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21 de Febrero de 2016

Carlos Peña vuelve sobre Insulza tras su queja por el “linchamiento público” a los políticos

"Esos grupos (la ciudadanía) solo cuentan con los medios de comunicación para hacer el escrutinio de quienes conducen al Estado. Si ya no pueden juzgar a sus representantes por la fidelidad a una ideología (el agente Insulza es un buen ejemplo de cómo la ideología ya no parece inspirar a quienes alguna vez inflamaron a las masas con ella), tienen que juzgarlos por su desempeño, por el grado en que ejercen las modestas virtudes del apego a la ley y la rendición de cuentas. Y ocurre que la única forma de hacerlo es mediante los medios masivos", comentó Peña.

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jose migue insulza

Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales y columnista de El Mercurio, criticó la postura de José Miguel Insulza respecto al clima que existe en la ciudadanía producto de los escándalos de corrupción que han protagonizado diversos actores políticos.

El exministro de la Concertación, hace unos días, respondió a las críticas de Peña, por sus dichos en defensa de Longueira, luego de conocerse sus relaciones con Patricio Contesse, exgerente de SQM. En una columna en El Mercurio, Insulza se defendió diciendo que nunca dijo que no se puede opinar a partir de los casos conocidos, pero sí marcó distancia de lo que él ha denominado como “linchamiento público”.

Este domingo, en columna en el mismo diario, Peña respondió.

Para el columnista la visión de Insulza reduce “el escrutinio de la conducta de los políticos al estado judicial. Si se aceptara su punto de vista, las reglas del debate judicial (que tienen por objeto limitar la posibilidad de coacción del Estado) se trasladarían a la esfera pública reduciendo los deberes de quienes representan o aspiran a representar a la ciudadanía. Como es seguro Insulza jamás aceptaría esa consecuencia, él debe abandonar ese argumento”.

Por otra parte, argumentó que el exministro tiene una “mala comprensión de la relación entre la ciudadanía y la clase política que, de perseverar en él, lo condenará a que su próxima aspiración política solo puede ser la de mantenerse como agente… Por la época de la transición ( de la que Insulza, todo hay que decirlo, fue uno de los gestores), la ciudadanía poseía una identidad social clara y los partidos (y sus dirigentes) podían confiar en lo que cientistas políticos acostumbran llamar “clivaje”: en el hecho que las personas adscribían a una posición política más que al desempeño de sus dirigentes”.

El columnista explica que producto de la transición se generaron nuevos grupos medios sin una identidad fundada en un partido o un conglomerado político y que juzgan a los líderes, no por su ideología, si no más bien por su comportamiento. Peña aseguró que “estos grupos ahora juzgan a los políticos por su desempeño y no son fieles a una simple adscripción que (como resultado de la ampliación del consumo y la movilidad intergeneracional) hoy no existe”.

“Esos grupos solo cuentan con los medios de comunicación para hacer el escrutinio de quienes conducen al Estado. Si ya no pueden juzgar a sus representantes por la fidelidad a una ideología (el agente Insulza es un buen ejemplo de cómo la ideología ya no parece inspirar a quienes alguna vez inflamaron a las masas con ella), tienen que juzgarlos por su desempeño, por el grado en que ejercen las modestas virtudes del apego a la ley y la rendición de cuentas. Y ocurre que la única forma de hacerlo es mediante los medios masivos”, comentó.

“Esto impone un fuerte gravamen a los políticos, entre ellos al estar sometidos a reglas más exigentes, y a una crítica más ácida, que al común de los mortales. Disminuir ese gravamen dañaría la democracia, acentuando la asimetría entre el político y el ciudadano (sobre esto puede consultarse el fallo en The New York Times versus Sullivan)”.

El rector de la UDP dijo que si la no cumpliera su labor fiscalizadora y la gente no juzgara a los políticos por su quehacer, “entonces las predicciones de Gaetano Mosca, Pareto o Michels (cuyas obras describen el sistema social como dominado por una clase, la clase política) se cumplirían en Chile al pie de la letra: los políticos tendrían el camino libre para consolidarse como un grupo cuyos miembros, al margen de su posición ideológica o su historia personal, reconocerían los mismos intereses, conformando una suerte de oligarquía opaca que a pretexto de los intereses del Estado, la caballerosidad y la complejidad inabarcable de los asuntos públicos, acabaría, como ha estado ocurriendo el último tiempo (asunto ante el cual desgraciadamente José Miguel Insulza cree necesario no pronunciarse), infringiendo con esmero, o tolerando en silencio se infrinjan, las mismas leyes que apenas ayer promulgaban, una de las cuales fue la que él mismo y el entonces senador Longueira impulsaron”.

“Ahí sí que la democracia estaría definitivamente dañada”, concluyó.

Cabe destacar que entre las sesudas reflexiones de Insulza, destacó que el ambiente actual “es el más nocivo que recuerdo en mi vida política, con la obvia salvedad del período anterior al golpe militar de 1973. Es tiempo de reflexionar sobre cómo cambiar de rumbo. Y creo que muchos comunicadores, cuya libertad de expresión respeto plenamente, deberían jugar un papel más constructivo”.

Insulza fustiga a los que critican sólo con titulares y advierte mayor crispación política desde antes del Golpe – The Clinic Online

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