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Opinión

8 de Mayo de 2016

José Luis Ugarte y fallo del TC: “Es más regresivo que el plan laboral de la dictadura”

Luego de las dificultades para sacar adelante la reforma laboral, el Tribunal Constitucional impugnó la titularidad sindical y la extensión de beneficios, ejes claves del proyecto impulsado por Bachelet. Hoy se dará a conocer el detalle del fallo. En esta entrevista, el académico experto en derecho laboral, José Luis Ugarte, advierte que estamos ante el mayor retroceso de los derechos trabajadores desde la dictadura y que la reforma no implica ningún avance significativo para el mundo sindical.

Macarena García Lorca
Macarena García Lorca
Por

Jose Luis Ugarte

En su oficina de la Universidad Diego Portales, el abogado José Luis Ugarte, analiza las razones del requerimiento presentado por la oposición ante el Tribunal Constitucional (TC) para declarar inconstitucional la titularidad sindical, la extensión de beneficios, la negociación interempresa y el derecho a la información. Hoy el tribunal deberá dar a conocer las razones para aceptar las impugnaciones relativas a la titularidad sindical, que otorga al sindicato la facultad de negociar colectivamente y elimina a los grupos negociadores paralelos, y la extensión de beneficios a los no sindicalizados.

Pero más allá de la decisión del TC -que será replicada por el Gobierno con un veto presidencial y una ley corta para mejorar ciertos aspectos de la propuesta- según el diagnóstico de Ugarte, doctor en derecho en la Universidad de Salamanca, la reforma no cumplirá con su principal compromiso de devolver los derechos colectivos a los trabajadores y, de hecho, profundizará el plan laboral de José Piñera, impuesto en dictadura. Para él, la reforma es una comedia de equivocaciones que terminará en un fiasco. No aumentará los niveles de sindicalización ni ayudará a combatir la desigualdad.

Ugarte sostiene que la única forma de equilibrar las fuerzas entre trabajadores y empleadores y, de paso, mejorar la redistribución de la riqueza, es a través de la negociación por rama y la huelga efectiva. Ambas están ausentes en el planteamiento del Ejecutivo.

¿Que te parecen los argumentos de la oposición para llevar la reforma al Tribunal Constitucional?
Los argumentos de la derecha, aclaro que esto no es una caricatura, son los que se daban en Estados Unidos en 1900, o sea, esta idea de que el sindicato es una suerte de monopolio que va a torturar, no al empresario, sino al trabajador que no se quiere afiliar. Se muestra al sindicato como una suerte de colectivo que amenaza la libertad de los propios trabajadores.

Ese es el principal argumento que dio la derecha. Sostienen que la titularidad atenta contra la libertad del trabajador, en este caso, de no afiliarse al sindicato. ¿Que responderías tú?
Si por titularidad sindical se entiende que el sindicato tiene prioridad sobre los llamados grupos negociadores, eso es doctrina prácticamente universal. Quiere decir que sólo en Chile eso vulnera a los trabajadores no sindicalizados. El sindicato es la única organización de trabajadores que tiene reconocimiento constitucional, tiene la prioridad en la defensa de los trabajadores. El sindicato es permanente, el grupo negociador no, surgen y se apagan con la celebración del contrato colectivo.

Se trata de una discusión ideológica.
En mi opinión la derecha inteligentemente esconde su verdadero objetivo que es proteger al empleador y no al trabajador individual. El único avance real que tenía la reforma, -que incluso los que somos críticos reconocíamos-, era eliminar la extensión unilateral de los beneficios, ahora debe ser con acuerdo el sindicato. Eso es lo que le duele a la derecha, le molesta que el empleador pierda una posición de poder en relación al sindicato. En este caso un poder atribuido por el plan laboral, para que sin la voluntad de los trabajadores, se extiendan los beneficios a quienes no pertenecen al sindicato, o sea, para qué afiliarse si igual voy a tener los beneficios del contrato colectivo. La derecha sabe que es impresentable en un país tan desigual y autoritario defender la empresa, por eso cubre su requerimiento como si estuviera defendiendo al no sindicalizado.

La oposición y sectores de la DC dicen que no extender los beneficios de una negociación colectiva es discriminatorio y la impugnación fue aceptada por el TC
En el fondo si el sindicato se negara a extender el beneficio, el único camino que le quedaría al trabajador es afiliarse, si no, se quedaría sin los beneficios. Según la derecha, eso generaría discriminación. Pero es una falsedad del porte de una catedral. Los beneficios del sindicalizado se explican porque ese sindicato ha tomado un curso de acción colectiva, donde el trabajador participa, lo que supone un costo, como participar de una huelga y los eventuales descuentos. Si yo me meto en un sindicato y el sindicato no negocia, no tengo ningún beneficio. El origen del beneficio no es el hecho de estar en el sindicato, sino participar de una negociación colectiva en el marco de un sindicato, mal podría el no sindicalizado después de no participar, pedir que le toquen los mismos beneficios, eso lo entiende hasta un niño. El objetivo final es que no se fortalezca el sindicato. La derecha busca mantener el estatus quo, porque al extender el beneficio la señal que se envía es obvia, es decir, el sindicato es irrelevante. Estés o no estés en el sindicato igual te van a llegar los beneficios del contrato colectivo por decisión del empleador.

Si el sindicato está en la Constitución, ¿cómo se explica que el TC haya acogido el recurso contra la titularidad sindical?
La explicación no es jurídica, es más bien política. El TC no está operando, lamentablemente, como un tribunal. Como lo hemos dicho varios abogados y profesores de derecho, opera como una tercera Cámara. Un espacio donde pesa más la fidelidad al conglomerado político de donde provienen sus integrantes, que las razones del debate. Por lo tanto, si el TC hubiera mirado por un sólo momento la jurisprudencia comparada, se habría dado cuenta que todo el requerimiento de la derecha es una especie de gimnasia sin contenido. Además es probable que el fallo nos haga pasar una vergüenza en términos internacionales.

¿Por qué?
Hay que ver el detalle del fallo, pero si el tribunal sostuviera, que parece ser la línea argumentativa, que la Constitución dice: “el derecho de negociación colectiva es de los trabajadores”, entonces el TC vendría afirmar que al imponer al sindicato se le estaría dando la titularidad al grupo y no al trabajador individualmente considerado. Eso es una vergüenza, en todo el derecho comparado se considera que la negociación colectiva es un derecho del trabajador, pero su ejercicio es necesariamente colectivo, es decir, no se puede negociar colectivamente a solas, eso es contraintuitivo. El tribunal no puede darle curso jurídico a la ideología política de la derecha, que en el fondo es el problema.

El gobierno anunció veto y ley corta, ¿con estas medidas se podría reponer la titularidad?
Si el fallo cierra absolutamente esa posibilidad, el gobierno no podría buscar una fórmula, lo que es declarado inconstitucional queda inhabilitado para ser repuesto. La Ministra Rincón ya reconoció que sin la titularidad sindical, el proyecto queda desbalanceado a favor de los empleadores, por eso tienen que hacer cambios.

Más si en la Nueva Mayoría dicen que la titularidad era el corazón de la reforma.
Eso no es cierto. La reforma está llena de retrocesos, pero sin titularidad esos retrocesos quedan sin justificación. Si el gobierno ya tenía un proyecto muy cuestionado por el mundo sindical, ahora le quedó un proyecto peor o más regresivo que el plan laboral de la dictadura, eso es lo dramático.

¿Como cuáles retrocesos?
Por ejemplo los planes de adaptabilidad que son otra forma de precarización del trabajo, los servicios mínimos o las adecuaciones necesarias, que se justificaron políticamente con la idea de la titularidad, si se cayó, el gobierno tiene que hacer un reequilibrio de fuerzas. Si la reforma se consolidara tal como está, sin titularidad, estamos ante el mayor retroceso de los derechos de los trabajadores desde la dictadura y el gobierno ya lo reconoció.

¿Por qué dices que la titularidad no es tan relevante?
La reforma siempre fue un mal proyecto, la titularidad sindical no es una estructura relevante en un plan laboral. Mucho más relevante era la negociación por rama o la huelga efectiva sin adecuaciones necesarias. Ahora la CUT y el Gobierno le echan la culpa al TC de todo el drama.

¿Entonces de qué forma se podía equilibrar la relación entre trabajadores y empleadores?
El gobierno ha transmitido que los académicos críticos con la reforma somos radicales. El parámetro con que estamos midiendo la reforma es el mensaje inicial del proyecto, que prometió devolver los derechos colectivos a los trabajadores. Cómo se devuelven los derechos de los trabajadores, si aumentas el quórum de constitución de los sindicatos, de manera tal que vas a dejar al 60% de los trabajadores de pequeñas y medianas empresas sin negociación colectiva. Si trabajas en una empresa con menos de 50 trabajadores, después de la reforma, va a ser más difícil formar un sindicato que antes, tienes que tener 8 afiliados como mínimo pero que representen el 50% de los trabajadores. O sea o yo no sé hablar español o cómo leo ésto como un avance en derechos colectivos. La reforma laboral no se va a aplicar a 6 de cada 10 trabajadores. Después de la reforma de Bachelet, va a quedar menos gente habilitada para negociar colectivamente que con el plan laboral de la dictadura. Chile no va aumentar sus niveles de sindicalización.

¿Y cuál era la forma de dejar atrás el plan laboral de José Piñera?
En esto no hay dos vueltas. La diferencia la hace la negociación colectiva por ramas. El gobierno la descalificó por inconstitucional, los diputados Boric y Jackson presentaron una indicación, pero paradójicamente fue votada en contra por parlamentarios del PPD y del PC, opciones hubo, pero la Nueva Mayoría cerró cualquier posibilidad de ese debate. El oficialismo no está en condiciones de dejar atrás el plan laboral. Boric y Jackson votaron en contra de la reforma, los únicos dos políticos que uno entiende que no están en las esferas de influencia del mundo empresarial o por fidelidad al gobierno, como los comunistas. Si el Congreso fuera de otras características debió ser rechazada en su conjunto con titularidad incluida.

¿Por qué la negociación ramal hace la diferencia?
El gran indicador que tenemos que mirar para saber si un país tiene un modelo equilibrado de relaciones laborales, en mi opinión, es la cobertura de negociación colectiva, o sea, cuántos trabajadores se ven beneficiados por un convenio de negociación colectiva. Acá en Chile ese indicador no supera el 8%, cuando el promedio de la OCDE es de 60%. En una empresa chica no hay sindicatos, menos con los nuevos quórum. ¿Cómo sería posible que personas que no están en un sindicato, participen en una negociación colectiva? Con un sindicato a nivel de gremio que negociara por todos, como en Argentina o Uruguay. Es posible que no estés en un sindicato en tu trabajo pero te veas beneficiado por un sindicato que negocia a nivel superior. Todos los países de la OCDE tienen cobertura sobre 50% de negociación colectiva, por qué, porque tienen negociación ramal, Alemania, Francia, España, los países nórdicos.

Camilo Escalona y el ministro Valdés sostuvieron que Chile no está preparado para la negociación ramal, que hay que avanzar paso a paso, la tesis de la gradualidad.
Esa es la respuesta concertacionista para todos los problemas, llevamos 30 años en lo mismo, es perfectamente posible. Hay dos falacias extendidas en la clase política, uno es que la negociación por rama va a matar a las pymes, porque las pymes no van a soportar los costos. La negociación por rama no es negociar condiciones estándares sino mínimas. Dicen que no estamos preparados, pero en el sector público se negocia por rama, los contratistas del cobre también lo hacen por rama o el sueldo mínimo.

¿Por qué crees que la Nueva Mayoría no se atreve a avanzar hacia allá?
Por un tema ideológico, no creen en equilibrar las fuerzas. La NM tiene ardorosos defensores del plan laboral, como el propio René Cortázar, Andrés Záldivar o Rodrigo Valdés. Hay una creencia de que el trabajo es pura productividad, como si fuera la única variable, ese es un gran triunfo neoliberal. Se despolitizó el espacio laboral, en los años 70 era ahí donde se iba a producir el cambio social, parte de la renovación de la izquierda fue abandonando el trabajador y apareció al ciudadano. El otro punto es político, a la clase política le da mucho miedo empoderar a los trabajadores y los sindicatos porque se transformarían en un actor político relevante, en las sociedades donde los sindicatos son fuerte son actores relevantes.

El otro mecanismo para equilibrar fuerzas es la huelga efectiva, ¿no?
El derecho a huelga efectiva es clave, vertebra el sistema de relaciones laborales. En Chile es el clásico modelo de huelga como algo indeseable, por eso los trabajadores no tiene ningún poder. Javiera Blanco, cuando presentó el proyecto, dijo que lo bueno de la reforma era que no iban a haber huelgas. Nadie le explicó a la ministra que la huelga es un derecho fundamental. Si la huelga ya tiene un alto nivel de regulación, ahora quedo a un nivel superlativo, incluye mediaciones en la inspección del trabajo, votarla cada cinco días o cosas como los servicios mínimos, eso va a tener un enorme nivel de judicialización. Los servicios mínimos se entienden cuando hay un tercero afectado, como los hospitales o servicios públicos, pero el gobierno incorporó servicio mínimos para conservar bienes de la empresa, no conozco ningún otro país que exista esa causal para los servicios mínimos. Lo que va a suceder es que los trabajadores superen el código, no se sometan y generan formas de presión distintas, como la CTC o la Unión portuaria, para eso se requiere una huelga real. La Corte Suprema ya falló que la huelga está permitida fuera de la negociación colectiva. La jurisprudencia ha generado avances de la huelga como derecho fundamental mucho más relevantes que la reforma, que va a generar un retroceso con este proceso de sobreregulación.

Sobre las adecuaciones necesarias, las grandes empresas ya están reaccionando cambiando los contratos y agregando funciones.
-Le advertimos al gobierno que la respuesta obvia de los empresarios a las adecuaciones necesarias iba ser abrir los contratos a una polifuncionalidad falsa, de manera tal que cuando hubiera una huelga el empresario pudiera “adecuar” funciones de otros trabajadores de la empresa. Respondieron que eso lo va dirimir un tribunal, pero eso va a ser después de la huelga, cuando ya te reemplazaron y la presión no se ejerció. El gobierno boicoteó su propia reforma. Con las adecuaciones necesarias quedamos en el mismo punto. Te dicen ahora no se puede contratar trabajadores externos, pero uno o dos meses antes de la negociación colectiva, van a contratar gente para que cuando haya huelga, moverla internamente. Es un forado que abrió el gobierno para permitir el reemplazo y debilitar la huelga. El gobierno no entiende de relaciones laborales. Éstas son estratégicas, son poder, conflicto, operan por eso. Los abogados ya empezaron a armar las estrategias para reemplazar. A los trabajadores se le prometieron derechos y se le están dando juicios. En un conflicto colectivo, un juicio es una derrota para los trabajadores.

En la CUT la mayoría son funcionarios públicos, no están vinculado al sindicalismo y la reforma no se aplica sobre ellos, ¿de qué manera es un interlocutor válido?
La reforma ha dejado dos cosas interesantes, una es la evidencia de que los trabajadores no tienen ningún poder político real, a diferencia del empresariado, los trabajadores no han sido capaces de influenciar en el proceso.

¿Porque la CUT está coaptada por la Nueva Mayoría?
Pero no sólo por eso, los trabajadores por fuera de la CUT, el mundo sindical amplio, no tiene capacidad de incidir en el mundo político, para nada, ni siquiera sobre el PC. Ninguno de los retrocesos pudo ser detenido por el mundo sindical, más allá de la actitud tibia de la CUT. Los frentes de los trabajadores de los partidos, por ejemplo, en la DC, a los senadores le importó un bledo su postura. Puede ser pesimista, pero en realidad es optimista, porque ahora el mundo sindical está muy consciente de su total precariedad desde el punto de vista político. La segunda cosa interesante es la evidente pérdida de representatividad política de la directiva de la CUT. Nunca quedó tan claro como ahora su doble militancia de dirigente y cuasi funcionarios públicos, en el sentido de tener tesis más oficialistas que el propio oficialismo. Figueroa pudo pasar a la historia por echar abajo el plan laboral y va a pasar a la historia como la que lo consolidó, así de duro. Ayudó con su defensa y falta de autonomía. El sindicalismo real que trabaja en empresas privadas está desafectado de la CUT. Ahora se podría empezar a vivir un proceso de ajuste y formaciones de organizaciones paralelas de relevancia, hoy existen, pero no tienen peso.

Cómo balance, más allá de lo jurídico, ¿qué se podría venir en el mundo laboral?
El debate para el mundo de los trabajadores queda plenamente abierto, la reforma va ser frustrante porque no está a la altura de lo que se comprometió. Esto se da en medio del debate por una Nueva Constitución. La pregunta es si la Nueva Constitución va a abrir los espacios para que los trabajadores avancen hacia modelos comparables con los mejores países o si la Constitución va a seguir operando como un cerrojo o una suerte de muro, que mas que una Constitución, es la defensa de un modelo económico. A pesar que el proyecto fue un fiasco, que con gusto habría firmado José Piñera, sin querer abre estas líneas de acción. El balance es agridulce.

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