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Nacional

30 de Enero de 2017

Michel De L’Herbe, experto en emergencias: “El modelo para enfrentar incendios está 40 años atrasado”

El bombero y especialista en modelo de gestión, con vasta experiencia internacional, advirtió ante el Congreso el 3 de enero pasado que el país no estaba preparado para enfrentar una catástrofe natural como la que actualmente azota a seis regiones nacionales. Sin embargo, a la cita no acudieron el director de CONAF ni el de la ONEMI, lo que según el perito evidencia una falta de comprensión institucional grave acerca de este problema y sus soluciones.

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Michel De L’Herbe, chileno, bombero y experto en “Gestión de Emergencia”, sostuvo a The Clinic Online que el desinterés que presenta la institucionalidad encargada de enfrentar los incendios forestales, junto a un modelo de acción poco moderno y que no se condice con la necesidad nacional, han sido clave en la dificultad para detener los siniestros que afectan a gran parte del país.

“El modelo de Gestión de Emergencia chileno está por lo menos 40 años atrasado, entre ellos el que se utiliza para enfrentar los incendios. Esto de acuerdo a realidades internacionales, donde se puede ver que nuestro sistema es fragmentado cuando los más modernos son integrados”, asegura De L’Herbe.

– ¿Qué responsabilidad tienen CONAF y ONEMI en esto?

– Lo que pasó el 3 de enero en el Congreso, cuando se me invitó a entregar mi opinión, es un buen ejemplo. Allí fueron citados el Director de ONEMI (Ricardo Toro) y Director de CONAF (Aaron Cavieres), siendo funcionarios públicos, para conversar sobre lo que se venía para la temporada. Curiosamente ambos se ausentaron, aún siendo responsables de la más altas direcciones en materia de emergencia.

El especialista menciona el episodio que ocurrió luego de que fuera invitado por la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados, a principios de este mes, para exponer acerca de los problemas que tiene el país al momento de enfrentar catástrofes naturales. Sin embargo, al encuentro no llegaron Toro ni Caviedes, las dos autoridades más altas de los servicios nacionales competentes.

Por lo tanto, los directores de ONEMI y CONAF no estuvieron presente cuando De L’Herbe advirtió que la inexistencia de una política preventiva, la lentitud del Estado para reaccionar y la falta de comunicación entre las dos instituciones mencionadas eran algunos de los aspectos a corregir con urgencia.

Este último elemento, según el experto, es el más grave dentro de todas las irregularidades reveladas. “El modelo chileno es fragmentado y no integrado. Es decir, cada organización trabaja de forma independiente y sin coordinar las debidas responsabilidades con las demás organizaciones”, sostiene.

La falta de organización también ha influido en la gran cantidad de teorías que se esbozan en torno al origen de los incendios: “La carencia de liderazgo en materia de la emergencia, lo que corresponde principalmente a las instituciones referidas, ha generado un espacio para el rumor, la especulación y cualquier tipo de teoría conspirativa. Lamentablemente es un tema muy viralizado y la política comunicacional de las autoridades de emergencia ha, de alguna manera, validado estas suposiciones”, señala el especialista.

– Respecto a la intencionalidad de estos incendios, ¿qué posibilidad existe de que hayan sido realizados deliberadamente?

– La intencionalidad ha sido un componente histórico y va desde un niño jugando con fuego porque le gusta ver la operación de emergencia, hasta un pirómano o alguien que quiere generar daño por alguna razón. Si hubiese aquí una acción concertada, planificada como podrían ser operaciones terroristas, el primer indicador que debió haberse alterado significativamente, es el de número de incendios, y nos encontramos que el número de incendios de esta temporada se mantiene prácticamente sin un movimiento significativo respecto a la temporada pasada. Es más, si nos vamos a los últimos cinco años, podemos ver que esos números han bajado. Eso nos debería generar una reflexión en torno a ser más serios y esperar que se efectúen las investigaciones necesarias para poder determinar si el inicio de algunos incendios corresponde a una acción concertada e intencional, o a un porcentaje que es habitual a lo que ocurre cada año.

-¿Cuál es la base que hay que generar para evitar estos sucesos o disminuir el impacto de ellos?

-Los sistemas modernos se construyen desde abajo hacia arriba, es decir, desde una comunidad organizada, entrenada y debidamente encadenada con gobiernos locales empoderados con recursos económicos, competencia y capacidad técnica. Es fundamental que los niveles centrales vayan en apoyo y no reemplazo de los liderazgos y capacidades locales. Por lo tanto, hay que modificar o fortalecer ese elemento en la institucionalidad. Lamentablemente, a pesar de todas las tragedias que hemos tenido durante estos años, seguimos utilizando el mismo modelo de gestión y enfoque, el que está dado, entre otras cosas, por sus directivos.

Supertanker e Ilyushin

El aumento de las brigadas terrestres, a ojos del experto, ha sido un acierto. “Lo que sí falta es incrementar la capacidad de combate aéreo: que sea flexible, versátil y que tenga una capacidad de carga para contrarrestar el fuego de forma agresiva”, enfatiza De L’Herbe.

Al mencionar esas características, el perito apuesta por la utilización de aeronaves que contengan una descarga de agua menor al del Supertanker e Ilyushin pero de forma más precisa, como lo son los aviones CL415 y CL215, propiedad de países como Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, España y Grecia. La capacidad de descarga de estos anfibios, especialmente diseñados para combatir incendios forestales, es de 4 a 6 mil litros: una cifra menor en comparación a los dos aviones que actualmente se encuentran trabajando en el sur del país, pero cuya facilidad para recargar agua les permite efectuar un mayor número de vuelos por día.

– ¿Qué ventajas ofrecen estas aeronaves en comparación a las que ya se encuentran en Chile?

– Lo importante es la capacidad y versatilidad de descarga. En el caso de los Tanker, tienen una gran capacidad, que va en general desde los 10 mil litros hacia arriba. Pero por otra parte, tienen limitaciones como precisión, versatilidad y demora en los ciclos de carga, descarga y recarga. Por eso vemos que de manera máxima puede hacer tres o cuatro descargas durante el día. Es bastante lento porque tiene limitaciones de estructura, como la necesidad de contar con pistas grandes para que pueda aterrizar y desde ahí ser abastecido. Por eso creo que, más que por el volumen, la apuesta de las aeronaves solicitadas deberían inclinarse por ser eficaces y adecuadas a la emergencia que actualmente tenemos en Chile, lo que supone contar con aeronaves que puedan hacer más descargas diarias aunque tengan menor capacidad”, finaliza.

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