Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Cultura

13 de Octubre de 2016

“Don Tinto” y la ruta del patache en Santiago

El cronista gastronómico Álvaro Peralta inició su camino por el comer y beber en las páginas de este pasquín. Entre el 2002 y 2009 ininterrumpidamente, su pluma dio vida a la columna Los Pataches de Don Tinto donde relataba no solo los placeres del buen (o mal) comer y beber, sino también los hábitos de los comensales y su entorno. En este primer libro, “25 lugares imprescindibles donde comer en Santiago” (Aguilar), Don Tinto no solo se manda una guía de restaurantes y picadas que uno siempre quiso conocer sino que además nos cuenta su historia.

Por

Adelanto-del-libro-de

Hace algunos años, el periodista chileno–alemán Javier Cáceres escribió un libro sobre el Mundial de Chile en 1962 por lo que previamente visitó Chile para reportear en terreno. Porque se alojaba cerca, porque otro periodista, Luis Urrutia -más conocido como Chomsky-, también se lo recomendó, y porque cada vez que visita el país consume una buena cantidad de lomitos y churrascos; Cáceres convirtió al Munich en su centro de operaciones mientras estuvo trabajando en Chile. Ahí se juntó con cracks mundialistas como Leonel Sánchez o Sergio Navarro, además de otro grande: Carlos Caszely, un habitué del local. Así es el Munich, una fuente de soda más que tradicional, pero que tiene una bien ganada fama de local futbolero. Eso se debe a que su dueña es la señora María Carrasco, histórica dirigenta del club Audax Italiano, quien junto con su marido, el ya fallecido Víctor Odano, compraron en 1953 este negocio a un comerciante alemán, por eso su nombre. De más está decir que el matrimonio era fanático del fútbol, por lo que pronto el recinto se transformó en un lugar ideal para los amantes de este deporte. Por aquí pasaron muchos jugadores nacionales e internacionales (incluido el mismísimo Pelé), para comer algo y juntarse con gente del mundo del fútbol. Y todavía sigue pasando, porque cualquier día uno puede toparse en el Munich a Caszely en una mesa, a periodistas como Edgardo Marín o Marco Antonio Cumsille o al mismísimo Iván Zamorano. Y hablando de grandes jugadores, Carlos Reinoso, cada vez que viene a Chile no deja de pasar por este sitio. Y no solo por la calidad de la comida y el ambiente, sino porque es algo así como un hijo putativo de la señora María desde los tiempos en que jugaba en Audax Italiano. Con una estética clásica de fuente de soda, con mesas pequeñas cubiertas de melamina, barra y plancha a la vista; el sello del local está dado por su muralla tapizada de recortes de prensa y fotografías, todas relacionadas con el fútbol y muchas de ellas autografiadas por los mismos protagonistas.

Pero no solo por su cercanía con el mundo futbolístico o por sus décadas de funcionamiento es conocido el Munich. A decir verdad, el local se ha ganado una muy merecida fama también por su comida. Porque si bien aquí se ofrece la clásica gama sanguchera nacional, se hace con maestría. Es decir, lomos, churrascos, gordas, fricandelas, completos y más; son preparados de una forma única, llenos de sabor, con buenas materias primas y con una perfecta ejecución por parte de los maestros cocineros. De hecho, el chef Juan Pablo Mellado es un conocido admirador de este local, el cual seguramente también le sirvió de inspiración en la conceptualización de su exitoso proyecto Las Cabras. También, a la hora de almuerzo los días de semana, se ofrece una colación con platos caseros como carne al jugo, charquicán o carbonada; todos muy buenos. Además, de postre tienen una leche asada que incluso valdría por sí sola una visita a este lugar. Sin embargo, me atrevería a decir que es en la sanguchería donde está su corazón y que en el horario de la tarde noche, al ocaso, es cuando mejor se disfruta de la esencia del local. Ahora, si se viene del estadio o se mira ahí algún partido por la tele, el verdadero ritual está completo. Porque téngalo claro, más allá de los alimentos, si uno no es fanático del fútbol solo podrá apreciar una parte de la esencia del Munich.

YO PIDO

Puede que ya lo sepan, pero vale la pena repetirlo: la mayonesa del Munich es simplemente soberbia. Por lo mismo, para apreciarla en todo su espectro, yo siempre pido un lomito mayo. Nada más, pero tampoco nada menos. Con un poco de la buena mostaza del local, más una garza, combinan a la perfección. Algunos le agregan a este sánguche un poco de ají verde. La verdad es que no queda mal, pero yo no quiero que ningún otro sabor interfiera con esta mayonesa, que si me apuran un poco, hasta se puede comer a cucharadas.

25 LUGARES IMPRESCINDIBLES DONDE COMER EN SANTIAGO
Álvaro Peralta Sáinz, “Don Tinto”
Aguilar, 2016, 176 páginas.

Notas relacionadas