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6 de Julio de 2016

Piden procesar a edecán de la Cámara de Diputados por ejecución de detenido en 1973

El coronel en retiro Reinel Bocáz Rocha fue interrogado por el ministro Mario Carroza el año pasado por la muerte de un prisionero en el Estado Nacional en 1973. El mes pasado, en junio, el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior pidió su procesamiento como autor del homicidio. Bocáz Rocha fue nombrado edecán en 2004 y el 30 de agosto próximo culmina su sexto periodo. Tiene un ingreso mensual imponible de $6.300.075 pesos.

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El Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior solicitó al ministro Mario Carroza el procesamiento del edecán de la Cámara de Diputados, coronel en retiro Reinel Bocáz Rocha, como autor del homicidio de un prisionero en el Estadio Nacional, donde estuvo a cargo del traslado de detenidos a su interrogatorio y tortura.

Fuentes ligadas a la investigación confirmaron a The Clinic Online que se pidió el procesamiento de Bocáz y el ex cabo Luis Alberto Oyarzo Oyarzo en calidad de autores del homicidio del ex boina negra del Ejército y militante del MIR Óscar Delgado Marín en octubre de 1973. El Programa de Derechos Humanos no quiso confirmar ni comentar esta información.

Bocáz era entonces un subteniente de 21 años del Regimiento Pudeto de Punta Arenas. Había llegado a Santiago a mediados de septiembre de 1973 junto con una batería de unos 100 hombres al mando del capitán Roberto Letelier. Fueron destinados a reforzar la guardia en el Estadio Nacional, que estaba siendo utilizado como centro de detención para miles de presos políticos.

El actual edecán de la Cámara fue el comandante de la sección encargada del traslado de prisioneros desde los camarines del estadio, donde eran recluidos, al velódromo para ser interrogados. Múltiples testimonios de detenidos en el Estadio Nacional, así como el Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, dan cuenta de que en el velódromo se aplicaban las más brutales torturas.

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Lectura de foto: Óscar Delgado Marín

El 5 de octubre de 1973, Delgado fue interrogado y torturado en ese lugar por oficiales del Ejército. Fue una larga y extenuante sesión, como se desprende del extenso informe que prepararon sus interrogadores y que se adjuntó a la causa Nº 385-73 de la Segunda Fiscalía Militar de Santiago.

Con lápiz rojo, sus interrogadores anotaron: “Tiene dos órdenes de aprehensión de la Segunda Fiscalía Militar de Valparaíso por infracción a la Ley de Seguridad Interior del Estado y otra por Hurto de Material de Guerra del Ejército”… “Recibió instrucción en Cuba”… “Karateca. Lanzador de cuchillos”… “Instructor del MIR”. Con grandes letras rojas agregaron: “P = AD”: Peligroso. Antecedentes Delictuales.

Sus interrogadores, que no han sido identificados, propusieron que el detenido, “dado su peligrosidad”, fuera “interrogado por personal especialista” de la Dirección de Inteligencia del Ejército, enviado a la Cárcel Pública y sometido a un juicio militar. Sin embargo, Óscar Delgado no salió con vida del velódromo.

Según las declaraciones de ambos militares ante la Segunda Fiscalía Militar en noviembre de 1973, Bocáz le ordenó al cabo Oyarzo aislar y vigilar al detenido, quien supuestamente intentó arrebatarle el arma. Oyarzo le disparó.

Los “Catorce de la Fama”

Óscar Delgado integraba un grupo de 14 boinas negras de la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales del Ejército en Peldehue que fue expulsado de la institución en 1970, acusados de brindar instrucción militar al MIR y al Partido Socialista. Tras la baja del grupo, al que sus compañeros de armas llamaban “Los Catorce de la Fama”, algunos se enrolaron en el MIR y otros en el Partido Socialista. Varios pasaron a formar parte del Dispositivo de Seguridad Presidencial de Allende, o Grupo de Amigos Personales (GAP). Delgado se integró al MIR, formó parte del GAP por cerca de un año, y fue cuadro de las Fuerzas Centrales del MIR.

Al momento del golpe militar, los “Catorce de la Fama” estaban en la mira de sus antiguos compañeros. Durante septiembre de 1973, ocho de ellos fueron detenidos por efectivos del Ejército, la Fuerza Aérea o la Policía de Investigaciones. Arrestados en distintas fechas y circunstancias, la mayoría de ellos fue trasladado a Peldehue y ejecutados. Varios continúan desaparecidos. Uno de ellos, Ricardo Pardo Tobar, también fue ejecutado en el Estadio Nacional cinco días después de Delgado. La versión oficial de su muerte es muy similar: Pardo habría intentado quitarle el arma a su custodio, quien le disparó en defensa propia.

Óscar Delgado, de nombres políticos “Aquiles” y “Ciriaco” en el MIR, era un hombre de 30 años, introvertido y discreto, hijo de campesinos muy humildes de Curimón, cerca de San Felipe, donde era conocido como “el Puga”. Su familia nunca supo bien a qué se dedicó su hijo tras dejar el Ejército. Se había prácticamente esfumado de Curimón.

En la casa no se hablaba de política. El hijo mayor, Luis, era sargento segundo de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes y decía que su hermano menor era un “traidor a la patria”. La última vez que su familia lo vio fue el 18 de septiembre de 1973, cuando llegó de paso a Curimón junto con un compañero.

El 11 de septiembre, Delgado se encontraba acuartelado junto con otros militantes del MIR en una casa de seguridad en la comuna de San Miguel. Entre ellos se encontraba Leonardo Schneider Jordán, “el Barba”, quien se haría conocido después por su traición al MIR y colaboración con el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA). Schneider, de 22 años, era entonces estudiante de sociología en la Universidad de Chile y había sido dirigente de las Brigadas Secundarias del MIR.

Al levantarse el toque de queda el 13 de septiembre, el grupo se dispersó en distintas direcciones. El “Barba” llevó a “Aquiles” a una casa de seguridad nada de segura: la de sus padres en calle Carrascal. Óscar Delgado portaba un carnet de identidad falso a nombre de Jorge del Carmen Soza Salazar. Pasada la medianoche del 3 de octubre, Schneider, su hermano Jaime Alejandro y Delgado fueron detenidos por carabineros de la Décima Comisaría de Quinta Normal. De acuerdo al parte policial sobre la detención, una llamada anónima los había alertado de que en ese casa había “extremistas”.

En el Estadio Nacional el grupo fue recluido en la escotilla de la Tribuna Andes. Delgado fue separado del resto y aislado en el fondo de la escotilla. Según Leonardo Schneider, sus captores no se dieron cuenta al comienzo de que la documentación que llevaba Delgado era falsa.

“Sin embargo, un pelao se le cuadró y le dijo que era una lástima que había caído detenido, y le ofreció su ayuda. Óscar se dio cuenta de que estaba perdido,” declaró Schneider en 2007. (1)

Peligroso y karateca

Eran cerca de las 19 horas y Delgado salía de su interrogatorio. El subteniente Bocáz ordenó al cabo Oyarzo que lo vigilara de cerca. Le advirtió que el detenido era “extremadamente peligroso” y además karateca, declaró Oyarzo ante la Segunda Fiscalía Militar.

Si Bocáz sabía que el detenido era muy peligroso y karateca, significa que de alguna manera tuvo conocimiento de los contenidos del informe de interrogatorio. Entonces él mismo tomó “la determinación de aislarlo del resto de los prisioneros”, dijo ante la fiscalía. Le ordenó al cabo Oyarzo que esperara a que la fila de prisioneros que debían ser llevados de regreso a los camarines se alejara unos 150 metros antes de escoltar a Delgado de vuelta al coliseo.

“Estando el detenido contra la pared del lugar en que se efectuaban los interrogatorios por su parte exterior y cuando el resto de los detenidos se habían alejado unos 120 metros, sorpresivamente el detenido se dio vuelta y me atacó de frente con la evidente intención de quitarme el arma,” declaró Oyarzo.

Oyarzo entonces le disparó cerca del corazón. Oscar Delgado murió instantáneamente. Su cuerpo fue trasladado a la morgue y el subteniente Bocáz debió dar cuenta de lo que calificó como “intento de fuga” al jefe del campo, coronel Jorge Espinoza.

Óscar Delgado ingresó a la morgue de Santiago como N.N. y su identidad fue confirmada a través de sus huellas dactilares. La morgue envió su cuerpo al Cementerio General, donde fue enterrado en el Patio 29. Sus restos fueron exhumados e incinerados por funcionarios del cementerio en 1981, en desconocimiento de su familia, y se perdió para siempre. La familia Delgado no se enteró de su muerte hasta 1990, cuando, preocupados porque luego del fin de la dictadura “el Puga” aún no regresaba a casa, acudieron a la Vicaría de la Solidaridad en busca de información.

Olvidar lo ocurrido

El 22 de octubre de 1973, cuando Delgado yacía en el Patio 29, el Juez Militar de Santiago, general Herman Brady, ordenó una investigación en la Segunda Fiscalía Militar sobre sus actividades, sin saber aún que el detenido había sido ejecutado. Se abrió la causa Nº 385-73 y se designó como fiscal al mayor Rolando Melo Silva.

Recién entonces el coronel Espinoza se lo informó al fiscal. Delgado murió, dijo Espinoza, “a consecuencia de tratar de arrebatarle el arma al centinela que lo conducía después de un interrogatorio”.

El fiscal Melo ordenó tomar declaración al subteniente Bocáz y al cabo Oyarzo, quienes ya estaban de vuelta en Punta Arenas. Oyarzo, de 26 años y oriundo de Ancud, ratificó su inverosímil relato del intento de fuga.

Bocáz aseguró que de inmediato dio cuenta al Oficial Jefe de Ronda, mayor Hernán Chacón Soto, quien a su vez lo llevó ante el coronel Espinoza. El jefe de campo “escuchó de labios del cabo Oyarzo el relato de los hechos, al que felicitó por su acción, diciéndole que tratara de olvidar lo que ocurrió y que se quedara tranquilo,” declaró Bocáz.

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Con esas declaraciones el fiscal Melo dio por agotada la investigación y cerró el sumario, determinando que el cabo había actuado en defensa propia. A Bocáz y Oyarzo nunca más se les preguntó sobre este incidente hasta 2015, cuando debieron declarar en la causa que lleva el ministro Carroza.

Luis Alberto Oyarzo pasó a retiro en 1992 con el rango de suboficial y hoy vive en Punta Arenas. No pudo ser contactado para este reportaje.

El oficial de artillería Reinel Bocáz Rocha siguió una carrera ascendente por regimientos y escuelas. En los ochenta se graduó como Oficial de Estado Mayor, fue Ayudante del Estado Mayor General del Ejército, profesor de planta en la Academia de Guerra, Comandante del Regimiento de Artillería Nº 2 en Valdivia y agregado militar en El Salvador antes de pasar a retiro en 2002 con el grado de coronel.

El 31 de agosto de 2004 la Comisión de Régimen Interno de la Cámara de Diputados aprobó de manera unánime su designación como nuevo edecán, el funcionario público a cargo de la seguridad y protocolo de la Corporación. Reemplazó al coronel en retiro Jaime Krauss Rusque, quien debió renunciar luego de ser procesado por el homicidio de siete presos políticos en Pisagua en 1974.

El presidente de la Cámara de Diputados en la época, Pablo Lorenzini, aseguró que “el cargo de edecán a partir de ahora ya no será vitalicio; será un cargo de confianza y se ejercerá por dos años, pudiendo renovarse por una sola vez con el voto favorable de los dos tercios de los diputados en ejercicio”.

Reinel Bocáz lleva 12 años en el cargo. El 30 de agosto próximo culmina su sexto periodo como edecán de la Cámara de Diputados. Tiene un ingreso mensual imponible de $6.300.075 pesos.

The Clinic Online solicitó una entrevista con Bocáz, pero señaló que no contaba con más antecedentes de los que aparecían en la causa de la Segunda Fiscalía Militar. El presidente de la Cámara de Diputados, Osvaldo Andrade, también declinó hacer comentarios, indicando que carecía de antecedentes sobre el caso.

(1) Declaración de Leonardo Schneider Jordan en la causa Nº 9872-2006 por el secuestro y homicidio de Ricardo Pardo Tobar, 27 noviembre 2007. Schneider falleció en 2012.

*Los contenidos de este artículo forman parte de la segunda reedición actualizada del libro “Terrorismo de estadio. Prisioneros de guerra en un campo de deportes”, que será publicado en septiembre por la Editorial Latinoamericana.

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