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Opinión

7 de Septiembre de 2016

Ministra Delpiano anuncia “indicación sustitutiva que realmente mejore el proyecto” de Educación Superior

La Secretaria de Estado reconoce que el bombardeo de críticas a la propuesta de Educación Superior del Ejecutivo los tiene hoy recogiendo opiniones para modificarlo. En entrevista con The Clinic Online revisa los últimos meses en los que le tocó afrontar la polémica remoción de la rectora de la futura Universidad de Aysén, la supuesta eliminación del ramo de Filosofía, la salida de RD de su gabinete, la irrupción de Lagos y el posible cambio de gabinete. “Yo creo que los ministros de educación son como los intendentes de Santiago: de tiempos acotados”, dice.

Ricardo Ahumada
Ricardo Ahumada
Por

Ministra Adriana Delpiano A1

La ministra de Educación, Adriana Delpiano, está resfriada. Aún así dice estar con el ánimo intacto para seguir trabajando en un cargo complejo, todavía con dos gigantes tareas por delante antes de terminar esta administración: Aprobar el proyecto de Nueva Educación Pública -que ella define como algo mucho más grande que desmunicipalización- y el de Educación Superior, posiblemente el más duro por enfrentar y que ha recibido una avalancha de críticas. Por lo mismo, anuncia, está dispuesta a sustituir y mejorar un proyecto de ley que ni siquiera en la Nueva Mayoría convence.

Y adelanta que están procesando todas las quejas al proyecto para presentar pronto una indicación sustitutiva que mejore una de las reformas más esperadas y complejas a la que se comprometió este Gobierno. El cambio incluiría modificar el Crédito con Aval del Estado (CAE) “para sacar a la banca del medio”.

¿En materia de Educación Superior, cuál es el tema más importante que deben afrontar hoy?
Es lo siguiente: nosotros hemos estado conversando con todos los actores. Sabemos que el proyecto tal como está, como se presentó al Parlamento, tiene déficit y reclamos de distintos sectores. Pero estamos terminando una conversación. De hecho, la subsecretaria (Valentina Quiroga) está hoy en conversaciones en el Congreso para recoger bien el sentido de esto y poder hacer una indicación sustitutiva que realmente mejore el proyecto. Pero creo que era muy difícil hacer esto sin contar con un proyecto de ley. No se podía seguir discutiendo con las universidades, con los rectores, con los estudiantes, parlamentarios y especialistas sin tener un proyecto de ley que dibujara todo el tema. Pero claro, hay espacios de proyecto que están mucho más logrados que otros, eso hay que decirlo.

¿Usted pensaba que este proyecto de ley iba a tener una cantidad de críticas y rechazo tan grande como el que tuvo? Porque la gran pregunta es quién apoya la reforma.
Mira, yo siempre pensé que era un proyecto que iba a ser tan discutido como lo fue la Ley de Inclusión. Eso también fue un tema muy álgido y creo en Educación Superior hay dos temas que son los complejos: uno es como tú estableces y garantizas una regulación del sistema y un rasero de la calidad importante. Yo creo que eso, detalles más detalles menos, las universidades tradicionales chilenas, los mismos estudiantes, lo han visto positivamente. Que no hayan universidades sin acreditación, que haya un órgano especializado menos corporativo en materia de la evaluación de las instituciones, que exista una superintendencia, en fin. Ha habido críticas con respecto a la subsecretaria de Educación Superior, que tendría muchas atribuciones. Creo que todo eso es bastante ordenable.

¿Y cuál es el otro tema difícil?
Es cómo se compatibiliza el apoyo del Estado a las universidades estatales y cómo se dibuja lo público que no es estatal. Ese ha sido uno de los puntos más complejos del proyecto, más que el mundo “privado privado”, al que realmente se le ponen exigencias porque tuvo un despegue enorme.

También ha estado el tema del CAE.
Las ayudas estudiantiles, en términos genéricos, es un tema que mientras no exista gratuidad completa tú tienes que complementarlo con becas y créditos. ¿Qué crédito? Lo estamos estudiando. Es un tema que está en estudio para que efectivamente veamos cómo sacamos a la banca de por medio, que es el tema que más problemas genera. Estoy segura, genuinamente, que a partir de todo lo que se ha escuchado, a partir de las posturas de los distintos parlamentarios, que finalmente el proyecto va a encontrar un rumbo y va a agregar mucho más gente favorable de aquí a un par de meses más.

Usted ha sentido el apoyo de la coalición de gobierno para llevar adelante este proyecto. Hoy algunos diputados incluso amenazan con rechazar la idea de legislar.
Creo que hay dos temas. Antes que el proyecto ingresara hubo dos reuniones grandes con la Nueva Mayoría, en que en general se manifestaron satisfechos, conformes con el proyecto y hubo bastante apoyo. Y al momento de discutirse, creo que hay una coalición que aparece más “por la libre”, parlamentarios que aparecen “por la libre”, y hay otros que están a la espera de cuál va a ser la propuesta más general que mejore aspectos que viéndolos en detalle también les han hecho más ruido. Es distinto haber discutido sobre la base de un planteamiento general a ya conocer el proyecto en su detalle. Yo diría que es un proyecto que la gente quiere que se establezca, que se legisle sobre esto, pero evidentemente quieren incluirle modificaciones y en eso vamos a estar.

¿Qué tanto modifica los planes el hecho de que la reforma misma y el movimiento estudiantil tengan una baja en el apoyo transversal que tuvieron hace un tiempo? Ni la reforma ni el movimiento estudiantil tienen hoy ese apoyo mayoritario.
Es porque se han cumplido parte importante de los acuerdos que se establecieron en el programa de la Presidenta. O sea, tenemos Carrera Docente, que no la teníamos, que también movilizó a mucha gente el año pasado y ahora está en pleno desarrollo. La Ley de Inclusión hoy está en plena instalación, la Reforma Parvularia también. Educación Pública, que es un tema fuerte, está pasando sin dramas. Por lo tanto, el tema de Educación Superior evidentemente tiene actores al frente, pero han sido más bien los actores políticos y los rectores, más que el movimiento estudiantil, los que han llevado la voz cantante en este movimiento. Hay un tema general, que el país tiene otros problemas aparte de educación.

Pero sigue siendo importante.
O sea, ha sido el tema que más ha ocupado al Gobierno durante este tiempo. Llevamos más de dos años y medio en que educación es el tema, en que los recursos son no menores. Cada incentivo al retiro de los docentes, de los asistentes de la educación, es mucha plata para ir mejorando estas situaciones. Y por lo tanto, la gente está a la espera de lo que va a pasar con educación superior. Por otro lado, creo que el movimiento estudiantil ha tenido sus propios problemas para lograr una cierta adhesión ciudadana sobre su tema. En 2011, esto era una novedad, un tema que se reponía en la palestra, en que la ciudadanía no se había dado cuenta de que el problema educativo fuera de esta magnitud, pero hoy día tienes que ya parte importante de los planteamientos fueron asumidos y se están desarrollando con normalidad. Y también hay ciertas situaciones extremas en las marchas, lo que pasó con la Universidad Alberto Hurtado, en fin. También la gente dice “sabe qué más, está bueno que protesten pero no para esto”. Hay como un too much, algo que pasa de la raya. Siento que lo de la Alberto Hurtado marca un antes y un después. Tú no puedes tener a la federación de estudiantes de la universidad -no estamos hablando de alumnos cualquiera, son alumnos elegidos- a garabato limpio con el rector, teniéndolo cooptado dos horas. La gente no ve que el drama estudiantil dé para eso.

¿Y cuánto de esta sensación ciudadana en general, el rechazo y desaprobación que tiene el Gobierno impacta sobre el trabajo que tienen ustedes por delante?
Estoy convencida de que las reformas están en marcha, literalmente en marcha. No es que estemos atrasados ni que pasen dramas. En dos años y medio han salido reformas bien sustantivas, cambios que se están implementando y se van a ver o se están viendo en el corto plazo. Pero claramente no es fácil explicarlas. No es que no se le ponga empeño, pero el relato completo no es de una gente que se volvió loca y está reformado todo. No, esto tiene una trayectoria que va desde la sala cuna hasta la educación superior las mejores específicas que pueden ser determinantes para la mejora de la calidad. En definitiva, eso es: cómo tenemos una mejora en la calidad y equitativa, menos segregada, menos separada.

Todo esto en medio de un clima de desconfianza altísimo.
Que yo no había visto nunca. Yo había estado en gobiernos anteriores y creo que es un tema ciudadano, chileno, de esta desconfianza brutal, brutal, brutal. O sea, una es una ciudadana totalmente bajo sospecha. No sé de qué, da lo mismo. Eso yo no lo había vivido antes. Fui intendenta, fui ministra antes y no me había tocado. Y curiosamente cuando tú vas a terreno es distinto. Estuve en la tercera región la semana pasada y la gente en lo personal es cariñosa, quiere sacarse fotos y como que nada pasara. Pero cuando tú ves la prensa y la actitud del movimiento estudiantil o las declaraciones de los personeros, tú dices “de dónde es esto”. Ahí hay una dicotomía fuerte.

¿No será que ese clima es fruto de una cosecha anterior? Por ejemplo, el domingo pasado marcharon por las deudas educativas y hay una masa de entre 700 mil y 1 millón de personas con deudas por estudiar. Personas que están amarradas y no acceden a crédito hipotecario y que tienen un proyecto de vida sujeto a no perder la pega porque tiene esa mochila.
Evidentemente el Crédito con Aval del Estado (CAE) es un tema que lo estamos enfrentando. Ya se le hicieron ajustes antes. Hoy día el interés del CAE es del 2%, no puede ser más de un 10% de tu sueldo. Pero el CAE se transformó en una mala palabra que ha tenido un impacto enorme en la ampliación de matrícula en el sector privado. O sea, sin el CAE, cientos de miles de estudiantes no habrían podido estudiar de ninguna manera, porque no tenían ayudas estudiantiles directas o eran mínimas y el CAE les permitió sacar un título. Evidentemente, nosotros necesitamos estudiantes en mejores universidades e instituciones y que avancemos hacia la gratuidad. Lo prometió la Presidenta, este año fueron 140 mil estudiantes que seguramente habrían caído en CAE u otro crédito. Ahora, cómo el país tiene que ir avanzando tiene que ver con gratuidad con calidad. O sea, esto no es “tú quieres estudiar, no es has hecho ningún esfuerzo académico ni nada y pasas de libre”, no puede ser. El país tiene que financiar a los alumnos que han hecho esfuerzo y creo que hay varias correcciones para que no sean siempre los de los mejores establecimientos ni de los segmentos socioeconómicamente altos los que realmente lleguen a estudiar. Creo que financiar hasta el quinto decil es un número tan importante. Si tú miras los estudiantes de primer año de las universidades, hay un cambio sustantivo de la composición de los alumnos. Y este otro año ya vamos a tener más y eso creo que es un esfuerzo país súper meritorio. A mí me da la impresión que tiene que ver con el movimiento estudiantil, pero también tiene que ver con una manera de ser con nosotros los chilenos.

¿El descontento?
O sea, tú logras 140 mil en gratuidad y dicen “aaah, pero qué es 140 mil, es nada. Usted prometió no sé qué”. Siempre es el medio vaso vacío, siempre. Da lo mismo que hubieran sido 220 mil… “¿y los otros, dónde?”. Esta idea de que las cosas son paulatinas, tú vas avanzando, vas generando un camino que sea sin retorno. A mí lo que más me importa es que sea un camino que se inicia, que está apoyado en una ley y que no tiene vuelta atrás. Por eso me parece tan importante tener la ley de Educación Superior aprobada a finales del año próximo.

Diciéndolo en buen chileno, ¿usted cree que hay mucho chaqueteo?
No sólo contra la gratuidad. Es contra todos los cambios. Uno es porque haces cambios, y todo cambio desordena algo y somos buenazos para pelear y gritar los cambios en la calle, pero cuando los cambios llegan a mi establecimiento y mi lugar, esto me desordena. No hay cambio que no produzca un grado de alteración. Pero lo segundo es esta cosa inmediatista tremenda. “Y a mí no me ha llegado, a lo mejor a la vecina, que tiene menos méritos que yo, pero a mí, no me ha llegado”. Es la sensación de que lo inmediato es lo que vale. Yo quisiera ver, ojalá, de verdad, a los 140 mil estudiantes en gratuidad hoy día que sacaran la voz para decir “sí, es verdad”. A comienzos de año, cuando lo recibieron, fue una explosión de alegría cuando lo recibían. Me acuerdo de un desayuno en Arica con alumnos, en que los chiquillos estaban felices. Es una felicidad que no puedo describir, porque iban chiquillos que iban a opciones que no querían y ahora tenían buen puntaje y tenían gratuidad.

Ya que toca ese tema, ¿Qué pasará con la gratuidad en Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica? Hace rato que el proyecto está durmiendo en el Senado.
Sí, es que no tenemos quórum. O sea, no tenemos la mayoría en el quórum. Necesitamos que estén todos los senadores el mismo día para poder aprobar ese proyecto de ley. No sacamos nada con ponerlo y perderlo.

¿Pero los votos están?
Los votos están. Pero no puede faltar nadie.

¿Hay que pasar asistencia entonces, como en el colegio?
Tiene que haber un momento en que estén todos. Y claramente la gratuidad va a ir en la ley, porque el proyecto no va a estar aprobado de aquí a noviembre. Va a ir en la glosa igual que el año pasado, pero con más requisitos.

Delpiano 2016 A1

FILOSOFÍA

¿Qué le parece la polémica que se armó con el tema de la supuesta eliminación de Filosofía?
Es que es digno de un caso de Ripley. ¿De dónde surge este tema? Se ordenan todas las materias por área para ver cómo en los tres tipos de establecimientos educacionales (científico humanistas, artísticos y ténico profesionales). Es una búsqueda de mayor equidad, porque los técnico profesionales tienen 14 horas de currículo general y los otros tienen 27 y los hacemos pasar por la misma prueba al final del ciclo. Y en ese ordenamiento de categorías, se ordenaron los ramos. Nunca, nunca se ha buscado eliminar filosofía. Yo lo he dicho en todos los tonos. La persona a cargo del currículo lo ha dicho en todos los tonos. Nosotros no tenemos ninguna facultad de decir “entra filosofía o se acabó filosofía”. Es un tema de currículo de tercer y cuarto medio.

¿Por qué ahí?
El gobierno anterior dejó establecido los currículo hasta segundo medio, pero no preparó los currículos de tercer y cuarto medio. Entonces, fue la oportunidad de mirar los currículo de los tres subsistemas. Y en ese sentido, por un lado está todo el lado de pensamiento crítico, formación ética, etcétera. Pero es absurdo pensar que va a volar la filosofía, de ninguna manera. Y por otro lado tenemos que hacerle espacio por ley a Formación Ciudadana, lo que era Educación Cívica antes. La ley dice que todos los establecimientos de educación secundaria deben tener formación ciudadana, y queremos que todos tengan filosofía, incluyendo a los de técnico profesional. Entonces, nunca se ha eliminado.

Pero sigue la confusión.
Estoy dispuesta a hacer un inserto en la prensa porque no puede ser que… de verdad, le hemos mandado cartas a todos los parlamentarios, a los generadores de opinión, a los decanos de filosofía de todas las universidades y después de semanas vuelve a aparecer una columna, una carta al diario de un señor diciendo que la filosofía no sé qué.

¿Y por qué cree que pasan esas cosas? ¿Hay problemas de comunicación?
La gente escucha lo que puede o quiere escuchar. Porque sobre esto, me consta. Mira, tenemos cartas a todos los parlamentarios, pero no todos abren el correo que tú les mandas. Estamos mandando en papel todas las cosas para asegurarnos que el comunicado del ministerio les llegue. A nosotros nos importa muchísimo discutir las cosas que nos hemos propuesto cambiar, pero las que no ¿por qué las estamos discutiendo? Es como dispararte en los pies. Es desesperante. El tema de la filosofía es de las cosas más insólitas que me ha tocado siendo ministra. Porque hemos dicho en todas las entrevistas y hemos señalado que la filosofía no se toca. Y es más: aunque este ministerio quisiera tocarla, solo es virtud del CNED, que además está conformado por personas de distintas profesiones, de distintas orientaciones políticas. Es una pelea ficticia.

A propósito de polémicas, ¿ha conversado últimamente con la ex rectora de Aysén, Roxana Pey?
No. Después de que yo hablé con ella, no.

¿Cuál es la evaluación que hace usted después de lo ocurrido?
Mira, yo he sido persona de confianza muchas veces. A mí me han cambiado de pega, me han pedido el cargo, he vivido distintas situaciones. Cuando uno tiene un cargo de confianza, a uno le podrá parecer que lo está haciendo estupendo, bien o mal, pero uno lo deja ahí, entrega su renuncia y se va. Eso para mí es un tema que no se discute. Este era un cargo de confianza. La presidenta así lo dijo. Y la verdad es que no había una concordancia. Ella es una persona muy capaz, muy inteligente. Una persona con un buen currículo. Pero la verdad es que tenía un diseño de universidad y ya habíamos tenido, a lo largo de conversaciones, miradas que eran distintas. Ella tuvo miradas distintas con Hacienda, con este ministerio, pero este es un tema ya zanjado. Ella es de la Universidad de Chile, tiene muchos estudiantes que la quieren, que la avalan, pero que también la transformaron en un ícono de algo que no querían.

¿De qué cosa?
Del tema de “no se vaya a meter el Estado en la autonomía de las universidades”. La verdad es que aquí no hay un tema de autonomía universitaria, lo dijo clarísimo la Contraloría porque no había universidad. Había un proyecto, una idea de universidad. Para facilitar la vida, se les nombró rectores. Pero en estricto rigor, rector es cuando ya tienes una universidad, hay una estructura académica funcionando, carreras claras, hay un nivel de investigación y tienes alumnos. Pero aquí no estaba diseñado esto. No estaban los estatutos, no habían alumnos, no había nada. Era ella una persona de confianza para levantar un proyecto de universidad, igual que el profesor Correa en O’Higgins. No es esta idea de que partimos por Aysén y después vamos a meter la mano en la Universidad de Talca o la de aquí o la de acá. Eso no corresponde. Era un cargo, la ley lo señalaba expresamente y por eso es que tomó razón la Contraloría fue absolutamente enfática: aquí no se ha pasado a llevar ni autonomía universitaria ni absolutamente nada.

¿Qué ocurrió entonces?
Lo que me sorprende es que, uno puede estar o no de acuerdo, pero si el Estado, el Gobierno, la Presidenta, te pide hacerte cargo de montar una universidad, esa universidad no puede ser a tu pinta. Te la ha encargado la Presidenta de la República. Esa universidad tiene que dialogar con quienes finalmente firman los estatutos, que es la Presidenta de la República, el Ministro de Hacienda y la Ministra de Educación. Esos son los tres entes que firman los estatutos de la universidad. Entonces, no es que tú tengas una idea de universidad a tu pinta, distinta, que no dialogaba con el proyecto de Educación Superior. Tú lo puedes encontrar malo o bueno, pero entonces súmate a ver cómo se reformula el proyecto. Ella pidió incluso al Cruch que la liberaran de una serie de pruebas para que entraran los alumnos, una serie de cosas que iban en contra de la idea de gratuidad con calidad. Le estamos pidiendo a todas las universidades esto, pero a las nuevas, las cero kilómetro que estaba armando el Gobierno, tenían condiciones distintas.

¿Se lo dijo así a Roxana Pey?
Como lo estoy hablando contigo, lo hablé con ella. De decirle “Mira Roxana, esta es una universidad que no puede no dialogar con los otros. Es parte de la misma reforma que la Presidenta está estableciendo”. Yo creo que se hizo un cuento más grande que el que correspondía, so pretexto de autonomías universitarias, que aquí el ministerio iba a sacar o poner. Nada que ver, nada que ver. Podría no haberse llamado rectora, podría haber sido más fácil “Delegado presidencial para armar una universidad aquí”. Y una vez que existiera la comunidad universitaria y todo, se le nombra rector. Yo creo que eso fue un error.

Ministra, sobre el tema de Laureatte, ¿les sorprendió cuando apareció el tema de su ingreso a la bolsa reconociendo lucro?
Nosotros tenemos dos investigaciones en marcha y vamos a llevar adelante esas investigaciones, es todo lo que te puedo decir. No son lo único que se está investigando porque también hay investigación de otras universidades, y evidentemente con todo lo que son nuestras posibilidad de disposición, nosotros vamos a llevar adelante estas investigaciones. Es lo que te puedo decir.

¿Qué le parece que la diputada Girardi haya pedido la expulsión de Pilar Armanet del PPD?
Mira, la gente se ubica en distintos trabajos. Si Pilar Armanet trabaja para una institución que no debiendo hacer algo, lo hace, bueno, evidentemente está en una situación compleja. Pero para eso están los partidos que tienen sus propios mecanismos de tribunales supremos que investiguen y que evalúen efectivamente qué significado tiene eso o no tiene. No seré yo quien ni avale lo dicho por la diputada Girardi porque no corresponde. Si alguien quiere pedir mi remoción, por ejemplo, esa es una facultad de la Presidenta de la República, no es facultad de quien grita en la calle. Ahora, a lo mejor gritando en la calle ahí logra decir que ‘sí, hay mucha gente disconforme’ o qué se yo. Pero no tiene más valor que eso. No depende mi cargo de quién grite o no grite, depende de la Presidenta de la República. Y en este caso, los partidos tienen sus órganos que podrán velar, etcétera. Me parece que la gente, muchos de distintos partidos han trabajado en empresas privadas, han trabajado en distintos organismos, y es tema de sus partidos si eso les parece condenable o no. Es una actividad legítima o ilegítima, no sé. Exministros que han trabajado en AFP, que han trabajado en distintas cosas, no sé. La gente se va ubicando en los espacios que hay y las universidades son espacios. Y el tema es que efectivamente nosotros necesitamos, para que no pasen cosas como esta, tener un rasero de calidad, de no lucro mucho más fuerte. Por eso yo insisto que la gran solución es tener una ley aprobada que nos entregue instrumentos claros, reglas del juego muy precisas para todo tipo de universidad. Tenemos un sistema heterogéneo y yo no sé si efectivamente ser rectora de la Universidad de Las Américas es ser cómplice de no sé qué. No soy yo quién lo va a dilucidar. Porque éste no es un tema de personas, es un tema de estructuras educacionales que no debieran operar con lucro en un país como éste. Si eso se demuestra, bien. Pero hay que demostrarlo primero.

Delpiano A1

CAMBIO DE GABINETE, RD Y LAGOS

Se ha hablado mucho el último tiempo de un cambio de gabinete. ¿Usted está viviendo el día a día?
Jajaja. Yo creo que los ministros de Educación son como los intendentes de Santiago: de tiempos acotados. Bueno, el actual intendente ha durado harto, hay que reconocerlo. Pero anteriormente los intendentes duraban como un año, un año y algo. Los ministros de Educación, y más cuando hay una reforma de esta naturaleza, efectivamente están muy expuestos. Y si hay alguien que pueda conducir realmente esta reforma de mejor manera y la Presidenta lo encuentra, yo agradecida de la confianza. Pero hasta aquí, no hay ninguna señal concreta de que la Presidenta esté pensando o armando un cambio de gabinete, por lo tanto trabajaremos con el mismo ahínco hasta el último día. Si el último día es pasado mañana, no lo sé. Pero estamos full equipo aquí.

A propósito de su equipo, ¿Cómo ha visto la reacción de personas que antes estuvieron en el equipo del ministerio y ahora están en la vereda del frente? Como la gente de Revolución Democrática, que trabajó y estuvo a cargo de proyectos emblemáticos.

Mira, lo que te puedo decir es que cuando yo llegué al ministerio casi no cambié a nadie del equipo. Me quedé con el que tenía el ministro Eyzaguirre y después llegaron algunas personas complementarias, unas se habían ido con él, etcétera. Pero no hubo ni razzia, ni nada. Yo me quedé con el equipo, me instalé y seguí trabajando. Y aquí habían dos personas que tenían cargos directivos en RD, que eran (Miguel) Crispi y Gonzalo Muñoz. Con los dos yo me llevé muy bien. A Crispi le pedí que apoyar más en Educación Superior y Gonzalo era el director de Educación General. Un día vinieron y me dijeron que no podían seguir porque de alguna manera su partido, movimiento era en ese momento, había tomado la decisión de distanciarse del Gobierno y correspondía que ellos se fueran. Hasta luego, abrazo, besito, que les vaya bien y se acabó el problema. Yo nunca tuve una conversación como ministra con las autoridades de RD para ver nada que tuviera que ver con el ministerio. Acá había un jefe de división, que además es una persona que tiene un currículo histórico ligado al tema educacional, como es Gonzalo, con el cual siempre me llevé muy bien. Y sentí que se fueran, los dos me caían muy bien, estábamos trabajando bien. Creo que a ellos también les costó tomar la decisión. Pero en fin, priorizaron la línea de su partido, de su movimiento, y la libertad es libre, como digo yo. Y si hay más gente de RD acá dentro, para mí no tiene ninguna importancia. Yo no voy a andar buscando, no le ando preguntando a la gente detrás de los escritorios dónde milita, qué es lo que pasa, qué es lo que esto. Me parece horroroso. No me parece justo. Seguramente deben haber chicos de RD que trabajan aquí. Mientras hagan su pega, acá no entraron porque fueran de tal partido u otro.

Ministra, ahora tenemos una elección que se aproxima más rápido de lo que uno pensaba, que son las presidenciales. ¿Qué piensa de ese ánimo de decir que este gobierno se acabó, que está en las últimas?
Primero, estoy plenamente consciente de que en algún minuto, pero no sé en qué reforma constitucional se disminuyó de seis a cuatro años los gobiernos. Yo soy firma partidaria de los gobiernos de seis años y no de cuatro. O sea, hacer muchos cambios en cuatro años obliga hacerlos muy rápido, a no poder ver sus frutos, que es un tema complejo. Ese es un aspecto que estamos viviendo. Es un gobierno de cuatro y no de seis. Por lo tanto, siempre un año antes, meses más meses menos, la contienda presidencial adquiere una importancia. Este país no va a votar, pero le encantan las elecciones, que es un poquito jugar a apostar. Entonces creo que si se adelantó tres, cuatro meses más, no es mucha la diferencia porque claramente el último año siempre está el tema presidencial sobre la mesa.

¿Y qué piensa de su compañero de partido, Ricardo Lagos Escobar, que sinceró sus deseos de competir?
Yo ayer escuché una entrevista larga de Isabel Allende, que  me impresiona por la serenidad,  la buena onda con la posibilidad de que sea Lagos el candidato o como sea que lo van a definir. Yo creo que a los partidos los ha pescado un poco de sorpresa esta decisión rápida y tendrán que ver los partidos y ver cuál es el que tiene más posibilidades de ganar. Y si es Lagos, será Lagos. Si es otro, será otro. Yo creo que en el caso de Lagos, llevaba mucho rato el rumor de que sí que no, y si bien habían otros candidatos que dependían de eso si iban o no, fue bueno que tomara la decisión.

¿Y le parece un buen candidato? Hay otros exministros de Lagos y la Concertación que les fascina ese candidato. O precandidato.
Mira, él fue un buen presidente y tengo la mejor impresión de él como persona y estadista. Pero nosotros estamos dedicados a este gobierno, a sacar adelante estas reformas y por lo tanto, ya la vida irá ordenando a las fuerzas políticas y quiénes son los que van a quedar. Me parece bien que haya primarias, que se defina en esos espacios quién es el que tiene mejor condiciones o el apoyo ciudadadano para llevar adelante. Pero el voto es secreto… ah jajaja.

Por último, como ciudadana, apostando en buen chileno, ¿usted cree la próxima elección va a ser entre dos expresidentes?
Es difícil saberlo. El país ha cambiado. Si él logra encantar un porcentaje importante de gente más joven, sin lugar a dudas podría serlo. Pero no sé si se da, está difícil.

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