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Opinión

4 de Diciembre de 2016

Sebastián Huneeus y las estrategias matrimoniales de la elite: “que te inviten es un gesto de pertenencia, de complicidad entre cuicos”

El sociólogo autor de “Matrimonio y Patrimonio, las estrategias matrimoniales de la elite económica en Chile” dice que aunque no existe una planes conscientes para arreglos matrimoniales, pero sí existen barreras morales y desconfianza hacia los “no iguales”. “Cumple una función política. Invitar al matrimonio, que te inviten al matrimonio es un gesto de pertenencia, de complicidad”, dice.

Ricardo Ahumada
Ricardo Ahumada
Por

Matrimonio principe william A1

El sociólogo Sebastián Huneeus dice que leyendo un libro de Thomas Mann sobre una familia alemana burguesa que se preocupaba de generar alianzas matrimoniales para afianzar su poder y su prestigio cuando se terminó de convencer de estudiar el tema.

Con la opción de un proyecto Conicyt llamado Desigualdades, el también socio y jefe de proyectos en Trebol Consultores investigó el tema y terminó publicando un libro llamado “Matrimonio y Patrimonio”, donde ahonda en las estrategias matrimoniales de la elite económica chilena.

Un tema como observado y que mezcla los distintos tipos de capital con los que cuenta el sector más privilegiado de la población, destacando el rol histórico de cada familia, la importancia de los apellidos y de ser cumplir con los criterios de selección de ingreso a escuelas, universidades, empresas y clubes para las alianzas matrimoniales entre los que están en el rango A de los ABC1.

“El tema es que no se es cuico solo. No se puede ser cuico solo, tú eres cuico por familia. Y ese es el problema de los cuicos, que aunque ellos traten de no ser cuicos, su familia al ser cuica igual les gotea el cuiquerío”, dice.

¿Cómo son las estrategias matrimoniales de la elite chilena?
-Primero necesito hacer una aclaración conceptual para partir esto. Cuando yo me refiero a estrategia de reproducción matrimonial no estoy hablando explícitamente de algo que sea como una acción racional para maximizar los beneficios de los actores de la elite. Estrategia de reproducción tiene que ver también con ciertas conductas que son medias inconscientes y que son más o menos culturales, que son estratégicas para la reproducción de un grupo más o menos cerrado y que se ha mantenido así. No quiero partir diciendo que la elite está constantemente eligiendo un matrimonio más ventajoso que el otro. No es el caso. No es un plan. No hay arreglos matrimoniales, tampoco matrimonios por interés. Pero sí resulta estratégico, si lo miras desde afuera, y te das cuenta que igual hay acciones que son como congruentes para el despliegue y reproducción de este grupo.

El matrimonio en Chile es una institución muy importante para la sociedad chilena, tanto la institución como el rito. Es un gran tema
-Es que es una costumbre bien ancestral. Ahora, mi trabajo es más sobre el emparejamiento, sobre el encontrar pareja. Como la afinidad interpersonal, pero sobre la institución del matrimonio no investigué tanto. No podría hacer tipología de matrimonio según cantidad de invitados, tipos de iglesia, tipo de religión. Pero sí te puedo dar algunas impresiones que hice a lo largo de las entrevistas, de uno está muy atento a lo que ocurre alrededor.

Pero concordamos que es un rito clave.
-Sí, yo concuerdo contigo. Es un rito súper clave para este segmento en particular, que ni siquiera es ABC1 estamos hablando del A. O sea, de grupos familiares que tienen ingresos sobre los 10 millones de pesos mensuales por grupo hogar. 10 millones o más. Demográficamente no sé si serán más de 50 mil o 100 mil personas en Chile. Debe ser el 0,1% o 0,01%.

¿Y qué significa para ellos?
-Para estas personas el matrimonio es muy relevante, cumple una función política. Invitar al matrimonio, que te inviten al matrimonio es un gesto de pertenencia, de complicidad entre cuicos. Dónde te sientan en un matrimonio también es relevante. Hay como una especie de semiótica vinculada a todo el arreglo del banquete, de la ceremonia. A dónde se hace, dónde se festeja. Si se hace en una iglesia más nueva en Los Trapenses o en el Bosque. Ahí estás diciendo ‘somos más tradicionales’ o ‘somos más modernos, más despreocupados’. Si lo haces en la playa, en el campo de golf en que toda tu familia son miembros. Si lo hacís en el campo de tus abuelos, si arrendai el Club Militar, el Country Club. Yo creo que hay un tema con demostrar. ¿Pero qué es lo que queris demostrar? No sé si en este grupo es demostrar que tengo plata. Es más que nada demostrar pertenencia. Y hacerte sentir perteneciente y hacer sentir tú al otro pertenenciente. Es una especie de House of Cards jaja.

Son eventos que tienen todo un tema para armarse.
-Claro, un año mínimo. Y ahí empiezan todos los juegos que yo no cacho muy bien, que son el ajuar de la novia, cuál familia paga el banquete, quién paga esto otro. El tipo de regalo que recibes, si vas a abrir una lista de novios en Falabella o en Paris. Por ejemplo, yo una vez fui a un matrimonio en que Farkas le regaló un auto a los novios.

¿Un auto?
-Sí. Un Mercedes Benz. Es un matrimonio al que llegué de chiripa, no tenía mucha conexión con esa gente y después me contaron la anécdota.

Bueno, tú dices en el estudio que el rito del matrimonio tiene un carácter simbólico y esto pone una especie de barrera moral frente al resto.
-Sí. Mira, yo soy bien enemigo de la moral. Creo que la moral es un artefacto que sirve para coartar a las personas de cosas que quieren hacer y sienten que no pueden hacer. Cuando hablo de ciertas barreras morales tiene que ver con la coacción que tiene un grupo sobre tus decisiones para actuar.

¿Cómo cuáles?
-Las barreras morales para acceder a la elite tiene que ver con que a veces la elite ejerce ciertas presiones para que no lo hagas y algunas de ellas son morales, por ejemplo, por tus decisiones religiosas. Por ejemplo, alguien que haya estudiado en el Colegio Alemán o en el Santiago College, a lo mejor si se quiere casar con una niña del colegio Tabancura o el Cumbres, los papás y los hermanos van a hueviar y van a decir: ‘estos son muy laicos, no creen en Dios, son liberales’. Y así se dan esas cosas en realidad. Entonces hay una barrera moral de carácter religioso, que yo creo que opera fuertemente, aunque -ojo- no toda la gente acá son fanáticos religiosos, pero sí tienen un sentido muy profundo de religión.

¿Cómo es eso?
-Es como que al final del día los weones ni cagando no se casan por la iglesia. Y pueden haber tenido incluso ‘sus canitas al aire’, haber pololeado, haber tenido sexo prematrimonial y todas esas cosas, pero al final del día le ponen a su hijo José Pedro y a su hija le ponen Lourdes María. Y van a optar por una colegio católico y van a elegir una ceremonia católica, y si se muere un familiar van a hacer misa, los hijos se van a bautizar y hacen primera comunión. Yo creo que el tema del catolicismo siempre ha sido muy fuerte en los grupos de poder económico. Y mira la cantidad de plata que tienen el Opus Dei y los Legionarios. Los millonarios de Cristo. Financian todo: universidades, empresas, campañas.

En tu estudio dices que existen uniones desventajosas, por ejemplo entre católicos y judios. ¿Existe cierto antisemitismo en la elite?
-Sabía que me ibas a preguntar de eso jaja. Para aclararlo: no son nazis. Lo que sí me pareció que era para ilustrar qué es lo que ocurre cuando hay personas que cumplen todas las condiciones para ser parte de una elite económica y aún así no son consideradas 100% parte.

¿Personas que no son iguales entre iguales?
Claro. O sea, son todos iguales, pero unos son más iguales que otros. Y eso le pasa a los que son de otra colonia, de otro circuito. Le pasó mucho tiempo en Chile a los árabes. Los libaneses, palestinos, sirios que se les decía despectivamente turcos. Porque algunos venían de lo que era el imperio turco otomano, pero muchos de ellos eran árabes y no tenían nada que ver. Y sí, era para ilustrar un punto: que la plata no es el criterio que define 100% la pertenencia, hay otras condiciones que son ponderadores igual de importantes.

Como el que hablábamos recién.
-Por ejemplo, la pertenencia a un credo. Y ojo, de nuevo, todo esto es gregario. Importa que tu familia sea católica. O sea, si tú eres el primero de la familia, no vas a ser considerado parte. Te van a tratar de… te van a querer tal vez, nadie va a poner en juicio tu calidad de persona, como profesional, pero a la hora de entrar al juego más interpersonal, más íntimo, vas a generar un mayor nivel de desconfianza que si fueras de una familia católica, etcétera.

Otra cosa que me llamó la atención es la distinción que haces entre endogámicos y exogámicos. Hay una idea instalada de elite endogámica. ¿Es así?
-Es que este fenómeno histórico es de larga duración. Aquí no basta con mirar la generación inmediatamente anterior y la anterior-anterior. Esta cuestión, el fenómeno de la clase alta en Chile, es un fenómeno de larga duración, probablemente uno de los fenómenos de más larga duración. Esta cuestión se remonta a la colonia y tiene distintas fases por las que ha pasado la República. Durante estos distintos períodos han habido procesos más de cierre del grupo o de más apertura. Es decir, de cierre quiere decir que se compacta, se reproduce, se diferencia y después viene un período que generalmente tiene que ver con crecimiento económico en que aparecen nuevos miembros. O sea, los encomenderos, los estancieros, los señores hacendados no eran vascos, eran castellanos.

¿Cómo quiénes?
-No sé, me imagino, estoy inventando. Un Marqués de la Plata, Niño de Zepeda. Guzmán de no se qué cresta. Después con las reformas borbónicas sino me equiovoco, echan a los jesuitas afuera, se liberó mucha tierra y había un grupo comercial de los vascos que comenzó a comprar tierras y empezaron a ingresar. Ahí aparecen los Larraín y todos esos. Posteriormente, con el auge del salitre, el minero del norte, aparecen nuevas riquezas: bancarias, salitreras. Empresarios de otro tipo de exportación, ya no solamente de guano y de cebo. Y ahí aparecen los Phillips, los Edwards, los Subercaseaux. Y así po, en el siglo XX se integraron los Saieh, los Angelini, otras colonias que empezaron a hacer riqueza. Los Luksic. Y así, según periodos de crecimiento y auge, a este grupo comienzan a acceder nuevas familias y nuevas riquezas. Lo interesante es como igual las que pertenecieron en un principio, muchas todavía están ahí. Tal vez no como las más ricas, ni las más famosas, pero están ahí dando vuelta.

Ese prestigio lo mantienen.
-Yo creo que dentro de sí mismos, no sé si para afuera hoy día. Alguien de apellido Gandarillas, por ejemplo, o un Cruchaga, que son familias como súper antiguas, pero no sé si ahora vayan por la calle uno de ellos y los reconozcan. Pero dentro de un pequeño segmento hay un grado de permanencia. Entonces, se abre y se cierra. Se producen matrimonios endogámicos y exogámicos. Los primeros podrían definirse como dos personas que estudiaron en un colegio privado, pero además sus padres estudiaron en un colegio privado y los padres de sus padres estudiaron en un colegio privado, se casen entre sí. Exogámico podría decirse que su abuelo, su papá, todos estudiaron, pero por otro lado alguien se casa con el primero en el colegio privado. A ese nivel de exogamia me refiero. No me estoy refiriendo a que el joven de La Dehesa se vaya a casar con la joven de La Legua. Esa wea no existe.

Tipo María la del barrio y otras teleseries.
-No existe. O sea, como fenómeno sociológico por lo menos. Tal vez existe como una anécdota periodística, histórica. Pero como fenómeno sociológico no. O sea, se da el chaneo, pero que es más como un deporte, una cosa recreativa.

LA ELEGANCIA DE LOS APELLIDOS

A propósito de los apellidos, en el estudio se señala la importancia de los apellidos. Un entrevistado incluso dice que los apellidos tienen “aureola de respeto y admiración”.
-Yo creo que es algo que pesa, pero no es determinante. No es decisivo. En los círculos más elitistas pesa, pero importa tanto el apellido del padre como el de la madre. O sea, tú podis ser como el ministro Pérez Mackenna.

Pero, tal como ocurre en ese caso, no es a la suerte que se mencionen los dos apellidos.
-Yo creo que ahí hay un tema como de estrategia comunicacional. Y creo que en los círculos ultra elitistas importan porque te suman porotitos. O sea, yo creo que es prácticamente imposible que llegue al directorio de Penta, no se po, un Lautaro Huanchulef. El día del hoyo. Ese weon se tiene que sumergir en cloro durante años y banquearse todo, los papeles para atrás, inventarse un nombre, una familia, olvídate. Creo que es imposible, en mi opinión.

Como Dario Paya, el exdiputado UDI, que antes era Payacan.
-Cacha. Mira, esto es sin desmerecer sus aptitudes políticas de las personas, pero creo que no es casual que tanto la UDI como RN estuviesen tanto tiempo manejadas por los dos Larraín. Es un apellido súper común en la clase alta, existen como 17 mil ramas. Hay unos súper de izquierda y otros que son súper bajo perfil, y otros que supuestamente encarnan todos los valores del Chile tradicional, del valle central. Pero creo que pesa más para las generaciones más viejas. Entre los jóvenes hoy día, habría que estudiarlo y no lo tengo definido, pero creo que no importa tanto. Creo que hoy se está empezando a valorar más a las personas y el talento individual más que el background y lo que tú traes de tu familia y tu herencia. Porque, o sea, siempre se ha comentado que el director de cine Pablo Larraín no tiene ni un mérito porque es hijo de un senador y se le han abierto todas las puertas para conseguir financiamiento.

¿Eso se comenta?
-Sí. Qué lata por él porque nadie le da mérito. O sea, él tiene que tratar de deshacerse de eso. No lo conozco, pero me imagino que tiene que cargar con esa mochila histórica de ser Larraín Matte. Probablemente lo que la gente piensa es que él llama por teléfono a su tío en la papelera y por otro lado llama a su tío en el Senado y se consigue un préstamo de medio millón de dólares para grabar una película con Gael García. Y probablemente no sea así, pero creo que eso es lo que la gente piensa.

¿Pero tú crees que a los jóvenes de la supra elite no les importa?
-O sea, para los viejos de 40 y 50 años, creo que sí. Es un capital más elegante, pero eso no garantiza que seas mejor evaluado en tu labor profesional, que tengai éxito en tus relaciones interpersonales. No garantiza que vayas a conocer más gente, ni nada por el estilo. Pero te suma cierta elegancia. Es como ocupar una lapicera Montt Blanc y no un lápiz bic, si los dos escriben. Una persona con y sin apellido escriben igual, haciendo la analogía, pero uno es más elegante. Hay gente a la que le importa una raja y dice ‘yo ocupo bic porque los masco, se me pierden’ y otros que dicen ‘no, le tengo cariño a esta wea, me la dejó mi papá, es bonito y es único’. Lo mismo con los relojes. Unos dicen ‘yo prefiero usar Casio’ y otros dicen Rolex. Los dos dicen la hora, los dos resisten el agua, los dos van a hacer la pega. Uno te lo va a reconocer un viejo y va a decir ‘oh, un Rolex’ y el otro nadie lo va a reconocer. Con el apellido, anteriormente era lo que te identificaba. Es que antiguamente existían las familias, no las personas. Yo creo que ahora es distinto, es más individualista el tema.

¿Cómo fue la recepción al estudio después que lo publicaste?
-Yo creo que hay gente que lo consideró una webá, porque evidentemente es un trabajo que tiene muchas falencias. Hay gente que lo tomó bien y esto me permitió seguir un magister y trabajar el tema desde otro ángulo y otros objetivos de investigación, pero dentro del estudio de las elites. Pero me llamó la atención porque el libro igual se vendió. Con haber vendido 10 yo ya estaba medio sorprendido, porque tampoco está escrito en clave de divulgación. Yo creo que el libro las críticas que se pueden recoger, que no me hicieron pero podrían hacer, es que el título se presta para mirar este fenómeno como una especie de acción racional en que tenemos un grupo que está intencionalmente o de manera estratégica tratando de reproducir sus privilegios a través de las parejas que eligen. Eso puede ser como no ser, no es un tema que salió en la investigación.

¿Y eso es sobre toda la elite?
-Es que la elite que yo investigué, el sujeto de estudio, es un determinado tipo de elite que no es representativo de todas las elites. Eso también es un fenómeno más complejo. Tenemos elite política, de la que yo no participé. Elite de centro, de izquierda. Una elite cultural. Hay elites regionales. Y todas ellas tienen dinámicas propias y tiene algo que aportar a esta discusión. A lo mejor están relacionadas entre ellas, a lo mejor no.

Debe haber algo que las una.
-A lo mejor hay un núcleo duro. Hay un estudio del PNUD en que se habla de un núcleo duro de la elite, que nadie lo quería identificar y que da la sensación de que son 10 viejos en un club, conspirando, definiendo los precios de las acciones y de las tarifas. No lo sé, puede ser que eso exista. Yo desconfié de las miradas conspirativas, y de los repitilianos y esa wea. Pero hoy día creo que hay ciertos espacios institucionales donde efectivamente ahí se concentra tanto poder, se toman decisiones tan importantes.

¿Por ejemplo?
-Los directorios de las principales empresas, de los holdings, los family office. Ese es un tema que hay que investigar ahora. Eso es familia y plata. Y posiblemente ya en un nivel más informal, más relajado, tenemos estos eventos de fundaciones -sus directorios también son clave para entender- y tenis como eventos del Municipal o del Citybank para sus clientes premium.

Entonces, al final sí existe en Chile hoy día una relación matrimonial entre familias ricas.
-Yo creo que sí existen. Es que no se lo plantean, pero si es que llegan a no hacerlo sí se lo plantean. Es obvio que va a ocurrir esto, un matrimonio entre ellos. Yo creo que así funciona la cosa: ‘es obvio que nos vamos a casar entre pares’. Y yo creo que el problema aparece cuando no ocurre. Cuando el niñito, hijo del empresario, se casa con la niñita que no es hija de los colegios, que no es del circuito, ahí se genera la alarma. Y ahí se va viendo, cada caso tiene su propia dinámica. De repente la adoptan y la acomodan y funciona todo perfecto, tienen una relación preciosa, tienen muchos hijos y son felices para siempre. O a veces puede ocurrir que no po. Algo como ‘esta patuda’ o ‘este cabrón huevón, no les va a durar el matrimonio’. Ahora, qué es lo que ocurre con los hijos de ellos? Yo creo que sí. Ellos sí son parte, independiente de que a lo mejor uno de los padres sea considerado ‘no igual’.

¿Y cómo calificarías tú esto que pasa en la elite?
-Yo trato de no enjuiciar tanto lo que estudié, de ser muy descriptivo porque es muy fácil ideologizar este tipo de investigación. Y traté de hacerlo lo menos posible para tratar de ver porqué existe y persiste esta cuestión. Yo creo que en este ensayo en particular habla de que existen ciertas condiciones materiales que de alguna manera determinan cierta afinidad intersubjetiva. La educación, la de tus padres, el capital que tenís. Son una serie de cosas y no solamente ser de derecha. Ya no están ni ahí con el tata. Yo creo que tal vez en su momento estas familias sí estuvieron con el tata porque estuvieron contra de Allende. Porque veían que para ellos el mundo se venía abajo durante la UP, desde su visión.

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