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Nacional

9 de Enero de 2017

Federación de Polo debe 50 millones en gastos comunes a lujoso condominio en Chicureo

El Condominio Polo Manquehue I, uno de los primeros proyectos inmobiliarios de Chicureo y cuna de las familias más pudientes del país, hoy está quebrado. Desde hace varios años que carga con una deuda de gastos comunes que a la fecha, llega a los 300 millones. A pesar de que varios propietarios también son deudores, 50 millones corresponden a la Federación Chilena de Polo, deporte ícono de la elite chilena. La morosidad dividió a los vecinos del condominio en dos bandos: los que están dispuestos a denunciar –aunque sea desde el anonimato- y los que prefieren hacer oídos sordos para no tener problemas en su vida social. Los ánimos están tensos en la alcurnia de Colina.

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Hace casi dos meses, un grupo de vecinos del Condominio Polo Manquehue I, decidió pasar a la ofensiva. Desde hace al menos siete años, aseguran, acumulan una deuda de cientos de millones de pesos en gastos comunes. Los responsables son varios propietarios y principalmente, la Federación Chilena de Polo, dueña de dos canchas al interior del condominio desde al menos una década, donde deportistas más top del país practican los fines de semana.

“Deben 50 millones y ni se inmutan, son lo más frescos que hay. Se jactan de condominio de elite y a mí me da vergüenza vivir aquí, entre morosos”, se desahoga una de las vecinas indignadas.

Es por eso que idearon un plan para tomar la justicia por sus manos. Negarle la entrada a los poleros -al ser propietarios o visitas-, es ilegal. Sin embargo, poner a prueba su paciencia, no lo es. Sin querer queriendo, uno o dos autos podían quedarse en pana en la entrada, u otros por casualidad, instalarían una carpa al centro de la cancha de polo justo antes de un entrenamiento. También algunos desubicados podrían estacionarse justo en el lugar donde los camiones con caballos suelen ubicarse. La idea era hacer una especie de barricada, pero al estilo Chicureo. “Sé que suena radical, pero ya no sabemos qué hacer para que esta gente pague”, afirma la misma propietaria.

Pero apenas la Federación y vecinos aliados a ellos se enteraron del complot que se estaba planeando, ardió Troya. La Federación acusó a los propietarios a la Junta de Vecinos reiterando que “era imposible que no les dejaran entrar al condominio, a pesar de la deuda”. “Imagínate que varios nos acusaron de extremistas, desubicados, escandalosos. Esta gente no mueve un dedo”, dice una de las organizadoras.

Frustrados en su plan de acción, pensaron levantar un lienzo en plena cancha de polo el fin de semana durante las prácticas, pero la motivación entre los vecinos ya no era la misma. Algunos se dieron vuelta la chaqueta y otros prefirieron dejar de meterse para evitar problemas. Pero la indignación se mantuvo ahí mismo, en silencio. Un empresario del condominio, se atreve a despotricar esa rabia: “Los fines de semana veo poleros llegar en Audis A8 que cuestan 140 mil dólares –cerca de 100 millones de pesos- con sus caballos magníficos. ¿Y dicen que no hay plata? Hay que ser muy care’ raja”.

“EL PARAÍSO DEL POLO”

“No vamos a seguir aguantando la indecencia de la Federación de Polo (…) de deporte de elite no tienen nada, de sinvergüenzas, mucho”, escribió una vecina cabreada en su Facebook en septiembre pasado. La publicación fue replicada por varios copropietarios. Algunos la aplaudieron, otros la criticaron.

Conversar con los propietarios del Condominio Polo Manquehue I no es fácil. El silencio es mejor para sus relaciones comerciales y personales. Prefieren hablar desde el anonimato y no revelar las identidades de sus vecinos. “Acá nuestros niños se conocen, van casi a los mismos colegios, conocemos la misma gente”, cuentan. Tampoco ven con buenos ojos a la prensa, luego que se les estigmatizara con el célebre caso “nanas de Chicureo”, gracias a una nota de CHV.

-Nosotros sabemos que Chicureo es otra realidad y por eso, la gente acá no quiere reclamar. Pero independiente de donde se viva, cómo uno no va a poder exigir lo que es justo- afirma una vecina justiciera.

Curiosamente, la morosidad del condominio también trajo consecuencias para las empleadas domésticas. La administración decidió el año pasado, que la van que las trasladaba desde la portería, era un gasto innecesario en el complicado momento que atravesaban. El tramo no es menor. El condominio es de 252 terrenos, de 5 mil metros cada uno, más dos canchas de polo en el centro. En cada terreno, se emplazan casas sobre los 120 m2, de uno y dos pisos, con piscinas y extensas áreas verdes. “Imagínate que no quisieron gastar y ahora prefieren pagar taxis para transportarlas, es atroz”, cuenta una propietaria.

La deuda de gastos comunes, según varios vecinos, ha sido una lucha constante. De hecho, hay registros de una demanda civil que data del 2009, del Comité de Copropietarios de la época, en contra de la Federación Chilena de Polo. El proceso terminó con una cobranza judicial y se canceló el total de la deuda hasta ese momento, pero tiempo después los gastos comunes siguieron acumulándose.

“Esto no es lo que me prometieron cuando yo compré”, exclama un empresario que ha tomado la batuta en la lucha contra la morosidad. Sin embargo, antes de hablar con este pasquín, aclara: “Yo soy de derecha, toda mi familia lo es y estudié en el Verbo Divino, colegio de derecha. Pero odio la derecha rancia, porque soy empresario y conozco como son estos sinvergüenzas”.

Cuando este empresario compró en el Condominio Polo Manquehue I, pretendía honrar los días en que era miembro de un club junto a su padre en los 80. “Es un deporte precioso”, dice. Pero hoy está harto. “He despotricado en contra de la Federación porque es inmoral que los hueones más ricos del país, con excusas baratas, no paguen ¡cuando los que están detrás de ella están forrados, yo los conozco!”, afirma.

El Condominio Polo Manquehue I nació de la visión del empresario del vino Julio Bouchón, que en los 70 descubrió Chicureo y compró muchos paños de terreno y cerros a precio huevo, asegurando que ahí se instalaría una nueva ciudad. No se equivocó y se forró. Desde los 80, ha ido vendiendo sitios pero se quedó con algunos para su sueño inmobiliario: el primer condominio suburbano, con servicios y canchas de polo, para que los deportistas entrenaran en el mismo lugar donde viven junto a sus familias. La burbuja perfecta para los negocios y vida social.

Pero el mundo ideal de Bouchón no duró por mucho tiempo. Nuevos inquilinos llegaron y también lo hicieron inversionistas, que compraron terrenos y jamás pagaron los gastos comunes. Hoy el déficit supera los 300 millones y el condominio está quebrado. Mensualmente, la Federación debe pagar alrededor de 4 millones y medios en gastos y los propietarios, 120 mil pesos, monto promedio para este tipo de condominios, donde cada terreno oscila entre 210 a 270 millones de pesos, los 5 mil metros cuadrados. “Esta gente que se cree top, andan en tremendos autos, tienen casas enormes con piscinas. ¿No pueden pagar 120 mil al mes? Es la gran estafa”, cuenta el mismo empresario cabreado.

El polo tampoco prende entre lo vecinos. Según cuentan, no hay poleros en el condominio y los fines de semana, llegan deportistas externos a practicar. Los visitantes frecuentes son del Club San Cristóbal, ya que la Federación le arrienda las canchas. “Ellos no se mezclan con las familias de acá. Creo que saben lo que está pasando y se hacen los lesos”, afirma una propietaria.

Los vecinos se indignan cuando cuentan que los poleros llegan en autos de lujo y con camiones cargados con cinco o seis caballos cada uno, los cuales cuestan alrededor de 600 mil pesos mantener mensualmente. “Llegan en camionetas enormes, Porsche, Ferraris. Un día llegaron dos poleros en helicóptero y se estacionaron en una de las canchas, care’ palo. ¡Pobres gallos sin ni un peso!”, sentencia el empresario.

“FRESCOS A CABALLO”

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Los vecinos del condominio jamás han tenido una reunión con la Federación Chilena de Polo. Nadie de su directorio, en el que se encuentra el dueño del mall Casa Costanera, Gerardo Valdés, Cristóbal Mardones, Francisco Varela, el hermano del Ignacio Walker, Antonio Walker, Miguel Carmona, Diego Achurra, o el famoso polero Juan Cristóbal Labbé, entre otros, se ha acercado a aclarar las razones de la deuda.

El único nexo es la “Junta”, que se encarga de ser intermediaria. “Hemos pillado que administraciones anteriores a muchos ladrones, por eso no confiamos. Esperamos que esta nueva junta de vecinos sea capaz de resolver el problema”, comenta una propietaria que se declara exhausta de este conflicto.

Por estos días, el WhatsApp de los vecinos es un campo de guerra. Ahí se discuten todos los problemas de la comunidad y se increpa a los deudores, sin ningún éxito. “Se descueran, se faltan el respeto a diestra y siniestra”, cuenta la misma propietaria. Y agrega: “En el chat también está la Junta, pero no dicen nada los hueones. Guardan silencio mientras el resto se saca los ojos”.

Las reuniones de copropietarios son aún más tensas. Desde que existe este problema, los vecinos con suerte se saludan en la portería. “Se corta el aire con un cuchillo, da tanta impotencia ver al lado tuyo un inversionista que debe 30 millones y ni siquiera se les cae la cara de vergüenza”, cuenta un propietario.

De cómo el condominio llegó a esta situación, hay dos razones para los vecinos. La primera, es que el Polo Manquehue I es en realidad un loteo privado que no se acoge a la ley de copropiedad inmobiliaria, si no a la ley de loteo. “Esta última no especifica el pago de los gastos comunes, estos son solo un acuerdo entre los vecinos, por eso se aprovechan, ya que no podemos querellarnos, solo pueden hacerse demandas civiles” cuenta un empresario que vive en el condominio desde el 2007.

La segunda razón son los conflictos de interés: “Hay muchos vecinos ligados al Club San Cristóbal, que tiene los mismos dirigentes que la Federación. Son los mismos chanchos vestidos con distinta chaqueta no más”, agrega el empresario.

La deuda no ha tenido hasta el momento, consecuencias catastróficas para los propietarios. Actualmente, el condominio reúne alrededor de 37 millones pesos entre los que pagan y 22 millones de esos, costean los sueldos de los 27 guardias que tienen contratados. El resto, se divide en mantención y aseo de áreas comunes. “No tenemos un peso para hacer ningún tipo de inversión, todo lo tenemos que costear nosotros”, afirma una vecina.

De la mantención de las canchas de polo se encarga la Federación. Ellos cancelan un cuidador que corta el pasto, fertiliza, riega y conserva las canchas para los poleros. “Estos atorrantes son tan frescos, que prefieren pagar su propia mantención y no hacerse cargo de la deuda”, afirma un empresario.

The Clinic solicitó entrevista con el representante de la Federación Chilena de Polo a propósito de esta crónica, pero declinaron nuestra solicitud. Sin embargo, fuentes ligadas a la Federación aseguran que ellos, “al igual que el resto del deporte chileno que no es fútbol”, no tienen ni un peso. “Nosotros no estamos haciendo nada escondido, pero vamos bien encaminados a solucionar el tema de manera definitiva”, aseguraron brevemente a este pasquín.

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