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Opinión

29 de Diciembre de 2016

Roberto Fantuzzi revela todo sobre la Muñecagate: “Escogimos la muñeca inflable más ordinaria y la más barata del mercado”

Roberto Fantuzzi (73) dice que estas semanas han sido horribles, que pensó en no trabajar más y no volver a las redes sociales. El regalo de la muñeca inflable, que le hicieron al ministro de Economía en la cena anual de Asexma, fue una broma de mal gusto que se le escapó de las manos. Hoy, mucho más calmado y tomándose las cosas con humor, se defiende de las críticas y cuenta detalles desconocidos de la muñeca más famosa del último tiempo.

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¿Cómo han sido estas últimas dos semanas?
-Al principio me sentí re mal, fue un nocaut, estaba lona. Por primera vez en mi vida no me dieron ganas de venir a trabajar. Y, eso para alguien que llega a las siete de la mañana y se va a las diez de la noche, es heavy. Al final vine igual, es que me echaron de la casa. Esa es la verdad.

¿Tuvo que dormir en otro lado?
-No, no. Me echaron pa que fuera a trabajar, saben que me aburro si no lo hago.

¿Le daba vergüenza salir a la calle?
-Claro. Me gritaban cosas.

¿Qué le han gritado?
-En realidad, todas simpáticas. Solo una señora se quejó, pero aceptó mis disculpas. Me han agarrado para el tandeo desde el primer minuto. Un camionero me gritó: ¡Regálame una muñeca pos, hueón! Otro me dijo: ¡mejora la calidad, poh!

También recibió insultos.
-En la calle no, solo en redes sociales. Dejé de usar Twitter desde que me empezaron a atacar. ¿Sabís qué pasa? Cuando usas palabras como CTM, ya es bajar el nivel. Los que me atacan dicen estar defendiendo a las mujeres, pero atacan a otras, como a mi mamá, que no tienen nada que ver.

Pero ahora volvió a Twitter.
-Sí, ha sido impresionante. Escribí que había aprendido la lección y me pusieron 600 corazones. Eso me produjo un cierto grado de alegría y lo agradezco con letra mayúscula. Como estaba nocaut, esto fue como que me tiraran agua a la cabeza y desperté. Significa que hay gente que se dio cuenta que fue un error mío, y punto.

¿Un error involuntario, como diría Ena von Baer?
-Ja, ja, ja, sí. Te prometo, que fue un error involuntario. Pero soy responsable de todo. Con esto me di cuenta que parece que hay dos Chile. Un Chile de las fábricas, del que yo viví muchos años atrás, que no ve todo negro, más picarón: se ponen sobrenombres, se nombran padrinos, se agarran para el tandeo, gritan lo que tienen que gritar… Y otro, muy distinto, que es el de las redes sociales. Está bien ser serio, pero uno también debe tener esa pizca de picardía.

¿Las redes sociales las encuentra odiosas?
-No, hay que respetar a la gente. Comprendo que si se sienten heridos quieran manifestarse, porque antes no tenían como hacerlo. Eso es positivo.

Con la muñeca inflable, quedó demostrado que ese Chile de la picardía quedó obsoleto.
-Sí. Cambiaron las sensibilidades, las opiniones, los criterios, la manera de expresarse.

La suya es una generación machista.
-Yo creo que estamos completamente fuera de foco.

¿Se reconoce machista?
-No creo, me he rodeado siempre de mujeres, no tengo espíritu de imponer.

MARTES 13

Supongo que en estos días le debe estar dando vueltas a la reacción de la gente por la muñeca.
-Uf, ni te cuento todo lo que he pensado. A veces las circunstancias te hacen caer. Pero tengo la conciencia tranquila. Fue en un momento poco afortunado, hice una cosa que se interpretó de otra manera, pero si fue así es porque no supe mandar el mensaje.

¿Esperaba tal reacción por el regalo de la muñeca inflable?
-¡Jamás! Siento que es un bombo innecesario, pero si es así y herí a personas, pido perdón. Pero la gente no tuvo la información completa. ¿Te cuento la versión completa?

Déle.
-Una vez al año hacemos la junta anual de Asexma y a esta fueron 1300 personas. Coicidió que la hicimos un martes 13. Y, como era esa fecha, a la entrada del evento pusimos una escalera y el 95% de la gente pasó por debajo. O sea, nadie era supersticioso.

¿Y usted pasó por debajo?
-No, porque yo estaba dentro cuando la pusieron. Tampoco es que sea supersticioso. Pero pasó que era martes 13. Y, bueno, en el escenario pusimos una tarima, en realidad una cama, porque este año el evento estaba centrado en los sueños y los sueños que tenemos, como sabemos, se producen cuando uno duerme. Y salgo diciendo desde la cama: “estamos en martes 13, el 95% pasó por debajo de la escalera, o sea no somos supersticiosos”. Todo pintaba para bonito. Y después quedó la cagada, ja, ja, ja. Parece que había que hacerle caso a la fecha y no hacer nada, pues la suerte nos jugó en contra.

Pero no fue mala suerte, es que escogieron un pésimo regalo.
-Sí, lo sé. Ordinario, vulgar, lo que quieras. Te cuento, la presentación duró como 45 minutos, en la que hablamos de la importancia de las mujeres, incluso mostramos un video en contra del maltrato hacia ellas, pero los periodistas no le dieron ni bola. Bueno, los periodistas solo se fijan en los regalos que hacemos. Y claro, esta vez, solo cubrieron la muñeca. Entiendo que la gente se haya quedado con eso. Pero estoy claro que nos equivocamos.

¿La muñeca inflable era la guinda del evento?
-No, no. Era un regalo más. Fue totalmente distinto a cómo se vio. Te cuento: a cada premiado se le dio un regalo y la premiación no duró más de dos o tres minutos. Pero pareció una eternidad como se vio en los medios. A Insulza se le regaló una peluca de Trump que intentó ponérsela pero no le quedó.

Hubiese sido un chiste verlo con la peluca más la muñeca inflable. Ahí se le acaba su aspiración presidencial.
-Uf, hubiese sido terrible. Mucha gente cree que lo que hicimos fue para perjudicarlo, pero nada qué ver. Tendría que ser muy malo. Nosotros siempre hemos hecho regalos poco convencionales. Una vez regalamos un indio pícaro. Eso sí, tú lo levantabas y te caías de guata porque estaba con calzoncillos.

No es lo mismo. Ahí no había violencia contra los hombres.
-Sí, pero podrían haber alegado los mapuche por sentirse ofendidos y no lo hicieron. Reconozco que hay algunas personas que se enojan. Una vez se enojó un ministro, al que le regalamos una virutilla, porque estaba muy enredado, pero nada comparado a lo que pasó ahora. Y te digo que la gente que alegó por la muñeca fue cuando salió en los medios, no antes. De las 1300 personas que fueron, nadie dijo nada. Todo el mundo se rió y aplaudió. Oye, se quedaron 800 personas a almorzar. 490 eran mujeres y ninguna me dijo nada. Me saqué fotos con mujeres y toda la cuestión, y ninguna alegó. Por eso digo que esto no debiera haber sido noticia.

Pero fue un papelón mundial.
-Sí, incluso me llamó una periodista de Colombia para retarme, pero no me dejaba pedirle perdón. Te puedo asegurar que el 99% de las críticas la han hecho personas que no asistieron, y que yo las comparto, porque asumo el condoro, pero no vieron el contexto general.

¿O sea, está diciendo que la muñeca inflable fue sacada de contexto?
-No sé. Bueno, si yo te digo un garabato fuerte al final también te puedes ofender, aunque te haya tratado de las mil maravillas antes. Depende de cómo lo tome la persona.

LA MUÑECA PENCA

¿La muñeca inflable denigra a la mujer?
-Sí, pero nunca fue esa la intención. Ni que fuera algo machista o sexista. La muñeca inflable es un objeto, no es una mujer. Bueno, pero las mujeres creen lo contrario y pueden tener razón. Se dijo que era para estimular la economía, pero no era por ser mujer, porque yo mismo cuando tengo sexo también me estimulan. Todo el mundo requiere de un estímulo, si no, no hay sexo, también los que toman la pastilla azul.

¿Cuál era la intención de la muñeca?
-Para reírse un rato, nada más. Hemos hecho mil regalos en todos estos años. Estuvimos a punto de regalar un consolador a un ministro dos meses antes, pero no lo hicimos. Que uno haya salido mal, es otro tema.

Pero la muñeca decía claramente: “La economía, tal como la mujer, hay que estimularla”.
-Te digo algo que no he dicho: el papel que estaba pegado en la boca de la muñeca, nunca estuvo pensado para estar ahí. Si te fijas abajo, en la zona, hay un adhesivo. Bueno, el papel iba pegado en esa zona (muestra una foto y apunta a las partes íntimas de la muñeca). Pero se cayó y alguien la puso en la boca. Mira, la mala suerte… En todo caso, no es justificación. La gente no tendría por qué haberlo sabido.

¿Dónde compraron la muñeca?
-No tengo idea, pero acá abajo del edificio está lleno de tiendas que venden esas cosas y la compraron ahí.

¿Cuánto les costó?
-Seis lucas, creo. Es ordinaria a morir.

Y, más encima, fea.
-Más que fea, horrible. Digamos las cosas como son: escogimos la muñeca inflable más ordinaria y más barata del mercado. Y nadie la abrió antes de entregarla. Minutos antes de entregarla, abrieron el paquete, la inflaron y se dieron cuenta de lo penca que era.

¿Hubiese regalado una mejor?
-O sea, no. Y se infló como diez minutos antes de entregársela al ministro.

¿Usted la infló?
-No, no. Me pasa que me mareo inflando globos. No se me hubiese ocurrido. Y pasó que nunca estuve cerca de la muñeca.

¿La muñeca inflable es comparable a una mujer?
-Noo, si es un chiste nomás. Yo no conocía las muñecas inflables, te lo prometo.

¿En serio?
-De la única que me acuerdo es de una película que se llama ¿Y dónde está el piloto?, que cuando se enferma el piloto ponen a una muñeca inflable a manejar el avión, pero nunca había visto una en vivo y en directo. Reconozco que soy medio obsoleto en ese tipo de nuevos placeres de la vida.

Pero las muñecas inflables son más viejas que el hilo negro.
-En la época mía no existían. No existían tampoco los shopping sexuales, no sé como se llaman…

Sex Shop…
-Eso, tampoco existían los moteles. Cuando estaba en la universidad los conocí, pero antes uno tenía sus primeras experiencias en los cines.

¿En qué cine debutó?
-Prefiero reservármelo, si no me van a agarrar para el tandeo.

¿Cómo surgió la idea de regalar una muñeca inflable?
-Salió de un equipo creativo. No me acuerdo a quién se le ocurrió regalarla. Tampoco sé si me gustó o no la idea. Con todo esto se me produjo un black out.

¿Nadie pensó que podía quedar la cagada?
-Nada. Todo mal. Fue una falta de tino enorme. Era como para despedida de soltero, no para un evento como el nuestro.

Si no hubiese quedado la cagada ¿consideraría que la muñeca es un buen regalo?
-Si hubiésemos vestido a la muñeca, habría sido el mejor regalo. Deberíamos haberla puesto de forma decente, con un calzón y sostenes, pero ya es tarde para eso. Mira, he regalado cada cosa: condones con palillos chinos, por ejemplo.

¿Para qué?
-Siempre parto haciendo un tandeo: Propongo un concurso para ver quién se pone el preservativo con los palitos chinos. Nadie se ha ganado el auto que prometí. Te pregunto: ¿con un solo palito puedes comer?

No creo.
-Imposible. Necesitas dos. Con los palitos chinos promuevo la asociatividad, que los empresarios estemos unidos, no independientes como pasa ahora, donde cada uno rema pa su lado.

¿Y el condón qué función cumple?
-¿Cuál es la cultura empresarial nuestra? Yo te doy una orden a ti, tú la tienes que cumplir al pie de la letra. ¿Qué estás haciendo con ese trabajador? Le estás colocando un condón en la cabeza, no lo dejas ser fértil en su creatividad.

Pero el condón también protege.
-Si, pero también te evita ser fértil.

¿Usó alguna vez condón?
-En mi época no habían. Como dice el Rumpy, era a fierro pelado nomás. Era otro mundo. Hoy los cabros son mucho más despiertos.

Ahora debe odiar a las muñecas…
-Nooo. De aquí a un año capaz que ni me acuerde de la muñeca. Espero que así sea.

¿Qué pasó con la muñeca?
-No tengo idea dónde está la muñeca. Mucha gente me ha preguntado. Algunos quieren sacarse fotos con ella. Parece que la tiraron arriba de la cama y quedó ahí. Te diría si lo supiera, pa qué te voy a engañar.

Ojalá no esté desinflada…
-¿Para que le den mejor uso que nosotros, dices? Ojalá.

¿Se la hubiese dejado de recuerdo?
-No creo, jajaja.

EMPRESARIOS FARISEOS

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No le deben quedar ganas de hacer regalos.
-La primera intención era paralizar los regalos, pero sería un error garrafal, una autocensura. Así que seguiremos haciéndolos, pero con cuidado.

La muñeca llegó en un momento en que no se permiten este tipo de regalos.
-El clima no está para hacer bollos, como dicen los españoles, pero ya lo hice. Me sirvió de lección.

¿Encuentra que las mujeres nos estamos poniendo muy graves?
-O estoy muy viejo… Las mujeres me colgaron. Me sentí como Mussolini cuando lo colgaron en la plaza.

¿Encuentra que la reacción de la gente fue destemplada?
-Claramente. Yo no lo interpreto así, pero muchos me dijeron que lo mío fue para tapar otras cosas. Es mucho más grave la noticia de un niño prostituido en el Sename que un chiste vulgar como fue lo de la muñeca.

Las feministas le escribieron cartas públicas.
-Sí, y le respondimos a un grupo con el objeto de reunirnos con ellas para que nos enseñaran, porque de esto hay que sacar lecciones y si no me pongo al día sería una estupidez.

Lo trataron de machista, sexista, misógeno…
-Yo no odio a las mujeres. Lo de misógeno creo que lo dijo la presidenta. Y pocos saben que he participado en cárceles de mujeres, he trabajado con prostitutas haciéndoles talleres de capacitación, fui consejero del Sernam cuando partió, he hecho puras labores en pos de las mujeres. Estoy a favor del aborto en las tres causales, puedes revisar mi Twitter para atrás.

Leí su Twitter, eso es verdad.
-En Asexma el 60% de los que trabajan acá son mujeres. Eso demuestra que en nuestro actuar diario no tenemos una actitud contra la mujer, al revés.

¿Hay un doble estándar respecto a la reacción por la muñeca?
-Hay mucho fariseo. Es cosa de ver en los medios como algunos empresarios me lanzaron las criticas más feroces y uno sabe que han hecho cosas peores.

¿Mucho oportunismo?
-Mucho. Entiendo que la gente que salió en la foto haya pedido disculpas, como Insulza y Guillier, porque no tenían nada que ver y es políticamente incorrecto no haberlo hecho. A ellos los justifico. A los fariseos no.

Pidieron la cabeza del ministro.
-Pero no tenía nada que ver. Si querís me tirai mierda a mí, pero no al ministro. Él nunca pescó a la muñeca. Esto duró menos de dos minutos. Cuando se la pasamos, se notaba incómodo y de hecho, la tiró al tiro pa atrás y la dejó arriba de la cama. Pero fueron los periodistas que pidieron una foto a los que estaban en el escenario, posando con sus regalos y ahí el ministro agarró la muñeca de nuevo.

¿Ha hablado con el ministro después?
-No. Le mandé una carta a la presidenta y al ministro pidiéndoles disculpas. Hasta el momento no me han respondido.

¿Le dolió que la presidenta condenara el regalo?
-Sí, me dolió.

¿Por qué?
-No me conoce mucho tampoco, pero sabe que nunca han sido mis intenciones denigrar a la mujer. A la gente se le evalúa por su trayectoria, no por un hecho aislado. Si me hubiese llamado para retarme, acepto el reto. Pero sé que no tiene tiempo para hacerlo. Por eso, le pedí disculpas en la carta.

¿Alguien le prestó ropa?
-Me dolió un poquito, porque yo he trabajado con tantas mujeres de igual a igual y ninguna me haya salido a defender siquiera por Twitter. Eso significa que tampoco lo he hecho bien en eso. Porque, teóricamente, debieron haberme defendido.

Tengo entendido que el padre Felipe Berríos lo hizo…
-Sí, me prestó ropa. Lo llamé, cuando había estallado lo de la muñeca, y le dije porque lo conozco hace mil años: Si te incomodo, por favor, dímelo, así no voy a Antofagasta. “No, estai loco, es un orgullo que vengas”. Y fui. Estoy súper agradecido de Berríos.

LUKSIC Y COLUSIÓN

La muñeca también llega en un clima antiempresarial.
-Es verdad. Los empresarios estamos en un nivel de confianza de un 7%. O sea, estamos re mal. No hemos sido capaces de vender nuestra propia imagen. O estamos cometiendo errores garrafales que nos tiran más para abajo.

¿Qué le parece que Luksic se haya querellado contra el diputado Rivas por tratarlo de hijo de puta?
-Mal hecho que lo hayan tratado de hijo de puta. No es la manera de expresar nuestra disconformidad. El diputado se cayó.

¿Si lo trataran de hijo de puta se querellaría?
-No creo, porque no sacai nada. Más famoso haces al diputado. Te aseguro que si no se hubiese querellado, ya nos habríamos olvidado de ese episodio.

¿Qué le parece la colusión de los pañales?
-No me siento bien. El daño de la colusión ha sido enorme, pero no me atrevo a tirar la primera piedra. He cometido muchos errores en mi vida también.

¿Se ha coludido?
-No sé si haya sido colusión o no, pero te aseguro que el 99% de los empresarios hemos cometido errores. No existen los empresarios totalmente limpios, imposible. Somos seres humanos, corre sangre por nuestras venas, es como dijera ¿hay una mujer limpia, limpia? La virgen María, nomás. Pero la virgen María murió hace dos mil años atrás. De lo contrario, Chile sería el cielo.

Pero otra cosa es que se caguen a la gente que compra sus productos.
-Sí, pero te repito: todos cometemos errores. El problema no está en la colusión, sino en la concentración económica. Es imposible que no se dé la colusión si tienes el 95 % de concentración económica en un grupo chico de empresarios. Lo que no me gusta de este sistemita, es que muchos dicen: es legal lo que hago. Pero si lo más importante es la ética. No porque sea legal, lo tienes que hacer. Si seguimos así nos vamos a llenar de leyes. Y sabemos que todos los seres humanos tratamos siempre de perforar el sistema. Prefiero mil veces menos leyes y que enseñemos más ética en la universidades.

Luksic dice que es un emprendedor.
-Odio la palabra emprendedor. Es mentira. ¿Qué es emprendedor? Yo emprendo cuando tengo la idea, pero si pongo una chaucha y arriesgo, soy empresario. Como los empresarios estamos terriblemente desprestigiados, ahora todo el mundo dice ser emprendedor porque está bien evaluado. Por favor, no nos confundamos. Hasta Corfo usa la palabra emprender y noooo.

¿Los empresarios quieren de vuelta a Lagos?
-Tenemos que renovarnos. No podemos repetirnos el plato a cada rato. Necesitamos gente joven. Estamos en otro mundo. Date cuenta cómo me juzgaron a mí por ser viejo. El error que cometí no lo hace una persona joven. No estoy diciendo que Lagos sea viejo, pero lo que me pasó me sirve de lección. La gente quiere otra cosa.

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