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Mundo

9 de Octubre de 2016

Culturas alrededor del mundo que creen que el género no está delimitado por los genitales

En nuestra cultura, recién en el último tiempo se ha abierto la posibilidad a que existan más géneros, los cuáles aún conviven con una discriminación diaria, pero existen comunidades que desde sus inicios han admitido a cinco o siete categorías. Incluso, en algunas partes, se considera a quienes no se identifican como hombres o mujeres, como personas sabias y trabajadoras, o poseedores de dones mágicos de buenaventura y fertilidad. El investigador Guillermo Núñez Noriega, especialista en diversidad sexual y etnicidad, afirma que "hablar de esta historia y de este presente solo deja claro que nuestras concepciones de género y sexuales judeocristianas son eso, convenciones heredadas y no datos de la naturaleza, son simplemente usos y costumbres excluyentes y opresivos".

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Género YT

En Chile, desde que nacemos nos explican que uno es hombre o mujer, según si tenemos pene o vagina. En esta cultura con roles definidos, difícil es el panorama para la comunidad LGBT. Pero no en todos lados es así.

En la isla de Sulawesi, en Indonesia, el grupo étnico de los bugis -el más importante de ese país- no piensan que las personas se dividen sólo hombres o mujeres, sino que creen en cinco géneros distintos: makkunrai (mujer femenina); oroani (hombre masculino); calalai (hombre femenino); calabai (mujer masculina) y los bissu, identidades mixtas y no permanentes, según explica el sitio Broadly.

La doctora en Sociología la Universidad de Vigo e investigadora sobre los sistemas sexo/género en diferentes comunidades, Águeda Suárez, sostiene que “mientras que en Occidente siempre hablamos de términos binarios y excluyentes, lo cierto es que hay comunidades ancestrales en todo el mundo en las que todo no está tan claro y juegan con las ambigüedades. Son sociedades que tienen un orden sociosexual mucho más cercano al de la naturaleza”.

“Aquí tenemos la manía de categorizar, pero lo cierto es que en determinadas partes entienden el mundo de otra manera, con una amplitud de miras que nosotros no tenemos”, añade.

Por su lado, los Ciucki siberianos admiten siete géneros: masculino, femenino, tres géneros ulteriores para los biológicamente varones y otros dos para las mujeres.

Asimismo, entre los indígenas mexicanos se ha identificado mujeres que conviven con varias mujeres en el mismo hogar, jóvenes varones con vestimentas normalmente usadas por mujeres, y una actitud abierta hacia la unión y separación de las parejas de cualquier sexo.

Por ejemplo, los “muxes”, que habitan en la región mexicana de Juchitán, son hombres que asumen roles femeninos en diversos ámbitos de la vida pública y privada.

Eso sí, el investigador Guillermo Núñez Noriega, especialista en diversidad sexual y etnicidad en la Universidad de Sonora (México), califica este tipo de conducta como escasas excepciones.

“La existencia de esos otros órdenes sociogenéricos no debe exagerarse. Su permanencia es más un acto de supervivencia que bien podría ser explicado por la incompleta colonización cultural española entre esos pueblos gracias a sus múltiples luchas de resistencia”, advierte.

El tercer género

Previo a la colonización, los nativos americanos en Estados Unidos hablaban de un tercer género, al que llamaron “two-spirit”, para referirse a quienes no se consideraban ni hombres ni mujeres, como los trans, andróginos, etc.

La doctora Suárez explica que “además, se creía que los two-spirit tenían poderes sobrenaturales porque adoptaban tanto lo femenino como lo masculino, así que de alguna forma creían que se conectaban con Dios”.

Incluso, estos eran miembros muy respetados en su comunidad, considerados como personas muy sabias y trabajadoras, al poder desarrollar al mismo tiempo tareas masculinas y femeninas.

En esa misma línea están los hijras de la India, como se les llama a los miembros del tercer género, personas pertenecientes a una casta religiosa muy respetada. A estos se les atribuye dones mágicos de buenaventura y fertilidad. Incluso, muchas veces son invitados a los matrimonios o nacimientos para que los bendiga.

El investigador Núñez Noriega afirma que “hablar de esta historia y de este presente solo deja claro que nuestras concepciones de género y sexuales judeocristianas son eso, convenciones heredadas y no datos de la naturaleza, son simplemente usos y costumbres excluyentes y opresivos”.

La metamorfosis total de una candidata transgénero – The Clinic Online

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