado permitir, tolerar, promover y colaborar para que bajo ciertas circunstancias una madre tenga la posibilidad de decidir respecto de la vida del hijo que lleva en su vientre al punto de provocarle la muerte? Esa es la pregunta”.

“Yo he planteado que no puede ni la madre arrogarse tal derecho ni el Estado permitirlo. El rector Carlos Peña lo contrario. ¿Cuál es el fondo de la cuestión por la cual el proyecto de ley en el Parlamento dice que se puede? No le reconocen un estatuto tal que merezca bajo todas las circunstancias que se le respete su vida. Dicen que al interior del vientre materno no tiene el mismo derecho a que se le respete su vida que fuera de él. Si le reconocieran ese estatuto por cierto que no habría discusión ni proyecto de ley, porque le reconocerían el derecho. Por lo tanto la cuestión de fondo es: cuando hablamos de un ser humano al interior del vientre materno, como lo estuvimos cada uno de nosotros, de qué o de quién estamos hablando. ¿De algo o de alguien? ¿De un bien instrumental o de un bien moral?”, agrega el arzobispo de Concepción.

De la misma manera, Chomalí realiza una invitación al rector de la UDP al “respeto de la vida humana” y dice que el aborto para mujeres desesperadas es una respuesta de la sociedad que es “indiferente y fría” ante su drama.

“Quienes apelamos al sentido común y a la evidencia que otorga la ciencia, sostenemos que estamos frente a alguien, no a algo; a un bien moral y no a un bien instrumental que exige por su sola presencia el máximo estupor, respeto y cuidado, siempre y bajo cualquier condición o circunstancia. De ahí surge la urgencia de hacer ver que el proyecto en cuestión no lo considera así y lo deja indefenso frente a la decisión de otro, que es más fuerte que él. Así le respondo a Carlos Peña: el respeto a la vida humana en cualquier estado en el que se encuentre es un valor pre-ético y pre-político desde el cual se puede fundar una democracia y vivir en un verdadero Estado de Derecho. El segundo aspecto a destacar es que este proyecto de ley plantea otro asunto. Un problema serio y dramático, como lo es efectivamente un embarazo complejo y difícil, lo resuelve con un acto de violencia. El aborto lo es. Basta enterarse cómo se realiza. ¿No será mejor resolverlo con una potente respuesta de toda la sociedad de apoyo, respeto, cariño, medidas médicas y psicológicas adecuadas, etcétera? Situaciones que lamentablemente no se dan. Lo cierto es que las mujeres en situaciones delicadas quedan en la más absoluta indefensión y muchas veces abandonadas. La solicitud de aborto por parte de muchas de ellas es la respuesta desesperada frente a una sociedad fría e indiferente a su drama, a su soledad, a su indefensión, que muchas veces es también familiar y social”, remata.

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