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Opinión

20 de Noviembre de 2016

Columna de Claudio Bertoni: MAO

Ahora su Santidad no se opone a la cremación pero se opone a lanzar las cenizas melancólica y poéticamente al viento y también se opone a que uno se lleve las cenizas del difunto para la casa en un tarro, caja de zapato u otro contenedor más adecuado para mirarlas de vez en cuando y decirse a uno mismo “pensar que este montoncito de nada esta pradera de asuntos fue mi papá y andaba por ahí tenía urticaria cuando comía jaibas y ladillaba o no ladillaba y hablaba conmigo de Marcuse y de Mao y nada más”.

Claudio Bertoni
Claudio Bertoni
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ANFORA
Con esta cuestión de las cenizas y el Papa el Astro Rey vuelve a girar alrededor de la tierra centro del universo y el Vaticano prohíbe todas las técnicas de fecundación ajenas al coito ya que estas desvinculan las relaciones sexuales de la posibilidad de procrear e involucran la masturbación y a terceras personas en la utlización del semen y la mujer vuelve a parir con dolor como exige la Biblia sin el recién descubierto cloroformo y ahora su Santidad no se opone a la cremación pero se opone a lanzar las cenizas melancólica y poéticamente al viento y también se opone a que uno se lleve las cenizas del difunto para la casa en un tarro, caja de zapato u otro contenedor más adecuado para mirarlas de vez en cuando y decirse a uno mismo “pensar que este montoncito de nada esta pradera de asuntos fue mi papá y andaba por ahí tenía urticaria cuando comía jaibas y ladillaba o no ladillaba y hablaba conmigo de Marcuse y de Mao y nada más” / pero esa es otra historia y el Pontífice agrega que si uno tiene las cenizas en un ánfora debe guardarlas en un lugar sagrado ¿Y qué es un lugar sagrado? Una iglesia o recinto donde haya presencia de nuestro Señor y Éste pueda obrar su acto de resucitación ya que no debemos olvidar que los católicos creen en la resurrección de la carne y es cierto que los gusanos también se manducan el cadáver y queda la crema y es asqueroso pero al final quedan los huesitos limpiecitos por lo menos de la espina dorsal y la calavera (como yo se los vi una vez a mi abuela materna por circunstancias que no es el caso mencionar aquí y se veían realmente tersos limpiecitos esos huesitos) reliquias estos huesitos los que sumados a la sustancia indudable y corpórea que guardan del difunto en su vientre los millares de gusanos es suficiente cuerpo y materia para que Dios pueda obrar su milagrito, cosa que sería imposible (o CASI imposible ya que Dios también sabe, como le escuché decir un día a Ernesto Cardenal, cuantos pelos tiene cada uno de nosotros en la cabeza y debo agregar que yo no creo en la resurrección de Cristo pero menos creo todavía en esto de que Dios nos tenga contados a todos los pelos de la cabeza) pero volviendo a lo que decía de las cenizas al viento y la imposibilidad incluso para Dios de juntar todas las cenizas esparcidas en el aire y fuera de la iglesia o recinto donde su Ser concentra su Omnipotencia para devolver a la vida y en su mejor momento a sus católicos adeptos (¡ya que los resucita jóvenes inteligentes y sanos y no hechos la mierda en pañales con Alzheimer que eran el día en que murieron!) / ¡Un tipo de resurrección como esa! / ¡¿Qué tipo de resurrección seria?! / Una cagada de resurrección, si me preguntan a mi /
Para terminar debo agregar que si uno comete el desatino de lanzar o esparcir las cenizas de su difunto al aire o no las lleva en un ánfora de greda con tapita (tan bonita como la que me obsequió la Mónica para las cenizas de mi padre) a un lugar sagrado en vez de ponerlo en su velador por ejemplo, se va a quedar sin misa de despedida o rito funerario alguno igualito a como nuestros hermanos suicidas se quedan sin el mismo segregacionista mezquino y deleznable rito.

Claudio Bertoni 26 octubre 2006

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#bertoni#Cenizas#Iglesia

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