Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Poder

24 de Diciembre de 2016

Revelan las cartas de perdón de cuatro presos de Punta Peuco: “He aprendido que nadie está libre de pecado”

Punta Peuco

Durante la jornada de este viernes se desarrolló una ceremonia ecuménica al interior del penal Punta Peuco, instancia en la que 10 presos pidieron perdón por los hechos cometidos durante la dictadura del tirano. Entre ellos, Carlos Herrera, Claudio Salazar, Basclay Zapata y Pedro Hormazábal decidieron escribir su perdón en esta serie de misivas.

Por

punta peuco A1

Durante la jornada de este viernes se desarrolló una ceremonia ecuménica al interior del penal Punta Peuco, instancia en la que 10 presos pidieron perdón por los hechos cometidos durante la dictadura del tirano.

Pese a que las voces críticas apuntan a una vil maniobra para conseguir beneficios como el cumplimiento de condena en sus domicilios debido a su estado de salud, hubo otros, como el cura Mariano Puga, que prefieren creer que el perdón es verdadero, claro que siempre y cuenta vaya de la mano con la reparación y el aporte a la justicia.

Entre los 10 reos que pidieron perdón, Carlos Herrera, Claudio Salazar, Basclay Zapata y Pedro Hormazábal decidieron escribir una carta con su perdón y algunos mensajes al respecto. Radio ADN consignó dichos escritos que a continuación se muestran:

Claudio Salazar: “En mis diarias lecturas bíblicas he aprendido que nadie está libre de pecado. Entonces, ¿por qué ha de llamar la atención que un grupo de presos pida ser perdonado por actos cometidos en el pasado?

En lo personal, alcancé a ser carabinero por más de veinte años , y desde luego, alguna acción realicé que produjo dolores innecesarios a las personas que debía proteger. Respecto de la solicitud de perdón acerca de mi delito por el cual permanezco preso, ya la hice sin obtenerlo de sus destinatarios”.

Carlos Herrera: “Con seguridad, no he terminado de reconciliarme con mis connacionales, pues más de alguien pudo haber quedado dolido tras mi accionar en los servicios de seguridad.

Y también produje grandes dolores a mi familia, que han sufrido lo indecible por esta situación, sumándose a ello discriminaciones laborales con mis hijos, y escolares en el caso de uno de mis nietos. Mi madre murió esperando verme liberto. Entonces, y desde esta tribuna, sinceramente pido ser perdonado por quienes les produje dolores y zozobras en los momentos que participé en la implementación de políticas de seguridad pública en el gobierno militar, y en el caso de la familia, perdón por los malos momentos. Acerca del delito por el cual estoy preso, en el año 2000, me disculpé con la familia de la víctima, teniendo -Dios mediante- buena acogida”.

Pedro Hormazabal: “Creo Padre que es el momento de quebrantar pacíficamente estos cerrojos de hierro que nos tienen cautivos de una dolorosa realidad que nunca quisimos. Sin pretenderlo somos, en tiempos presente, el testimonio vivo del pasado.

Señor, junto con dar las gracias por escucharme, desde lo más profundo de mi corazón, ofrezco disculpas y pido ser perdonado por los dolores que puede haber causado a mis connacionales en el ejercicio de mis funciones policiales mientras estuve en servicio activo”.

Basclay Zapata: “Siendo cabo de Ejército serví en la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Allí cumplí órdenes militares, poniendo especial celo en su ejecución porque pensaba que tales órdenes eran legítimas, y en aras del bien superior de la Patria. Con el tiempo constaté que ello no era así; mis superiores no ratificaron sus órdenes, y he sido, lamentablemente, condenado como parte de la “cúpula” de DINA. Como si yo hubiera sido parte de las planificaciones, dirección y control de las operaciones antisubversivas.

Créanme que por largo tiempo me sentí defraudado, desamparado y engañado, ¿por qué debía sufrir todo aquello si no hice más que cumplir órdenes militares de mis superiores? Creo necesario pedir ser perdonado por todos esos dolores, zozobras que produje en el cumplimiento de lo que creí era mi deber. Hago extensivo este ofrecimiento de disculpas a mi esposa, hijos y nietos que también, y sin duda, han sufrido muchísimo.

Padre Dios, te pido aceptes esta petición de perdón, a la vez que el Espíritu Santo toque el corazón de las personas dañadas y logren entender -aunque difícil- todo lo sucedido, y que lamento como el que más”.

Notas relacionadas