La noche de Lily Zúñiga, exjefa de prensa de la UDI, en el Passapoga: Presentó con performance su libro “Imputada”

-¿Alguien ha visto a Rafael Garay? ¿Estará por aquí?

A las siete de la tarde, la exjefa de prensa de la UDI, Lily Zúñiga, figura en ropa interior en un camarín del cabaret Passapoga preparando lo que será su debut en el escenario favorito del desaparecido economista y bromea respecto del golpe noticioso que sería encontrarlo escondido en el local de Providencia.

Es menuda, morena y le gusta provocar. Por eso, para presentar el libro en que descuera a la UDI con historias que van desde el financiamiento ilegal de campañas hasta una serie de revelaciones de infidelidades y traiciones políticas y amorosas, la “negra tatuada” eligió plumas: unas alas negras para coronar su cuerpo tonificado que podría confundirse con la cualquiera de las bailarinas habituales del recinto.

-Ayer vine con mi papá y el pobre casi se muere, huevona. Se tapaba los ojos convencido de que la hija le salió bataclana- comenta entre risas la periodista mientras se calza unos zapatos con un taco de más de 12 centímetros.

-¿No te caes con esos zancos?
-No, si hice una sesión de fotos en el cerro con ellos, sin sostén eso sí, para regalar como marca libros-, explica Lily a minutos de salir con un grupo de estudiantes de teatro, con máscaras de Jovino Novoa, Iván Moreira y Marco Enríquez-Ominami, a bailar.

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-Yo aquí tuve clases de caño. Era malísima-, le cuenta Margarita Hantke, la presentadora de su libro, a Lily mientras repasan los detalles de la performance.

Concuerdan en que, más allá de lo que opina la mamá de Hanke, que es tremendamente UDI, el libro tiene interés periodístico porque las figuras públicas deben tener coherencia entre su discurso y su vida privada.

-Por ahí se debe apuntar- plantea Hantke.

Lily asiente y lanza una frase con el humor negro que la caracteriza.

-Porque a mí me importa un pico que esta mina se acueste con uno o con otro, pero que no venga a legislar después juzgando a medio mundo po, desde arriba como la santa señora, eso no po-, resume Zúñiga.

Hantke está de acuerdo. Le dice que lo importante es que pueda explicar por qué decidió escribir. Lily dice que lo tiene clarísimo, que cree que hay derecho a saber lo que esconde la casona de Suecia 286 y que no todo lo que cuenta en el libro son asuntos de sábanas de los parlamentarios. Hay, recalca, historias maltrato laboral, acoso sexual, prácticas irregulares. Y es cierto, todo eso está en las páginas de Zúñiga.

Ya está todo listo

A las 20.15 horas se abren las cortinas y aparecen los actores. Uno de ellos, el con la máscara de Novoa, se sincroniza a la perfección con la música del Padrino con que se abre el show. Zúñiga entra al final, con un diminuto bikini negro y las alas que simulan su primer tatuaje.

Recibe aplausos y se retira. Hantke parte su intervención y habla de la elección en Estados Unidos, de cómo la vida privada de Bill Clinton le ha pesado a su esposa Hillary y explica por qué lo que escribe Zúñiga es de interés ciudadano.

Luego irrumpe Lily, ahora con un vestido blanco. Dice que Imputada es como su tercer hijo, que está orgullosa de su libro, que aunque le lluevan querellas no se arrepiente de nada.

-Porque nací chora-, lanza Lily.

Y eso, ni en la UDI lo pueden desmentir.