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17 de Marzo de 2017

La lucha de Arturo hasta convertirse en “Rey”: El frío, el hambre, y su madre dándolo todo sin tener nada

Acaso sea por eso que Vidal, al preguntársele por sus ídolos en el fútbol, afirma que "futbolistas no", que le "gustaron muchos jugadores", pero que "mi único ídolo es mi madre". Al recordar su infancia, dice que lo primero que se le viene a la cabeza es su madre, Jacqueline Pardo. "Cómo luchó, cómo se dedicó solamente a nosotros, todo el esfuerzo que tuvo que hacer para darnos algo sin tener nada. El frío que tuvimos que soportar, el hambre… Esas cosas son las primeras que vienen a mi cabeza. Y es por eso que mis pensamientos siempre están con mi familia y con mis amigos más cercanos".

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Hace 10 años atrás Arturo Vidal, con sólo 19, partió a Europa en busca de un sueño. Lo logró, se convirtió en un guerrero y luego en un rey. Hoy, devenido ya en un crack mundial, para muchos el mejor volante central del planeta, repasa su historia, esa infancia de privaciones, de frío, incluso hambre.

“Es difícil asimilar que haya personas a las que les gusta cómo eres, cómo juegas, cómo te comportas. No es fácil dimensionarlo. Pero al mismo tiempo es como un sueño, porque yo sé lo difícil que es ganarse el afecto de la gente. No sólo en Chile, sino en todo el mundo”, cuenta el seleccionado chileno a La Tercera.

Al recordar su infancia, dice que lo primero que se le viene a la cabeza es su madre, Jacqueline Pardo. “Cómo luchó, cómo se dedicó solamente a nosotros, todo el esfuerzo que tuvo que hacer para darnos algo sin tener nada. El frío que tuvimos que soportar, el hambre… Esas cosas son las primeras que vienen a mi cabeza. Y es por eso que mis pensamientos siempre están con mi familia y con mis amigos más cercanos”.

Acaso sea por eso que Vidal, al preguntársele por sus ídolos en el fútbol, afirma que “futbolistas no”, que le “gustaron muchos jugadores”, pero que “mi único ídolo es mi madre”.

El jugador del Bayern Munich admite que esas adversidades de la niñez, que tanto marcan, son recuerdos dolorosos, pero en parte son su “fortaleza para enfrentarme al mundo y luchar. Sé que ya no puede ser peor de lo que era entonces”.

“Esto no puede volver a pasar”

Alguna vez, cuando partió a Alemania vendido al Bayer Leverkusen, el entonces presidente de Colo Colo, Gabriel Ruiz-Tagle, decía que en la casa de Vidal, en su niñez, en invierno hacía más frío adentro que afuera. Vidal recuerda que sólo tenía 13 ó 14 años cuando se dijo que tenía que ser profesional, que nunca más debía pasar que su madre llegara reventada al hogar. “Decidí hacer tres, cuatro, diez veces más esfuerzo que cualquiera en cada entrenamiento para llegar al profesionalismo”.

El debut fue en 2006, dos años antes de partir a Europa. “Fue demasiado emocionante. Mi madre me abrazó y lloró. Uno sueña con ese tipo de momentos, pero el 90 por ciento de los chicos no llegan a tener esa oportunidad en la vida”.

De aquel día ya pasaron 11 años y ahora Arturo Vidal es de los mejores del mundo, con un palmarés repleto de títulos, con la Juventus y el Bayern, su actual club. Está en cuartos de la Champions, debe enfrentar al Madrid, y es bicampeón de América. Aún así, afirma que nada lo llena más que ver bien a su madre satisfecha. “Eso es lo mejor que me ha dado la vida. Ver a mi madre feliz, ver a mis hijos crecer contentos y saber que no van a tener que pasar nunca por lo que yo pasé”.

 

 

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