Opinión
27 de Febrero de 2016Carta de una zapoteca muxhe a la irreverencia del Che Gay
Nuestro viaje por el sur de México, Juchitán, Oaxaca, mi pueblo natal, fue anfitrión de la llegada de “El Che de los Gays” a territorio Muxhe, un encuentro intercultural por demás irreverente, rica y llena de aprendizajes, hombres, visitas guiadas a las cantinas, para luego tomar el auto y al lado de un morocho zapoteca viajar por las playas oaxaqueñas y dormir en San José el Pacífico, claro está, hasta ese momento éramos putas, putas, pero católicas. La apostasía vino después.
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“Diálogo con el otro, diálogo constante consigo y con el otro, para construir un mundo posible”.
Víctor Hugo Robles, una marica empedernida. Una intransigente de la buena moral y las buenas conciencias de Chile y la América Latina. Hoy desde los Altos de la Paz Bolivia, tiembla el corazón de muchas y muchos por no saber qué irreverencia hará durante su estancia en tan hermoso y complejo país. Mi recomendación es que solo hay que amarrarla, pero eso será en vano; sus pensamientos ya están desatados y eso es lo que vale la pena de este ser humano.
1997, en el marco del Foro Comunitario Latinoamericano de lucha contra el VIH/SIDA conocí a un personaje curioso e interesante, en él, el POH chileno se acentúa de manera exponencial, terminaba diciendo entre el foro, las reuniones y las fiestas intensas en algún cuarto de hotel de manera graciosa “anda poh niña”, expresión amorosa que salía de su linda voz.
El año antes mencionado fue el parte aguas y la punta de lanza de un caminar juntos, la Conferencia Internacional del SIDA en el 2008 en ciudad de México nos permitió adentrarnos a conocer uno del otro, su profesión de puta y periodista nunca la dejan, entrevistas mutuas y conoceres compartidos fueron nuestras largas charlas.
Nuestro viaje por el sur de México, Juchitán, Oaxaca, mi pueblo natal, fue anfitrión de la llegada de “El Che de los Gays” a territorio Muxhe, un encuentro intercultural por demás irreverente, rica y llena de aprendizajes, hombres, visitas guiadas a las cantinas, para luego tomar el auto y al lado de un morocho zapoteca viajar por las playas oaxaqueñas y dormir en San José el Pacífico, claro está, hasta ese momento éramos putas, putas, pero católicas. La apostasía vino después.
La ciudad de Oaxaca fue nuestra siguiente parada para mostrar el documental sobre su biografía de activismo, de lucha familiar, social, política y contra las formas que las dictaduras marcan la vida.
En estos andares me di cuenta que estaba caminando junto a político de izquierda, de un intelectual que se piensa y piensa desde la diferencia, de un académico contestatario, periodista y activista con compromiso social que escribe la historia de otras y otros y la propia.
Un Che de los Gays politizado para politizar al mariconerío, a las tortas y a las travas de esta América Latina jodida, maravillosa y chambón.
Un Che de los Gays que con el culo de fuera y frente a autoridades puede concientizar de la urgencia para atender nuestras demandas por la salud, lo laboral, los derechos.
Un cuerpo politizado, un cuerpo desgarrado y que encontró un soporte político en Gladys Marín como la matriarca comunista que respaldó la lucha de Víctor Hugo Robles y que hoy abrazamos en nuestra región.
Cuerpos irreverentes son necesarios en el imaginario social, político y cultural en estos momentos, cuerpos que rompan con la noche de esta nueva derechización de nuestra América Latina.
Hoy estos cuerpos deben interpelar a los estados y a los gobiernos como el de Peña Nieto en México, el de Macri en Argentina, el de Capriles en Venezuela y a los que han dicho No al hermano Evo Morales. A ellos hay que mostrarles un cuerpo resistente y humano, cuerpos como armas de resistencia social y cultural.
Hoy más que nunca hablar de la trayectoria de Víctor Hugo Robles, El Che de los Gays, es reconocer su aporte a la resistencia y lucha desde la contra cultura desde el mundo de lo creativo. Luchas contraculturales que hermanadas con cuerpos como los de las argentinas Lohana Berkins y Diana Sacayan, hacen una especia de red de corporalidades simbolizadas desde la diferencia, en ellos, ellas, los cuerpos, se interseccionan los deseos, los sueños, las derrotas, las luchas renovadas, las resistencias con y por amor a la vida.
Sin miedo a equivocarme, Víctor Hugo Robles, El Che de los Gays, quien ya no es solo de los chilenos, es de las y los latinoamericanos también, es la viva personificación de la interseccionalidad de las luchas, elemento fundamental para las nuevos frentes y derroteros que vienen en nuestra región, cuando la derecha, el conservadurismo, las religiones toman fuerza para intentar desaparecerlos.
Hoy más que nunca me intersecciono desde el pensamiento y el cuerpo con mi amigo Víctor Hugo Robles, Danna Aruquipa, Paris Galán, Tamara Núñez del Prado en esta presentación de la línea del tiempo de las luchas de un Che de los Gays, con la esperanza de que la irreverencia sea una forma de vida y de lucha marica.
*Texto de Amaranta Gómez Regalado desde Xalapa de Enríquez, Veracruz, México, leído en presentación de “El Diario del Che Gay en Chile”. La Paz, Bolivia. Jueves 25 de febrero de 2016.